(CNN) – Michael Cohen se describió alguna una vez como el “portavoz, matón, pitbull y abogado sin ley” de Donald Trump.
Pero esta semana tiene un nuevo papel. Será el testigo estrella de los fiscales que intentan demostrar que Trump falsificó ilegalmente registros comerciales después de pagarle a la actriz de cine para adultos Stormy Daniels como parte de un supuesto esquema de interferencia electoral en 2016.
El testimonio de Cohen está llamado a ser el momento crítico del juicio por sobornos que podría convertir a Trump en el primer expresidente condenado por un delito. Su comparecencia marcará el cenit de una amarga disputa personal entre dos neoyorquinos impetuosos obsesionados con la traición y la venganza. Y marca uno de los giros más escabrosos hasta ahora en el marasmo legal del posible candidato republicano que se entrelaza con las elecciones de 2024.
El antiguo “apañador” de Trump escribió en su autobiografía que ansiaba la influencia y notoriedad reflejadas de Trump, por lo que adoptó los métodos del magnate inmobiliario —incluyendo la intimidación, la mentira y la burla del Estado de derecho— para servirle. Una vez juró recibir una bala por su jefe. Pero su testimonio será su último intento de expiar este pacto fáustico después de haber pagado el precio, incluso con una temporada en prisión, por sus años como capo en la órbita de Trump.
En muchos sentidos, Cohen es la imagen especular de Trump: un fanfarrón pintoresco y provocador en las redes sociales que ansiaba el poder y la riqueza y estaba dispuesto a pagar cualquier precio y a intimidar a cualquiera para conseguirlos. Cohen, que trabajó para la Organización Trump limpiando el desorden de los escándalos personales de la familia y los negocios frustrados, facilitó el pago de US$ 130.000 por el silencio de Daniels, según él, por orden de su jefe. Trump ha negado haber tenido un romance con Daniels, cuyo testimonio la semana pasada sobre su supuesto enlace en Lake Tahoe en 2006 pareció insoportable para el expresidente. Se ha declarado inocente en este caso y en otras tres acusaciones penales.
El valor de Cohen como testigo es que estuvo involucrado en todos los aspectos de la vida empresarial y personal de Trump, conocía todos sus secretos y fue presuntamente cómplice en sus esfuerzos por quebrantar la ley y frustrar la rendición de cuentas. En su libro “Disloyal”, Cohen escribió: “Sé dónde están enterrados los esqueletos porque fui yo quien los enterró”.
El fiscal Matthew Colangelo dijo en su declaración de apertura que “Cohen hizo ese pago por indicación del acusado, y lo hizo para influir en las elecciones presidenciales”. Después de las elecciones, Trump está acusado de elaborar un plan en el Despacho Oval para reembolsar a Cohen el pago del dinero por silencio en cuotas disfrazadas de facturación por servicios legales. “El acusado falsificó esos registros comerciales porque quería ocultar su conducta delictiva y la de otros”, dijo Colangelo, añadiendo que tanto Cohen como la fiscalía serán francos sobre los errores que Cohen cometió en el pasado.
El amigo de Cohen y exacólito de Trump Anthony Scaramucci, quien brevemente se desempeñó como director de comunicaciones de la Casa Blanca del expresidente, dijo que el antiguo apañador podrá probar la criminalidad de la interferencia en la campaña. “Creo que desafortunadamente para Donald Trump, Michael Cohen tiene los recibos de todo lo que pasó”, dijo a Jake Tapper de CNN el pasado viernes. “Son recibos humeantes, y él va a proporcionar un testimonio muy convincente, muy honesto y muy directo”.
Cómo el equipo legal de Trump buscará desacreditar a Cohen
Pero al igual que Trump, Cohen tiene un largo historial de destrozar la verdad y, desde que se volvió contra su otrora mentor, ha tratado de monetizar su campaña contra él con libros —incluyendo uno llamado “Revenge”—, podcasts y apariciones en televisión. Es, por tanto, vulnerable a un salvaje contrainterrogatorio por parte de los abogados de Trump, que arremeterán contra él como un testigo poco fiable en busca de venganza mientras tratan de sembrar la duda razonable sobre la culpabilidad de Trump en la mente de al menos un miembro del jurado.
Los abogados de Trump argumentarán que sus pagos a Cohen fueron un anticipo legal y que pagar a alguien para detener lo que dicen que son rumores infundados sobre el expresidente no es ilegal. En su declaración de apertura, el abogado de Trump, Todd Blanche, sugirió que Cohen buscó venganza porque no le dieron un trabajo en la administración del nuevo presidente en 2017. También acusó a Cohen de una obsesión enfermiza con Trump.
“Él critica al presidente Trump. Ha hablado extensamente sobre su deseo de ver al presidente Trump ir a prisión. Ha hablado extensamente sobre su deseo de ver a la familia del presidente Trump ir a prisión. Ha hablado extensamente sobre que el presidente Trump sea condenado en este caso”, dijo Blanche.
El exapañador de Trump fue enviado a prisión tras declararse culpable de mentir al Congreso sobre un posible proyecto empresarial de Trump en Rusia, por orquestar contribuciones ilegales a la campaña en forma de pagos de dinero por silencio y sobre varios cargos de evasión fiscal.
