banderathumb.jpg
Videos muestran a soldados ucranianos retirando banderas rusas en Kursk y colocando las suyas
00:44 - Fuente: CNN

(CNN) – Vasyl se encontraba a varios kilómetros de profundidad en territorio ruso cuando oyó el zumbido de un dron cargado de explosivos que se acercaba. Tuvo segundos para reaccionar. “Fue muy rápido. Corrimos hacia los árboles y entonces se oyó un estallido a uno o dos metros de mí”, relató el soldado ucraniano.

“Miro hacia abajo y veo que tengo trozos en la pierna. No sé qué está pasando, así que me pongo un torniquete e intento salir”, explicó Vasyl -cuyo indicativo es Abejorro- a CNN en Sumy, la ciudad del norte de Ucrania donde se recupera de sus heridas.

Kyiv lanzó su incursión sorpresa en la región rusa de Kursk el mes pasado, tomando a Moscú por sorpresa y avanzando rápidamente unos 30 kilómetros desde la frontera. Pero la campaña se ralentizó y, este jueves, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, confirmó que Rusia había lanzado “acciones contraofensivas”.

El Ministerio de Defensa ruso dijo que las fuerzas rusas habían “penetrado” en la región de Kursk, capturando 10 asentamientos.

En los días previos a este contraataque, CNN habló con 14 soldados ucranianos de cinco unidades diferentes que fueron desplegados en Kursk como parte de la incursión. Cuatro resultaron heridos en la operación y se recuperan actualmente en hospitales de Ucrania, mientras que los otros 10 siguen realizando misiones en Rusia. Entre ellos había soldados de infantería, miembros de una unidad de drones, conductores de vehículos blindados y zapadores o ingenieros de combate de primera línea.

La mayoría han pedido permanecer en el anonimato o ser identificados únicamente por su nombre de pila e indicativo de llamada, dada la naturaleza sensible del tema y las preocupaciones en materia de seguridad.

Un grupo de soldados ucranianos descansa en una aldea cerca de la frontera rusa tras participar en la operación de Ucrania en Kursk. Ivana Kottasova/CNN.

Los 14 afirmaron que la contraofensiva de Kursk fue una operación difícil, con un índice de bajas equiparable al de otras partes del frente. Afirmaron que se estaba volviendo más difícil, cinco semanas después, y algunos incluso cuestionaron la decisión de lanzar la incursión en un momento en el que Ucrania estaba luchando por defender pueblos y ciudades clave en el este del país.

“Cada vez será más difícil. Habrá más fuego de artillería, más soldados, y habrá batallas muy grandes y difíciles, pero debemos hacer todo lo que podamos para mejorar nuestra posición: Ucrania quiere la paz, pero la paz cuando ganemos, no cuando perdamos”, dijo Vasyl.

“Rusia está enviando muchas tropas y artillería (a Kursk). Tenemos muchos muertos y mucho material destruido”, añadió.

Funcionarios ucranianos afirmaron que Moscú ha enviado unos 30.000 soldados a la región de Kursk. Dos oficiales con conocimiento de la situación dijeron que estos refuerzos incluían soldados de la ahora disuelta Compañía Militar Privada Wagner, que los oficiales creían que habían sido redesplegados desde África Occidental.

Los mercenarios de Wagner iban a ser absorbidos oficialmente por el ejército ruso tras la muerte del jefe de Wagner, Yevgeny Prigozhin, el año pasado. Pero los soldados ucranianos que operaban en Kursk afirmaron que los combatientes de Wagner se distinguían del resto de las tropas rusas porque tenían mucho mejor equipamiento y estaban mejor entrenados que los soldados regulares.

Dmytro (a la derecha), el comandante del batallón “Nightingale” de Ucrania, visita a Vasyl, un miembro del batallón que resultó herido en Rusia.

El líder checheno Ramzan Kadyrov también afirmó poco después del inicio de la incursión que la unidad de fuerzas especiales chechenas Akhmat se encontraba en la zona.

Dmytro, comandante de Vasyl, que supervisa el batallón ucraniano Nightingale, declaró a CNN que su unidad también había encontrado banderas e insignias de Wagner en la zona, algo que también confirmaron otros soldados.

Aunque Rusia ha conseguido recuperar el control de algunos pequeños asentamientos en los últimos días, Ucrania sigue controlando la gran mayoría del territorio del que se apoderó en los primeros días de la incursión, según una evaluación del Instituto para el Estudio de la Guerra, un grupo de seguimiento de conflictos con sede en Estados Unidos.

Logro táctico

La operación de Kursk ha supuesto una enorme inyección de moral para los ucranianos, ya que es el primer gran logro estratégico de Kyiv desde la liberación de Kherson en noviembre de 2022.

