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Estas son las reglas para el próximo debate presidencial en EE.UU.
01:27 - Fuente: CNN

(CNN) – Uno se recluye en un retiro en la ladera de una montaña con un estrecho círculo de asesores, estudiando minuciosamente las carpetas informativas, perfeccionando las líneas de ataque y preparándose para las difamaciones personales.

El otro está elaborando respuestas y réplicas con los aspirantes a la vicepresidencia, afinando las líneas políticas al tiempo que trabaja para frenar su ampulosa retórica.

En cierto modo, los asesores del presidente Joe Biden y del expresidente Donald Trump describen objetivos similares de cara al debate presidencial del próximo jueves: pintar a su oponente como un presidente del caos y totalmente incapaz para el cargo.

Para dos hombres que se han estado rodeando retóricamente durante los últimos cuatro años, el debate organizado por CNN en Atlanta equivale a un momento de grandes consecuencias.

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Así se preparan Trump y Biden a una semana del debate presidencial
06:54 - Fuente: CNN

Ambos candidatos son conscientes de lo que está en juego, dicen los responsables de ambas campañas, mientras se reúnen con sus equipos para preparar los ataques, formar las refutaciones y enmarcar la elección de noviembre.

Ambos equipos han pasado las últimas semanas trabajando para afinar su mensaje sobre una amplia gama de temas, desde la economía a los asuntos exteriores, pasando por la idoneidad de su rival para el cargo. Y cada uno se ha encontrado distraído de alguna manera: Trump por el juicio penal que consumió su primavera y Biden por un tramo de intensos viajes al extranjero y una dolorosa saga legal para su familia.

Sin embargo, las similitudes terminan ahí en su mayor parte. La forma en que cada uno se prepara para el debate es, en última instancia, un microcosmos de sus diferencias como candidatos, y cada uno entrará en el estudio de CNN con objetivos divergentes.

En las sesiones de preparación que ya han comenzado, Biden se ha centrado en las formas de responsabilizar a Trump en el escenario del debate, reflejando la estrategia política más amplia que su Casa Blanca y su campaña han estado desplegando durante meses.

“El presidente se ha vuelto cada vez más punzante en comentarios recientes sobre Trump y planea llevar ese tema hasta el debate”, dijo un funcionario de la campaña de Biden.

Tras meses sugiriendo que los votantes estadounidenses estaban desconectados de la carrera de 2024, el bando de Biden ve el debate como una especie de punto de partida y una oportunidad de presentar su estudio de los contrastes entre candidatos ante un público nuevo y comprometido.

Trump, por su parte, pretende asegurar a los votantes que puede ser un líder más firme y eficaz que su sucesor, a pesar de los problemas legales que le rodean y de un enfoque profundamente divisivo de la política.

Parte de su preparación para el debate se ha centrado menos en la política que en la retórica. Trump ha tenido problemas anteriormente con los debates políticos, prefiriendo en su lugar divagar y generalizar, especialmente sin un teleprompter. También se ha apresurado a mostrar agresividad en debates anteriores, incluyendo hablar por encima de sus oponentes y atacar a los moderadores, movimientos que se quedaron grabados en los espectadores en los meses posteriores.

“Probablemente debatiré con tres personas, pero no pasa nada. Ya lo he hecho antes”, dijo Trump a sus partidarios el martes en un mitin en Racine, Wisconsin, refiriéndose a Biden y a los moderadores de CNN. “Debatiré con tres personas en vez de con una, en vez de con la mitad de una persona”.

Preparación en Camp David

Para prepararse, Biden está reuniendo a asesores de confianza esta semana y la próxima en Camp David, el retiro presidencial en la ladera de una montaña, para varios días de debate y preparación intensivos.

El aislado complejo de cabañas rústicas en Maryland ha ayudado en el pasado a centrar a Biden y a su equipo antes de momentos importantes como los discursos sobre el Estado de la Unión.

Se espera que los preparativos avancen a lo largo de una serie de días, evolucionando desde discusiones informales sobre temas, preguntas y posibles respuestas y culminando en simulacros de debates más formales de 90 minutos. Es probable que el presidente se alimente con su bebida favorita, Gatorade de naranja. (Las reglas de debate de CNN estipulan que cada candidato tendrá un bolígrafo, un bloc de notas y una botella de agua en el podio).

La Casa Blanca prevé la posibilidad de que el presidente y su equipo viajen a Atlanta directamente desde Camp David, dependiendo de cuánta práctica quede.

