(CNN) – Kamala Harris no tuvo su segundo debate con Donald Trump, por lo que fue a Fox News.
La vicepresidenta se enfrentó acaloradamente a Bret Baier, el principal presentador de la cadena pro-Trump, este miércoles por la noche, en el tipo de enfrentamiento sin guion que los republicanos llevan tiempo acusándola de evitar.
Harris y Baier discutieron y se interrumpieron el uno al otro, mientras él exponía sus cambios y retractaciones políticos y ella insistía en sus puntos de discusión. El polémico enfrentamiento, celebrado en Pensilvania, un estado indeciso, tuvo más en común con el único debate entre la vicepresidenta y el expresidente que con las entrevistas formales en las que Harris ha tropezado a menudo.
“Por favor, déjame terminar, tienes que dejarme terminar”, dijo Harris al principio de la entrevista, utilizando una técnica que ya ha empleado en el pasado contra rivales masculinos en audiencias y debates en el Congreso.
La visita de la vicepresidenta a Fox News mostró cómo está tratando de conjurar nuevos puntos de inflexión en una contienda sin un líder claro y en la que la mayoría de los estados indecisos no se ven definidos. La decisión de Trump de rechazar un segundo debate con su rival hizo que las últimas semanas de la campaña carezcan de grandes momentos programados que podrían cambiar la carrera.
Al final, este miércoles, tanto Harris como Fox News probablemente consiguieron lo que querían.
La vicepresidenta se mostró combativa tras atreverse a entrar en la guarida de los medios conservadores y marcó un contraste con Trump, que está evitando en gran medida las entrevistas en los informativos de televisión en las que será repreguntado. Destacó su retórica extrema y sus amenazas de utilizar el Ejército contra “enemigos internos”, de una forma que los espectadores del canal rara vez ven. Su actuación reforzó su nueva táctica de campaña de crear una nueva alarma sobre un segundo mandato de Trump que, según dijo en un discurso pronunciado este miércoles, vería al expresidente sentado en el Despacho Oval “tramando represalias, cocinándose en sus propios agravios y pensando solo en sí mismo y no en ti”.
Temas de la audiencia conservadora
Harris también hizo algo de control de daños después de decir en una entrevista la semana pasada que no había mucho que ella hubiera hecho diferente del impopular comandante en jefe durante los últimos cuatro años. “Mi presidencia no será una continuación de la presidencia de Joe Biden”, dijo Harris. “Como cada nuevo presidente que llega al cargo, aportaré mis experiencias vitales y profesionales e ideas frescas y nuevas”.
Fox, por su parte, consiguió horas de contenido posterior a la entrevista para sus comentaristas. Su análisis posterior al debate, por ejemplo, se centró en la falta de respuesta de Harris a una de las acusaciones de Trump: cuántos inmigrantes indocumentados había dejado entrar en el país durante su mandato. Mientras la cadena emitía lo más destacado de la entrevista, ponía un subtítulo en pantalla que decía “Kamala continúa su diatriba contra Trump”. Baier presionó a Harris sobre temas importantes para la audiencia conservadora, incluidas las tragedias de las jóvenes estadounidenses asesinadas por migrantes indocumentados –por las que la vicepresidenta expresó su profunda simpatía– y su anterior apoyo al uso de dólares de los contribuyentes para financiar la atención de afirmación de género para los reclusos transgénero, incluidos los inmigrantes indocumentados. (Dijo que seguiría la ley en este tipo de políticas como presidenta).
Y en caso de que Harris hiciera cambiar de opinión a alguno de sus espectadores, Fox emitió tras la entrevista mordaces refutaciones de los hijos mayores de Trump, Donald Jr. y Eric, y de su antiguo asesor político de línea dura Stephen Miller.
La cuerda floja por la que caminaba Harris mientras intentaba mostrar firmeza y temple presidencial era evidente en las críticas a su actuación en las redes sociales, que a menudo reproducían estereotipos dirigidos a mujeres negras fuertes.
Pero antes de la entrevista, el portavoz de Harris, Ian Sams, explicó su forma de pensar. Señaló que los altos índices de audiencia de Fox incluyen a algunos votantes indecisos y demócratas. Y dijo que Harris quería que esos espectadores la escucharan directamente.
Otro día de cortejo a distintos bloques de votantes
La entrevista en Fox coronó otro día en el que Harris intentó atraer a un pequeño número de votantes que podrían marcar la diferencia en los campos de batalla más disputados, a menos de tres semanas de unas elecciones muy reñidas.
Después de cortejar a los votantes negros masculinos este martes, viajó al llamado “estado de Keystone”, Pensilvania, para tratar de atraer a los republicanos que están descontentos con el comportamiento antidemocrático de Trump. Al aparecer acompañada con exlegisladores y funcionarios republicanos expulsados de su partido por Trump, la vicepresidenta señaló que encontrarla en esa compañía normalmente sería sorprendente.