Casi todos los soldados con los que habló CNN dijeron que dar a Rusia una probada de su propia medicina valió la pena el dolor.

“Fue una buena sensación. Rusia es uno de los países más grandes por territorio, por población y por el tamaño de su ejército. Y tienen bombas nucleares. Nosotros no tenemos mucha gente y llevamos 10 años en guerra, desde que Rusia nos atacó y ocupó algunas partes de (las regiones de) Luhansk y Donetsk”, dijo Vasyl, refiriéndose al apoyo de Moscú a los separatistas prorrusos en el este de Ucrania en 2014, cuando Crimea también fue anexionada ilegalmente por el Kremlin.

“Y ahora vemos que, incluso después de (todo) este tiempo, podemos atacar territorio (ruso) y decir a todo el mundo: ‘No tengan miedo. Sean valientes. Sean fuertes e inteligentes’”.

Dmytro, cuyo indicativo es Kholod -o Frío en ucraniano-, hizo una valoración sencilla: “¡Sí, m*****! Esa es la sensación que tuve cuando vi a nuestros tanques disparar contra las posiciones rusas. Levantaron las manos, hicimos muchos prisioneros”.

En una entrevista exclusiva con la CNN la semana pasada, el comandante en jefe de Ucrania, Oleksandr Syrskyi, dio la explicación más detallada hasta la fecha de los motivos de la incursión. Dijo que su objetivo era impedir que Rusia utilizara Kursk como plataforma de lanzamiento de una nueva ofensiva, desviar las fuerzas de Moscú de otras zonas, crear una “zona de seguridad” y evitar el bombardeo transfronterizo de civiles, tomar prisioneros de guerra y, de hecho, elevar la moral de las tropas ucranianas y de la nación en general.

Zelensky, por su parte, afirmó que otro objetivo de la operación era demostrar a los aliados occidentales de Kyiv que, con el apoyo adecuado, su ejército puede contraatacar y acabar ganando la guerra.

Ucrania ha estado bajo presión en su frente oriental durante la mayor parte de este año y sigue luchando por recuperarse de los enormes contratiempos causados por los retrasos en la entrega de ayuda militar estadounidense el invierno pasado y en primavera.

La ofensiva de Kursk, que sorprendió incluso a algunos de los aliados más cercanos de Ucrania, fue aplaudida por los funcionarios occidentales. Este sábado, el director de la CIA, Bill Burns, la calificó de “importante logro táctico”. “No solo ha supuesto una inyección de moral para Ucrania. Ha puesto de manifiesto algunas de las vulnerabilidades de la Rusia de Putin y de su ejército”, declaró Burns en Londres.

Una victoria grande y tangible era muy necesaria y bienvenida en Ucrania. Pero los soldados que participaron en la operación y que hablaron con CNN dijeron que había sido una empresa difícil.

Un miembro herido de la tripulación de un vehículo blindado de transporte de personal le dijo a CNN que las tropas ucranianas enfrentaban graves problemas de navegación en Kursk.

Un soldado, de indicativo Fin, dijo que las fortificaciones rusas estaban muy bien construidas, combinando distintos tipos de medidas defensivas, por ejemplo colocando minas debajo de los obstáculos antitanque conocidos como dientes de dragón.

Todo su equipo -cuatro hombres con años de experiencia- estaba completamente agotado, dijo. Fueron de las primeras unidades en cruzar a Rusia, encargadas de desminar y desmantelar las defensas antes de que llegaran allí las unidades de infantería y artillería ucranianas. Pasaron dos semanas dentro de Kursk, trabajando sin parar, durmiendo un par de horas aquí y allá, siempre en alerta.

Hubo muchas bajas, dijeron. Un soldado señaló sus botas y dijo que se podían tomar “muchas muestras de ADN” de ellas. “ADN ucraniano, por desgracia”, dijo.

Fin dijo que el hecho de que estuvieran operando en tierra extranjera, en una zona que no conocían, hacía que su misión fuera especialmente difícil. La mayoría de las unidades que tomaron parte en la operación de Kursk fueron redesplegadas desde otras partes del frente, desde zonas que habían llegado a conocer muy bien en los últimos dos años y medio.

Un miembro de la tripulación de un vehículo blindado de transporte de tropas (APC, por sus siglas) que transportaba tropas de infantería ucranianas por la región de Kursk dijo a CNN que su unidad fue enviada allí desde Chasiv Yar, en la línea del frente oriental, donde podía “conducir con los ojos vendados de una posición a otra”.

En Kursk, él y su equipo se perdieron.