Cómo los fiscales construyeron una base bajo el testimonio de Cohen
Esta cuestión de la credibilidad es la razón por la que los fiscales han pasado días construyendo una base para el testimonio de Cohen, llevando a los miembros del jurado a través del funcionamiento interno de la Organización Trump, incluyendo con los registros bancarios, mensajes de texto y pruebas de los exempleados de la empresa, ya que tratan de probar 34 cargos que alegan que Trump falsificó los registros financieros para ocultar los pagos de dinero por silencio. El testimonio de Daniels fue diseñado para ilustrar el incidente que Trump supuestamente trató de ocultar a los votantes en su exitosa campaña a la Casa Blanca hace ocho años.
El exasesor de la Casa Blanca de Nixon, John Dean, dijo en “CNN Newsroom” el sábado que el caso del Gobierno contra Trump era “muy poderoso” y que “han construido una estructura tal que Michael Cohen puede venir y testificar y ya está corroborado en gran medida”.
Cohen ha tratado de contrarrestar las afirmaciones de la defensa de que tiene motivos ocultos para buscar venganza contra Trump al remodelar su decisión de delatar al expresidente como una búsqueda de redención y un intento de advertir al público sobre el peligro que Trump representa si es elegido en noviembre.
En una dramática audiencia en el Congreso en 2019, Cohen pintó un retrato impresionante del mundo mafioso en el que su exjefe hacía negocios y dijo que “mi lealtad al señor Trump me ha costado todo”. Testificó que todo lo que hacía —desde organizar la supresión de noticias sensacionalistas poco favorecedoras para Trump hasta intimidar a rivales comerciales y cerrar tratos— estaba al servicio de una cosa: “El trabajo de todo el mundo en la Organización Trump es proteger al señor Trump”, dijo, y añadió que su entonces jefe le había ordenado amenazar a gente más de 500 veces. “Estoy avergonzado porque sé lo que es el señor Trump. Es un racista. Es un estafador. Es un tramposo”, dijo Cohen.
El adorador de Trump convertido en enemigo era un abogado y empresario de poca monta que hizo fortuna con las licencias de taxis de Nueva York antes de llamar la atención del futuro presidente cuando buscaba un ejecutor en la línea del fallecido y célebre abogado neoyorquino Roy Cohn.
Trump, quien esta semana se sentará a escasos metros de su antiguo esbirro en la sala del tribunal, ha sido igualmente poco halagador con Cohen. Ha pasado meses lacerando el carácter de su exabogado en las redes sociales. Y la comparecencia de Cohen en el estrado de los testigos será probablemente una de las mayores pruebas de la capacidad de Trump para evitar infringir la orden de mordaza que protege a testigos clave y al personal del tribunal y que ya ha sido multado con US$ 10.000 por violar 10 veces. La semana pasada, el juez Juan Merchan advirtió directamente a Trump de que futuras violaciones podrían obligarle a imponerle penas de cárcel.
No será la primera vez que los dos exsocios se vean las caras en los tribunales. Cohen fue un testigo clave en el juicio civil por fraude que Trump celebró en Nueva York el pasado otoño y que se saldó con una sentencia de casi US$ 500 millones contra el expresidente, sus hijos adultos y la Organización Trump. En lo que Cohen describió como una “reunión endiablada”, testificó que manipuló los estados financieros de Trump para aplicarles “ingeniería inversa” y llegar a una cifra arbitraria de riqueza neta en un momento clave de la acusación.
También discutió acaloradamente con los abogados de Trump, que trataron de desacreditarlo en el contrainterrogatorio de una manera que subraya el riesgo que correrán los fiscales al subirlo al estrado en el juicio por sobornos, que, a diferencia del caso de fraude civil, está siendo juzgado por un jurado.
Cada vez está más claro que este juicio —considerado por los juristas como la amenaza penal más débil a la que se enfrenta el expresidente— puede ser el único que se celebre ante un jurado antes de las elecciones de noviembre. Los otros tres casos están en suspenso. El Tribunal Supremo está deliberando sobre las amplias demandas de inmunidad del expresidente derivadas de su acusación federal de interferencia electoral, y una jueza nombrada por Trump en Florida ha pospuesto su juicio sobre documentos clasificados después de dar largas a la adjudicación de mociones y disputas previas al juicio. El caso de interferencia electoral en Florida se ha visto envuelto en una controversia sobre si la fiscal de distrito del condado de Fulton, Fani Willis, debería ser descalificada del caso.
Aunque el juicio por sobornos se remonta a las elecciones de 2016, su final podría desempeñar un papel importante en el destino de la Casa Blanca ocho años después. Todavía no hay señales claras de que los procedimientos hayan tenido algún impacto en la posición de Trump en la carrera después de que blandiera sus acusaciones para reforzar sus afirmaciones de que él mismo es víctima de la interferencia electoral. Esto le ayudó a imponerse en las primarias del Partido Republicano, y algunas encuestas sugieren que algunos republicanos podrían pensárselo dos veces antes de votar por él en una carrera codo con codo con el presidente Joe Biden si es un delincuente convicto. Pero el expresidente estaría seguro de utilizar cualquier absolución para argumentar que todos los casos contra él son igualmente infundados.
El testimonio de Cohen, por lo tanto, puede tener consecuencias mucho más allá de la sala del tribunal.