(CNN Español) – Qué diría Cristina Fernández de Kirchner sobre las elecciones en Venezuela era una de las preguntas que sobrevolaban en Argentina desde que, sin mostrar evidencias, el CNE proclamó ganador de la contienda a Nicolás Maduro.
Fueron seis días de silencio hasta que finalmente en México, en una charla organizada por el Instituto Nacional de Formación Política de Morena, la expresidenta de Argentina pidió que se publicaran las actas. Este posicionamiento marcó un hito en un vínculo que hasta el fin de semana solo tuvo gestos de amistad y apoyo mutuo.
Cuando en 2003 Néstor Kirchner llegó al poder en pleno auge de la llamada revolución bolivariana en Venezuela, rápidamente encontró afinidad con Hugo Chávez, Lula Da Silva y Fidel Castro.
Más allá de la alianza política e ideológica, Chávez apoyó económicamente a Argentina con la compra de bonos de deuda entre 2007 y 2008 por US $ 3.750 millones, según un reporte de la agencia Télam de 2013, e incrementó el comercio bilateral en un 500% entre 2004 y 2012.
Pero el vínculo no puede reducirse únicamente a la geopolítica. En 2010 Fernández de Kirchner enviudó y Chávez fue el único mandatario extranjero que la acompañó hasta Santa Cruz, su provincia de residencia al sur del país, para enterrar a su marido ahora difunto.
Años más tarde, cuando el líder bolivariano murió, esa profunda cercanía fue heredada por Maduro. A un mes de su asunción, Cristina Fernández lo honró con una cena en Argentina. “Nuestra hora es hoy”, brindó la líder peronista y dio por inaugurada una nueva etapa en la que -hasta ahora- se prolongó la armonía.
Nostalgia y agradecimiento
A la par del deterioro institucional en Venezuela, la oposición argentina le achacó una y otra vez al peronismo el fantasma de que transformarían al país en Venezuela. Incluso, se volvió leitmotiv de campaña en cada contienda, más allá de que el kirchnerismo nunca mostró resistencia en entregar el poder cada vez que perdió elecciones. Así y todo, Fernández de Kirchner no claudicó en su posición sobre sus aliados bolivarianos.
En diálogo con CNN, José Natanson, politólogo y autor de “Venezuela: ensayo sobre la descomposición”, dice que hubo dos factores que influyeron en la líder kirchnerista: nostalgia y agradecimiento. “Eso hizo que el kirchnerismo tuviera una mirada desenfocada respecto al tema Venezuela”, explica.
Pero lejos quedó Latinoamérica del auge de la primera década del siglo XXI, conocido como Marea Rosa, en el que gobiernos de izquierda aliados pintaban de rojo el mapa de toda la región.
Jon Lee Anderson, periodista norteamericano y autor de “Los años de la espiral, crónicas de América Latina”, dice a CNN que muchas de las ideas de entonces y de su simbología y retórica fueron sustentadas por el boom de las materias primas y que cuando ese boom se hundió, “se hundieron muchas de las ilusiones de esa revolución”.
Hoy el escenario es otro y se disputa entre partidos de izquierda y derecha que alternan en la región.
“Estamos en un período en el que estamos decidiendo el rumbo de las políticas de nuestros países -no solamente en América Latina, sino el hemisferio, incluido Estados Unidos- y también sus libertades, o vamos hacia un despotismo en algunos casos de derechas, en otros de izquierdas”, explica Anderson.
¿El posicionamiento de Cristina Fernández responde a una nueva lógica libertad vs. despotismo, democracia vs. autoritarismo?
Antes de pedir que se publicaran las actas, la expresidenta argentina cuestionó al gobierno de Javier Milei por reclamar democracia en Venezuela pero tener diputados que visitan en las cárceles a represores de la última dictadura militar. También, criticó a María Corina Machado por decir que se encontraba en la clandestinidad y al día siguiente presentarse públicamente en medio de una marcha opositora.
Pero también envió un mensaje contundente para el gobierno venezolano: “Por el propio legado de Hugo Chávez, publiquen las actas”, pidió Fernández, marcando una clara distancia con el sucesor del fallecido presidente.
Esto le valió una respuesta de Diosdado Cabello, actual diputado y vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), quien sin nombrarla dijo el lunes que por la tibieza de Alberto Fernández hoy se encontraba Milei en el poder: “Ellos sí que traicionaron el legado de Kirchner y de Perón”, sentenció.
“Si bien la insistencia en perseverar en el poder ya había tenido controversias en Venezuela, esta vez Maduro se ha quitado la máscara, quedó muy claro que ha perdido las elecciones y ha hecho una cosa a lo Putin”, dice Anderson. “Y Cristina (Kirchner) no es tonta y ve que esto se va a pique”.
Para Natanson, la expresidenta fue muy clara. “Terminó poniéndose en el mismo lugar en el que están los presidentes de izquierda de América Latina que están trabajando para una salida más o menos constructiva a la crisis venezolana”.
La nostalgia de un florecer de las izquierdas que fue quedando atrás convive con un presente en el que las ultraderechas disputan el sentido regional. Los autoritarismos a un lado y otro del espectro ideológico y antecedentes como el asalto al capitolio en EE.UU. o la irrupción en el Planalto en Brasil parecen resquebrajar los valores democráticos en América.
Anderson dice que “al ir de mal en peor en sitios como Venezuela” se corre el riesgo de “ser el gatillo” para más políticas de extrema derecha.