“Acabamos yendo a (la ciudad rusa de) Sudzha, donde tuvimos que esperar a que nuestro comandante nos encontrara”, explicó, añadiendo que la escasa visibilidad y el desconocimiento del terreno por parte de la tripulación dificultaron enormemente la navegación. Varias unidades han declarado a CNN que la navegación y la comunicación entre las unidades y sus comandantes fueron un gran problema en Kursk.

Con el GPS y las señales de telefonía móvil bloqueadas, los ucranianos han estado confiando en el servicio de Internet Starlink. Pero se están dando cuenta de que el servicio no funciona en absoluto en ciertas partes de la región de Kursk.

El miembro de la tripulación del APC dijo que estas interrupciones en las comunicaciones les impidieron ponerse en contacto con su comandante durante muchas horas.

La zona lleva varios meses de sequía y ahora la tierra está muy seca, lo que dificulta aún más los desplazamientos en vehículos pesados que levantan polvo. El tripulante del APC y su comandante hablaron con CNN en el norte de Ucrania, donde se recuperaban de las heridas que, según dijeron, sufrieron cuando dos vehículos blindados ucranianos chocaron entre sí debido a la escasa visibilidad y a la ausencia de señal de navegación.

Un tanque ruso destruido yace al costado de una carretera cerca de Sudzha, en la región de Kursk, Rusia. Esta imagen fue aprobada por el Ministerio de Defensa de Ucrania antes de su publicación.
Un grupo de soldados ucranianos descansa tras completar una larga misión en la región de Kursk, Rusia.

Si la línea de control se mantiene en gran medida sin cambios, la batalla en la región de Kursk pronto podría empezar a parecerse a partes de la línea del frente en el este de Ucrania, con ambos bandos atrincherados y luchando duro por cada centímetro de terreno.

Un zapador dijo que la misión de su unidad en Kursk había cambiado drásticamente en los últimos tiempos. Habló con CNN en un pequeño pueblo en el lado ucraniano de la frontera después de regresar de una misión particularmente agotadora.

“Si fuera fácil, no verías los vehículos de evacuación médica por la carretera”, dijo un soldado a CNN mientras descansaba en el lado ucraniano de la frontera.

Hace solo unas semanas, él y su equipo estaban eliminando defensas rusas y limpiando campos de minas para permitir a la infantería ucraniana adentrarse en Rusia. Ahora, dijo, están haciendo lo contrario: colocando minas y preparando defensas destinadas a impedir que las tropas rusas retrocedan.

Controlar el miedo

Como todos los soldados con los que habló CNN, Vasyl y su comandante, Kholod, no tenían ni idea de que acabarían adentrándose en Rusia cuando fueron redesplegados a la región de Sumy desde Pokrovsk, en el este.

“Todos pensábamos que los rusos iban a venir aquí, porque no teníamos mucho tiempo. Hubo una reunión y mi comandante me dijo que teníamos que estar en Sumy en tres días”, cuenta Kholod.

“Y el día en que empezó todo, estaba en una reunión con otros comandantes y me enseñaron el mapa y me dijeron lo que iban a hacer, por dónde iban a conducir, qué iban a emboscar, y comprendí que íbamos a Rusia”.

En declaraciones a CNN, Vasyl dijo que no pensó demasiado en la misión -ni en el hecho de que resultara herido en ella- y prefirió quedarse en el aquí y ahora.

“Esto es la guerra. Somos soldados y debemos hacer todo lo posible para proteger a nuestro país. Esto forma parte de un gran plan y no me he cuestionado por qué estoy aquí”.

Sentado en un banco de Sumy, con la pierna vendada estirada y una aguja intravenosa que le sobresalía cerca del codo, Vasyl contó que el día en que fue herido la línea del frente estaba plagada de drones rusos explosivos. “Vinieron chicos de otra unidad y les dije que tuvieran cuidado porque aquello parecía un matadero de drones… y justo en ese segundo, ¡pum!”, relató, añadiendo algunos improperios.

Sus compañeros le dijeron que había tenido suerte de sobrevivir. Kholod, que fue uno de los primeros en llegar hasta él después de la explosión, elogió su actitud tranquila tras el ataque.

Vasyl dijo que era su naturaleza. “Lo más importante cuando tienes mucho miedo es tener el control. Si puedes controlar tu miedo, todo irá bien”, afirmó.

Los médicos le dijeron que era demasiado arriesgado extraer algunos trozos de metralla.

“El médico me dijo que los trozos se quedarían en mi cuerpo, que eran demasiado difíciles de extraer, que era mejor que se quedaran. Yo dije: ‘De acuerdo, usted es el médico’”, declaró Vasyl a CNN, sin pestañear ante la idea de vivir el resto de su vida con restos de explosivos rusos clavados en su interior.

“¿Y qué?”, añadió. “No voy a convertirme en ruso a partir de estos trozos. No funciona como con los vampiros”.