Los asesores han estado recopilando carpetas de preguntas, con posibles respuestas a cada una de ellas, sobre una amplia gama de temas para que el presidente las examine detenidamente. Hace cuatro años, se dice que Biden ofreció comentarios detallados sobre cada tema previsto, rechazando a veces ciertas sugerencias por completo. En otros momentos, presionaba a los asesores para que se centraran más en un tema o enmarcaran una respuesta de forma diferente.

El antiguo secretario General de Biden, Ron Klain, está tomando la iniciativa para ayudar al presidente a prepararse para debatir con Trump, según dijo a CNN un funcionario de la campaña de Biden. Además de conocer a Biden y trabajar para él durante décadas, Klain es el entrenador de debates más experimentado del partido, pues ha trabajado con candidatos demócratas en casi todas las carreras presidenciales de las últimas tres décadas.

Bruce Reed, otro antiguo asesor que en la actualidad es secretario general adjunto de Biden, ha sido el encargado de examinar resmas de material y horas de apariciones previas de Trump para dar forma a las sesiones de práctica. A principios de este año, Reed dirigió el proceso para compilar el material político y el estilo retórico que se convirtieron en el discurso de una hora de Biden sobre el Estado de la Unión.

Otros altos asesores cercanos al presidente, como el secretario general Jeff Zients y los asesores principales de la Casa Blanca Anita Dunn, Mike Donilon y Cedric Richmond también participan en los preparativos.

El equipo de Biden lleva tiempo argumentando que, una vez que los votantes empiecen a prestar atención a la contienda, verán la elección como el estudio de contrastes que el presidente ha promocionado sin cesar, pero que no ha conseguido mover la aguja en las encuestas.

Dado que se espera que decenas de millones de estadounidenses vean el debate, los asesores apuntan a sondeos recientes que muestran que la mayoría de los votantes probables planean sintonizarlo, esa teoría se pondrá a prueba.

El bando de Biden planea apoyarse en gran medida en comentarios anteriores de Trump que, aunque ampliamente cubiertos por los medios políticos, pueden no haber registrado en los radares del votante medio, según fuentes implicadas en las discusiones.

Klain, según un confidente, ha bromeado diciendo que prepararse para debatir con Trump debería ser sencillo porque “solo dice ocho cosas”, en referencia a la tendencia del expresidente a debatir sobre agravios familiares en las redes sociales.

Aunque la lista de esos “trumpismos” y reproches aún se está confeccionando, hay uno que seguro que saldrá a relucir, según una fuente implicada: la sugerencia de Trump en diciembre de 2023 de que no gobernaría como un dictador “más que el primer día”.

“Sesiones sobre políticas”

Trump, por su parte, ha recurrido a la ayuda de algunos de sus principales contendientes por la vicepresidencia, así como de senadores, expertos en política y aliados externos, para que le ayuden a informarse antes del debate de la próxima semana. En las últimas semanas, Trump ha participado en aproximadamente una docena de estas reuniones privadas, denominadas “sesiones sobre políticas” informales por su campaña, según dijeron a CNN fuentes familiarizadas con las sesiones.

Los temas de las reuniones han ido desde afinar sus mensajes sobre la economía, la frontera y la delincuencia, hasta sus opiniones sobre el aborto, las guerras en el Medio Oriente y Ucrania y cómo enmarcar mejor su condena del 30 de mayo por 34 cargos de fraude empresarial, dijeron las fuentes.

A principios de este mes, Trump se reunió con el senador de Ohio JD Vance y con miembros del equipo del expresidente en Mar-a-Lago para una de esas sesiones informativas, según dos fuentes con conocimiento directo de la reunión. La sesión informal se centró en los mensajes en torno a la economía, incluida la mejor manera de golpear a Biden sobre la inflación, un tema que la campaña de Trump sostiene que es la principal preocupación de los votantes este otoño.

Trump mantuvo un debate político similar con los senadores. Marco Rubio, de Florida, y Eric Schmitt, de Missouri, en la sede del Comité Nacional Republicano en Washington, la semana pasada, tras su reunión con los republicanos de la Cámara de Representantes y del Senado en el Capitolio, informó previamente CNN.

Entre los temas tratados estuvieron la democracia y cómo responder a las inevitables preguntas sobre el atentado del 6 de enero de 2021 en el Capitolio estadounidense, incluida la respuesta de Trump a los disturbios incitados por sus partidarios ese día. Los codirectores de campaña de Trump, Susie Wiles y Chris LaCivita, también asistieron a la reunión y ofrecieron consejos sobre la forma más eficaz de abordar la cuestión.