Pero añadió: “No en estas elecciones, porque en esta contienda están en juego las ideas democráticas por las que lucharon nuestros fundadores y generaciones de estadounidenses antes que nosotros. En estas elecciones está en juego la Constitución de Estados Unidos”.
Los demócratas creen que puede haber un número significativo de votantes del Partido Republicano, incluidos algunos que votaron por la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, en las primarias republicanas, que podrían ser persuadidos a votar por Harris el próximo mes. Si solo unos pocos miles de telespectadores de Fox o conservadores tradicionales cambiaran de bando, podría empujar a algunos estados indecisos en dirección a la vicepresidenta. Aun así, el riesgo para Harris es que su exposición en su primera entrevista formal en Fox News podría alejar a algunos de esos votantes. Y el centenar de republicanos que aparecieron con ella este miércoles en el condado de Bucks, un suburbio crítico de Filadelfia, en muchos casos representaban el pasado del Partido Republicano, dejado atrás en la transformación populista diseñada por Trump.
Trump juega con las afirmaciones de Harris de que está desquiciado
En ese mitin de Pensilvania, Harris reforzó su nuevo tono duro contra Trump, tachándolo de “cada vez más inestable y desquiciado”. También planteó cuestiones sobre su edad y sus facultades, dándole la vuelta a la tortilla al expresidente de 78 años, que a menudo utilizó la misma estrategia contra Biden cuando estaba en la carrera.
En muchas de sus recientes apariciones, Trump pareció hacer el juego a las afirmaciones de Harris. Este miércoles, por ejemplo, se reafirmó en sus falsas afirmaciones de que los inmigrantes haitianos estaban comiendo perros y gatos en Ohio. Dijo en un foro comunitario de Univisión con votantes latinos indecisos que los refugiados, que están en el país legalmente, estaban “comiendo también otras cosas que se supone que no deberían”.
El candidato republicano también se autoproclamó “el padre de la fecundación in vitro” en su último intento de distanciarse del caos en la salud reproductiva de las mujeres después de que la mayoría conservadora de la Corte Suprema de Justicia, que él construyó, anulara el derecho constitucional a abortar en todo el país. Harris dijo más tarde a los periodistas que el comentario era “extraño”, ya que ella busca utilizar las posteriores restricciones al aborto a nivel estatal para ampliar la brecha de género que podría ayudarla a derrotar a Trump.
Y mientras los demócratas destacan cada vez más la amenaza que Trump percibe para la democracia estadounidense, el candidato republicano a la vicepresidencia, el senador J.D. Vance, insistió en que el expresidente no perdió las últimas elecciones. “He respondido directamente a esta pregunta un millón de veces: No. Creo que hubo serios problemas en 2020”, dijo el republicano de Ohio. “Entonces, ¿perdió Donald Trump las elecciones? No con las palabras que yo usaría, ¿de acuerdo?”.
Trump, mientras tanto, insistió en un foro comunitario de Univisión, que el 6 de enero de 2021 –uno de los días más notorios en la historia de Estados Unidos– fue un “día de amor” y que no hubo “nada mal hecho en absoluto”.
Cualquiera de los recientes comentarios de Trump habría descalificado a un candidato convencional. Pero es una marca de cómo ha transformado la política estadounidense que su base de apoyo sea impermeable a comportamientos escandalosos o extravagantes.
Y no hay duda de que Trump, a pesar de su crudeza y de romper las restricciones destinadas a frenar a los líderes demagogos, es la auténtica voz de decenas de millones de estadounidenses.
Harris también se ve obstaculizada por un entorno político desalentador. Es miembro de un Gobierno impopular en un momento en que muchos estadounidenses siguen sintiendo los efectos de la alta inflación a la que la Casa Blanca suele restar importancia y se sienten frustrados por los precios todavía elevados de los alquileres, los vehículos y los comestibles.
Le ha llevado varios meses llegar a la seguridad de que marcaría un fuerte contraste con el Gobierno de Biden, que desveló en la entrevista con Fox News. En sí mismo, eso es un reflejo de sus dificultades como candidata presidencial. Y su dificultad al comienzo de la entrevista en Fox para responder de manera efectiva a algunas de las preguntas de Baier sobre inmigración mostró que el tema sigue siendo una debilidad y podría ser un impedimento significativo para sus esfuerzos por atraer a los desertores del Partido Republicano.
Aun así, el hecho de que se atreviera a hacer la entrevista podría ayudarla con los votantes indecisos. Y, si nada más, su aparición sirvió para poner de relieve cómo la maquinaria mediática conservadora y la de Trump son prácticamente indistinguibles la una de la otra.