(CNN) – Cientos de personas protestan en Venezuela después de que el Consejo Nacional Electoral del país declarara formalmente a Nicolás Maduro como el ganador de las elecciones en una contienda presidencial empañada por acusaciones de fraude electoral.
Este lunes se registraron crecientes protestas en la capital, Caracas, de acuerdo con videos de las redes sociales y grupos de la sociedad civil. En la principal base militar de la ciudad, donde vive Maduro, se vio a personas prendiendo fuego a los carteles electorales del líder oficialista.
En las calles, cientos de personas tocaron “cacerolazos” en señal de protesta, de acuerdo con cámaras de CNN. El equipo de CNN en el terreno constató que algunos manifestantes eran rociados con gas lacrimógeno.
Un manifestante le dijo a Osmary Hernández de CNN que estaban marchando “¡porque queremos un cambio! ¡Necesitamos ser libres! ¡Necesitamos que esta gente se vaya! ¡Fuera Maduro, fuera!”
Las próximas 24 horas serán claves para ver cómo responde Maduro a las acusaciones en su contra. Los analistas dicen que podría haber una nueva ola de disturbios en el país si hay protestas generalizadas contra el régimen. Las manifestaciones callejeras de años anteriores fueron reprimidas por el ejército del país, que durante mucho tiempo ha apoyado a Maduro y a su antecesor, el fallecido Hugo Chávez.
Maduro sonrió al ingresar al Consejo Nacional Electoral (CNE) antes de una ceremonia el lunes en la que fue declarado ganador, recibiendo vítores y felicitaciones de muchos en la audiencia. Entre el público estaban miembros del cuerpo diplomático acreditado en Venezuela, el comando conjunto de las Fuerzas Armadas y varios funcionarios del CNE que gritaban “¡Victoria, Victoria!” cuando Maduro entró en la habitación.
“¡Venezuela tiene el mejor sistema electoral del mundo!” anunció el presidente del CNE, Elvis Amoroso, antes de proceder con el anuncio formal.
Pero la votación estuvo plagada de denuncias de irregularidades. Incluyó que a testigos de la oposición se les negó el acceso a la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE) mientras se contaban los votos y la autoridad electoral supuestamente impidió que se procesaran más votos.
El Gobierno de Maduro controla casi todas las instituciones estatales, incluido el CNE, que fue acusado en 2017 de manipular las cifras de participación por una empresa de software que proporcionó la tecnología de votación. El CNE negó anteriormente la afirmación.
La coalición opositora, encabezada por María Corina Machado, rechazó la victoria de Maduro, diciendo que los registros de la oposición muestran que el candidato opositor Edmundo González recibió el 70% de los votos contra el 30% de Maduro. “Ganamos y todo el mundo lo sabe”, dijo Machado.
Machado es parte de un movimiento de oposición unificado que superó sus divisiones para formar una coalición conocida como Plataforma Unitaria Democrática. Su enérgica campaña, que contó con sólidas cifras en las encuestas antes de la votación del domingo, fue vista como el mayor desafío al Gobierno de Maduro.
Llamados a la transparencia
Estados Unidos se encuentra entre los líderes regionales, incluidos Perú y Chile, que han planteado dudas sobre la validez del resultado.
Brasil, un importante actor regional, tuvo un tono más suave pero dijo que estaba esperando “la publicación por parte del Consejo Nacional Electoral de los datos desglosados por mesa electoral, un paso esencial para la transparencia, credibilidad y legitimidad de los resultados electorales”, según según un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Este lunes, Estados Unidos se unió a grupos de la sociedad civil venezolana y a la oposición al pedir al Gobierno de Venezuela que publique “inmediatamente” datos específicos sobre las elecciones presidenciales, citando preocupaciones sobre la credibilidad de la victoria de Maduro.
Altos funcionarios de la administración de Biden dijeron el lunes que las autoridades electorales venezolanas deben publicar los “resultados detallados a nivel de distrito electoral” de las elecciones. Un alto funcionario de la administración señaló que estos datos son obligatorios según la ley venezolana y deberían estar disponibles de inmediato. Otro dijo que si los resultados de las elecciones son creíbles, “entonces debería ser un acto muy sencillo y que podrían cumplir con bastante facilidad”.
“Si hay resistencia a proporcionar esa información adicional, entonces creo que eso se vuelve muy problemático cuando se trata de la capacidad de Estados Unidos u otros miembros de la comunidad internacional para juzgar si estas elecciones fueron de hecho inclusivas y creíbles”, dijo un segundo funcionario.
“Nuestra mayor preocupación en este momento es que el análisis y los datos que tenemos sobre esta elección –que es independiente de los resultados del Consejo Nacional Electoral– no concuerdan con los resultados tal como fueron anunciados por las autoridades venezolanas. Por eso, en nuestra opinión, esa discrepancia debe ser investigada y abordada antes de que podamos cerrar los libros de esta elección”, añadió el segundo funcionario.
Los funcionarios declinaron dar detalles sobre las acciones que Estados Unidos o la comunidad internacional estarían dispuestos a tomar si las autoridades venezolanas no divulgan los datos o si se determina que los resultados son fraudulentos, pero no descartaron sanciones.
Las sanciones de Estados Unidos contra Venezuela se impusieron por primera vez en 2017 y aumentaron gradualmente a medida que la crisis política del país sudamericano se profundizó en los años siguientes. Las acusaciones de la oposición arrojan dudas sobre el regreso de Venezuela al escenario internacional después de que Maduro prometiera el año pasado celebrar elecciones libres y justas en conversaciones mediadas por Estados Unidos, a cambio de un alivio de las sanciones.
El primer funcionario dijo que comenzarían a tener conversaciones en foros como la Organización de Estados Americanos (OEA) y el G7 sobre el “camino colectivo a seguir”.