(CNN) — Los intentos por contratar un coche fúnebre que traslade el cuerpo del opositor ruso Alexey Navalny a su funeral en Moscú han sido frustrados por personas desconocidas, informó este jueves el equipo del difunto político.
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La portavoz Kira Yarmysh afirmó que a los conductores los “llamaron personas desconocidas y los amenazaron para que no llevaran el cuerpo de Alexey a ninguna parte”.
Según Yarmysh, a ella le dijeron que “ningún coche fúnebre acepta llevar el cuerpo allí”.
El equipo de Navalny también tuvo dificultades a la hora de alquilar un lugar para su funeral, que se celebrará a las 2:00 p.m. hora local (6 a.m., hora de Miami) este viernes en la Iglesia del Icono de la Madre de Dios en el distrito Maryino de Moscú, donde vivía Navalny. Después será enterrado en el cementerio de Borisov.
Muchos lugares aseguraron que ya estaban ocupados para esa fecha o rechazaron la reserva una vez que se mencionó el nombre de Navalny, mientras que un sitio dijo explícitamente que tenían prohibido trabajar con el equipo del líder opositor muerto, dijo Yarmysh el martes.
El equipo de Navalny planeó inicialmente una despedida pública y un funeral para este jueves, pero le informaron que “no había trabajadores del cementerio disponibles que pudieran cavar una tumba”, dijo Ivan Zhdanov, director de la Fundación Anticorrupción de Navalny, el miércoles.
Esposa de Navalny culpa a Putin de la muerte de su marido
Navalny murió el 16 de febrero en la colonia penal de Siberia, donde cumplía una condena a 19 años de prisión después de que lo declararan culpable de crear una comunidad extremista, financiar a activistas extremistas y varios otros delitos en agosto pasado. Ya cumplía condenas de 11 años y medio en un centro de máxima seguridad por fraude y otros cargos que él siempre negó.
El servicio penitenciario ruso dijo que Navalny “se sintió mal después de una caminata” en la colonia penal y “casi de inmediato” perdió el conocimiento.
Navalny era el líder de la oposición de más alto perfil en Rusia y pasó años criticando a Putin, quien lleva en el poder casi un cuarto de siglo. Por su activismo, Navalny corrió un gran riesgo personal. Su muerte se produjo semanas antes de las elecciones presidenciales previstas para el 15 de marzo, las cuales la comunidad internacional considera poco más que una formalidad que asegurará a Putin un quinto mandato en el poder.
La muerte de Navalny fue recibida con dolor e indignación en todo el mundo, así como dentro de Rusia, donde los actos más pequeños de disidencia política conllevan enormes riesgos.
El político había regresado a su país en 2021 desde Alemania, donde recibió atención médica luego de ser envenenado con Novichok, un agente neurotóxico de la era soviética. A su llegada, Navalny fue arrestado rápidamente ––por cargos que él desestimó y calificó de estar motivados políticamente–– y pasó el resto de su vida en prisión.
Su esposa, Yulia Navalnaya, culpó al presidente Putin por la muerte de su marido.
“Putin mató a mi marido”, dijo durante un discurso en el Parlamento Europeo este miércoles. “Por orden suya, Alexey fue torturado durante tres años”, añadió, en referencia al tiempo que el líder opositor pasó en prisión.
“Pasó hambre en una pequeña celda de piedra, aislado del mundo exterior y se le negaron visitas y llamadas telefónicas. Y luego incluso las cartas. Y luego lo mataron. Incluso después de eso, abusaron de su cuerpo”, dijo, mientras el equipo de Navalny sostiene que sus restos fueron retenidos para presionar a la familia a que aceptara celebrar un funeral privado.
El Kremlin ha rechazado cualquier acusación de responsabilidad en la muerte de Navalny.
Navalnaya también dijo que le preocupaba que la policía tomara medidas enérgicas contra los dolientes en el funeral de este viernes.
Más de 400 personas fueron detenidas en homenajes improvisados a Navalny en 32 ciudades rusas, según el grupo de vigilancia de derechos humanos OVD-Info.
Anna Chernova, de CNN, contribuyó a este informe.