(CNN) -- Escuchar música, fumar narguile y cortarse el pelo al estilo occidental son actos punibles bajo el asfixiante gobierno de los talibanes en Afganistán, según un nuevo informe de la ONU.
La llamada Policía de la moral de los talibanes restringió los derechos humanos –dirigiéndose desproporcionadamente a mujeres y niñas– creando un “clima de miedo e intimidación”, según el informe de la Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (UNAMA) publicado este martes.
El Ministerio de Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio (MPVPV), creado por los talibanes cuando tomaron el poder en 2021, se encarga de legislar y hacer cumplir las estrictas interpretaciones de la ley islámica que hacen los talibanes.
Estas interpretaciones incluyen la prohibición de actividades consideradas “no islámicas”, como la exhibición de imágenes de seres humanos y animales y la celebración del Día de San Valentín. Además, según el informe, las instrucciones de los talibanes se emiten en diversos formatos –a menudo solo verbalmente– y se aplican de forma incoherente e impredecible.
Cuando los talibanes volvieron al poder en Afganistán en agosto de 2021 en una toma de poder relámpago tras la caótica retirada de las tropas lideradas por Estados Unidos después de dos décadas de guerra, el grupo islamista radical parecía dispuesto a distanciarse de su anterior periodo de gobierno en la década de 1990, presentándose como más moderado.
Sin embargo, este informe descubrió que se han resucitado muchas de las mismas normas de aquella época, a pesar de la promesa anterior de los talibanes de respetar los derechos de las mujeres dentro de las normas de la “ley islámica”.
Entre el 15 de agosto de 2021 y el 31 de marzo de 2024, la ONU documentó al menos 1.033 casos en los que funcionarios talibanes habían utilizado la violencia para hacer cumplir sus normas.
“El MPVPV de facto tiene al parecer un amplio mandato y se han utilizado diversos métodos para hacerlo cumplir, como la intimidación verbal, los arrestos y detenciones, los malos tratos y los latigazos públicos”, señala el informe, elaborado a partir de anuncios públicos e informes documentados de violaciones de derechos humanos.
Las violaciones de los talibanes contra mujeres y niñas son tan graves que un alto funcionario de la ONU dijo recientemente que podrían equivaler a “crímenes contra la humanidad”. Este informe detalla cómo el MPVPV está haciendo cumplir las normas sobre la forma de vestir de las mujeres y su acceso a los lugares públicos.
Según el informe de la ONU, los talibanes han cerrado arbitrariamente negocios propiedad de mujeres, han declarado ilegal que las mujeres aparezcan en películas, han clausurado salones de belleza femeninos y han restringido el acceso a métodos anticonceptivos.
Según el informe, las mujeres afganas no pueden acceder a parques, gimnasios y baños públicos –a veces la única forma de obtener agua caliente en invierno– y deben ir acompañadas de un tutor masculino (un mahram) cuando se desplacen a más de 78 kilómetros de sus hogares.
Mientras que las mujeres deben llevar hiyab, los hombres también deben seguir normas sobre la longitud de la barba y el peinado.
En diciembre de 2023, la Policía de moral cerró 20 barberías durante una noche después de que los barberos supuestamente afeitaran y recortaran barbas, así como cortes de pelo al estilo occidental, según el informe. Los talibanes negaron que se detuviera a dos barberos durante dos noches. Según el informe, sólo fueron puestos en libertad tras prometer que no volverían a realizar esos cortes de pelo.
La ONU dice que los talibanes están legalmente obligados a proteger los derechos humanos
Afganistán es parte en siete instrumentos internacionales de derechos humanos y, en consecuencia, está legalmente obligado a proteger y promover los derechos humanos de sus ciudadanos, señala el informe de la ONU.
Estas normas violan una serie de derechos humanos, desde el derecho al trabajo y a ganarse la vida hasta los derechos de libertad de circulación y expresión, pasando por los derechos sexuales y reproductivos, añadió el informe.
En un comunicado, los talibanes calificaron de “infundadas” las críticas de la ONU y afirmaron que los autores del informe estaban “intentando evaluar Afganistán desde una perspectiva occidental, que es incorrecta”.
“Afganistán debe ser evaluado como una sociedad musulmana, donde la gran mayoría de la población son musulmanes que han hecho sacrificios significativos para el establecimiento de un sistema sharia”, afirma la declaración.
Sin embargo, informes procedentes de Afganistán sugieren que el control represivo de los talibanes sobre las mujeres ha generaado un marcado aumento de los intentos de suicidio.
CNN entrevistó a una joven de 16 años que bebió ácido de batería para escapar de la vida bajo los talibanes, y dijo que estaba “abrumada por la desesperanza” después de pasar meses en casa debido a la prohibición de que las niñas asistieran a la educación secundaria.
Entre la lista de prohibiciones de los talibanes, según el informe, está la exhibición pública de imágenes humanas y de animales, que considera “antiislámica”.
Según el informe, esta ley ha dado lugar a la eliminación de carteles publicitarios y a cubrir maniquíes en tiendas. La ONU informó de algunos casos en los que se pidió a las ONG que eliminaran las imágenes humanas de los materiales destinados a alertar a los niños u otras personas con un nivel de alfabetización limitado sobre el riesgo de artillería sin detonar y otros problemas de salud pública.
Los medios de comunicación están fuertemente restringidos y los residentes viven en un estado de vigilancia, añadió el informe.
“Se viola el derecho a la privacidad de las personas mediante registros en busca de objetos prohibidos en sus teléfonos o automóviles, mediante el registro de su asistencia a las mezquitas o mediante la exigencia de mostrar pruebas de su relación familiar en lugares públicos”.
Los talibanes se reunieron con altos funcionarios de la ONU y enviados internacionales en Qatar en junio en una conferencia de dos días que excluyó a las mujeres afganas, lo que causó la indignación de los grupos de derechos humanos.
En una conferencia de prensa después de la reunión, Rosemary DiCarlo, subsecretaria general de la ONU para asuntos políticos y de consolidación de la paz, calificó los debates de “francos” y “útiles”, y dijo que las “preocupaciones y opiniones de las mujeres afganas y de la sociedad civil estaban al frente y en el centro”.
Esta fue la tercera reunión de la ONU sobre Afganistán en Doha, pero la primera a la que asistieron los talibanes.