(CNN) – El jueves se mostraron tres realidades completamente diferentes en la frontera entre Estados Unidos y México.
► Está la realidad de Donald Trump, en la que el presidente Joe Biden tiene la culpa y se necesita una fuerza militar para cerrar la frontera, controlar una invasión de “asesinos”, arrestar a los indocumentados y expulsarlos de Estados Unidos.
► Está la realidad de Biden, en la que Trump tiene la culpa de acabar con un acuerdo bipartidista que habría dado a todos los presidentes nuevos poderes para controlar la afluencia de inmigrantes y agilizar un proceso de asilo fallido.
Ese panorama sombrío se presentó en documentos judiciales relacionados con los campamentos cerca de la frontera entre Estados Unidos y México en California, que buscan obligar al Gobierno federal a proteger mejor el bienestar de las personas que esperan presentar solicitudes de asilo. Lee el reporte de CNN, que incluye imágenes de una niña enyesada depositada en un campamento al aire libre y una mujer atrapada en las tablillas de la valla fronteriza.
La acumulación de 3,3 millones de casos de solicitudes de asilo es uno de los principales problemas de la actual crisis de la política de inmigración, y el proyecto de ley bipartidista habría buscado abordarlo añadiendo trabajadores en la frontera y reforzando el sistema de tribunales de inmigración. El hecho de que las personas puedan vivir en Estados Unidos durante años antes de que finalmente se escuche su solicitud de asilo se ha citado como una de las razones por las que muchos continúan haciendo el peligroso viaje.
La promesa de Trump de un esfuerzo masivo de deportación
No esperen escuchar nada desde la perspectiva de los inmigrantes por parte de Trump, quien visitó la frontera en Eagle Pass, Texas, el jueves. Promete un esfuerzo drástico de deportación.
“Llevaré a cabo la operación de deportación nacional más grande en la historia de Estados Unidos”, prometió Trump en un video publicado el miércoles en su plataforma de redes sociales.
Haciendo uso de su hipérbole característica, Trump se refirió a los inmigrantes como “los ilegales y asesinos de Joe Biden”.
¿Cómo sería un esfuerzo de deportación masiva?
Ya se está planificando en la esfera de Trump cómo llevar a cabo tal esfuerzo. Si, como parece probable, el Congreso no dio luz verde a tal operación, CNN ha informado que Trump podría intentar redirigir fondos del Pentágono, una táctica que intentó durante su primer mandato para financiar un muro fronterizo.
Cualquier esfuerzo de redada y deportación, según el informe de CNN del año pasado, “requeriría construir grandes campamentos para albergar a los inmigrantes que esperan ser deportados y recurrir a las fuerzas del orden federales y locales para ayudar con arrestos a gran escala de inmigrantes indocumentados en todo el país”.
Existe un modelo en la historia de Estados Unidos para tal esfuerzo. La “Operación Espaldas Mojadas”, que utilizó un término despectivo que suena horrible en retrospectiva, fue una operación de estilo militar durante la administración de Dwight Eisenhower.
Trump citó ese feo capítulo en su candidatura a la presidencia en 2016. Es notable cómo en los años transcurridos su retórica sobre la inmigración no ha cambiado.
CNN informó en 2016 sobre la historia del esfuerzo de deportación de la década de 1950. Describió cómo los agentes estadounidenses “sacaron a trabajadores mexicanos de campos y ranchos en redadas selectivas, los transportaron en autobuses a centros de detención a lo largo de la frontera y, finalmente, enviaron a muchos de ellos al interior de México, algunos por vía aérea, otros en barcos de carga que normalmente transportaban bananas”.
La ciudad fronteriza militarizada
Rosa Flores de CNN informó antes del discurso de Trump desde Shelby Park en Eagle Pass. Esa es el área de recreación a lo largo del río Grande incautada por la guardia nacional estatal. Han expulsado a la Patrulla Fronteriza estadounidense de esa zona y planean construir allí una base militar. Los funcionarios estatales han revestido el río en Eagle Pass con alambre de púas, contenedores de envío y boyas para disuadir a la gente de cruzar.
Estos esfuerzos del estado por asumir la seguridad fronteriza del gobierno federal son objeto de disputas judiciales en curso.
La visita de Trump, escribieron Stephen Collinson, Priscilla Alvarez y MJ Lee de CNN antes del viaje, “mostrará su oscuro retrato de una nación bajo asedio por un torrente de lo que él afirma son criminales e invasores migrantes”.
“Esto parece muy militarizado”, dijo Flores, en contraste con el contexto elegido por la Casa Blanca para Biden, quien también visitó la frontera el jueves, 480 km río abajo en Brownsville.
Mientras tanto en Brownsville…
El Washington Post hizo una comparación interesante entre las dos áreas y adivinó por qué Brownsville, que está mucho más acostumbrada a mayores volúmenes de cruces de migrantes, ha podido absorber más fácilmente la afluencia.
Hablando en el Air Force One de camino a Texas, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dijo que Brownsville es un modelo de cómo se debe manejar la crisis migratoria: no con un enfrentamiento entre Texas y el Gobierno federal, sino con cooperación.
“Brownsville demuestra el impacto de esa asociación cuando todos trabajan juntos para abordar un desafío compartido”, dijo.
Biden ha cambiado en las últimas semanas, pasando a la ofensiva en el tema de la inmigración después de que Trump presionó exitosamente a los republicanos en el Capitolio para que anularan el proyecto de ley fronterizo bipartidista.
Los votantes estadounidenses están en camino de poder elegir entre las realidades de Biden y Trump en noviembre si, como se espera, los dos hombres obtienen sus respectivas nominaciones por sus principales partidos. Los migrantes que huyen a Estados Unidos a pesar de los riesgos deben sentir que se han quedado sin opciones.