Otras reuniones han tenido lugar con los altos asesores Kellyanne Conway y Stephen Miller, así como con su exdirector interino de Inteligencia Nacional Richard Grenell.

Simulación de debates

Ninguna de las sesiones de Trump ha incluido hasta ahora simulacros de debates o juegos de rol, dijeron las fuentes, algo en lo que la campaña de Trump no tiene actualmente planes de que participe el expresidente, un cambio con respecto a 2020, cuando Trump se enfrentó a puerta cerrada con el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie en sustitución de Biden.

Por el lado de Biden, el casting para un sustituto de Trump este año sigue abierto, con la expectativa de que el abogado personal de Biden, Bob Bauer, que hizo de Trump hace cuatro años, podría repetir fácilmente su papel.

“Reservamos sesiones especiales durante las cuales se esperaba que yo estuviera en mi peor versión de Trump, tan personalmente insultante y desquiciado como Trump puede ser”, recordó Bauer en su libro publicado esta semana, describiendo su práctica de “mentir y fanfarronear e intimidar a mi manera a través de las sesiones simuladas”.

De hecho, tratar de prepararse para una amplia gama de escenarios impredecibles a los que Biden podría enfrentarse cuando estuviera a un puñado de metros de Trump fue uno de los objetivos más importantes de los debates simulados en otoño de 2020, según quienes estuvieron en la sala. Esos escenarios incluían desde respuestas prolijas hasta la posibilidad de que Trump lanzara insultos personales.

En el último ciclo, los asesores de Biden se mostraron especialmente sensibles a que Trump atacara a miembros de la familia de Biden en el escenario del debate.

“Parte del objetivo del proceso de preparación era aclimatar realmente a Biden a la idea de que Trump iba a decir potencialmente cosas realmente horribles sobre su propia familia, sus hijos, para que Biden estuviera preparado y no se sintiera sorprendido por el estilo de Trump”, dijo la exdirectora de comunicaciones de la Casa Blanca Kate Bedingfield.

El hijo de Biden, Hunter, fue condenado recientemente por tres delitos graves de posesión de armas, un acontecimiento que el presidente y sus ayudantes seguramente estarán preparando como una potencial línea de ataque.

Juego de expectativas

Los asesores de Trump, que recelan de utilizar las palabras “preparación para el debate” cuando se trata del expresidente, han restado importancia sistemáticamente a la idea de que él requiera el tipo de preparación que otros candidatos y, en concreto, Biden, necesitan para un debate de tan alto nivel. En su lugar, han señalado los mítines de Trump y las entrevistas con los medios de comunicación como ejemplos de cómo Trump se prepara para enfrentarse a Biden, incluso aceptando preguntas de miembros amistosos del público en actos recientes.

“El presidente Trump acepta numerosas entrevistas difíciles cada semana y pronuncia largos discursos en mítines mientras está de pie, demostrando una resistencia de élite”, dijo en un comunicado Jason Miller, asesor principal de Trump, que está dirigiendo los esfuerzos de Trump antes del debate.

Antes del debate de Atlanta, Trump planea celebrar un mitin de campaña en Filadelfia, una ciudad que Biden ya ha visitado varias veces este año mientras trabaja para repetir su victoria de 2020 en Pensilvania.

Los aliados y asesores del expresidente señalan que Trump no solo ha aparecido en varios escenarios de debates presidenciales en la última década, sino que también ha debatido antes con Biden, una razón clave, dicen, para el enfoque menos convencional de los preparativos.

Pero aunque la versión de la campaña de Trump de la preparación del debate no se parece a la planificación tradicional a la que se han dedicado la mayoría de los candidatos anteriores, e incluso el propio Trump, según dijeron personas cercanas al expresidente a CNN, su equipo reconoce que aún queda trabajo por hacer antes de que suba al escenario en Atlanta.

“No hay duda de que el debate mostrará que Trump es el candidato más fuerte y la mejor opción, especialmente cuando se ve el marcado contraste con Biden, física, mentalmente, etcétera. Pero eso no significa que Trump no deba o no se esté preparando”, dijo una persona cercana a Trump, que pidió el anonimato para hablar con franqueza.

“No va a llegar sin hacer sus deberes”, añadió la persona.