El objetivo de la coalición rebelde siria, que esta semana ha arrebatado otra gran ciudad al control del Gobierno, es en última instancia derrocar al autoritario presidente Bashar al-Assad, según Abu Mohammad al-Jolani, líder militante del principal grupo que impulsa la oposición armada del país.
En una entrevista exclusiva con CNN, al-Jolani no dejó lugar a dudas de que las ambiciones de Hayat Tahrir Al-Sham (HTS, por sus siglas) –grupo formado a partir de una antigua filial de Al Qaeda– no son otras que acabar con el régimen de Assad. En su primera entrevista cara a cara con los medios de comunicación en años, en un lugar no revelado de Siria, habló de planes para crear un Gobierno basado en las instituciones y en un “consejo elegido por el pueblo”.
“Cuando hablamos de objetivos, la meta de la revolución sigue siendo el derrocamiento de este régimen. Es nuestro derecho utilizar todos los medios disponibles para lograr ese objetivo”, dijo al-Jolani.
“Las semillas de la derrota del régimen siempre han estado dentro de él… los iraníes intentaron resucitar el régimen, ganándole tiempo, y más tarde los rusos también intentaron apuntalarlo. Pero la verdad sigue siendo: este régimen está muerto”.
Desde que hace más de una semana los rebeldes salieron de su bolsa de territorio en el noroeste del país, su avance ha sido asombrosamente rápido, tomando el control de la segunda ciudad más grande del país, Aleppo, antes de capturar la estratégica ciudad de Hama. La ofensiva de choque asestó un duro golpe a Assad y a quienes le apoyan en Irán y Rusia, al tiempo que reavivó una guerra civil que había permanecido en gran medida latente durante años.
Las fuerzas de la oposición siria están descentralizadas y se componen de diferentes ideologías, aunque unidas por el objetivo común de derrocar al régimen de Assad. Pero las raíces de HTS y al-Jolani en movimientos islamistas extremistas ensombrecen sus ambiciones.
A pesar del esfuerzo de al-Jolani por distanciar a su nuevo grupo de Al Qaeda, Estados Unidos designó a HTS como Organización Terrorista Extranjera en 2018 e impuso una recompensa de US$ 10 millones por él.
Salir de las sombras
Para alguien que alguna vez operó en las sombras, al-Jolani exudó confianza y trató de proyectar modernidad en su reunión con CNN, que tuvo lugar a plena luz del día y con poca seguridad. Mientras CNN se sentaba para entrevistar a al-Jolani, saltó la noticia de que las fuerzas bajo su mando habían capturado la ciudad de Hama.
Dentro del territorio controlado por los rebeldes en Siria, está claro que actúa menos como un hombre buscado y más como un político. Después de que las fuerzas que le son leales se hicieran con el control de Aleppo, hizo una aparición pública en la ciudadela histórica de la ciudad.
Al-Jolani afirma que ha pasado por episodios de transformación a lo largo de los años. “Una persona de 20 años tendrá una personalidad diferente a la de alguien de 30 o 40, y desde luego a la de alguien de 50. Es la naturaleza humana”.
Al-Jolani se curtió como joven combatiente de Al Qaeda contra Estados Unidos en Iraq. De regreso a su patria durante la guerra civil siria, dirigió la filial del grupo terrorista en Siria cuando se llamaba Jabhat Al Nusra. Posteriormente rompería lazos con Al Qaeda y su organización evolucionó hasta convertirse en Hayat Tahrir Al-Sham, también conocida como Organización para la Liberación del Levante, a principios de 2017.
Estados Unidos, Turquía, las Naciones Unidas y varias otras naciones occidentales siguen designando a HTS como Organización Terrorista Extranjera, a pesar de los intentos del grupo por distanciarse de sus raíces.
La entrevista de al-JYolani con CNN de este jueves supuso un cambio radical con respecto a la retórica de línea dura que utilizó durante su primera entrevista televisada en 2013, cuando fue entrevistado por Al Jazeera con el rostro en la sombra. En aquel momento, sus declaraciones se centraron en el fomento de la rama de Al Qaeda en Siria.
Este jueves, al-Jolani proyectó una visión diferente para el país devastado por la guerra. Como muestra de su intento de cambiar de imagen, utilizó públicamente por primera vez su nombre real, Ahmed al-Sharaa, en lugar del nombre de guerra por el que se le conoce.
Mientras los avances militares de la coalición rebelde amplían el territorio y la población bajo su control, al-Jolani insistió en que los civiles tienen poco que temer en la gestión de las zonas de Siria controladas por los rebeldes. “Las personas que temen la gobernanza islámica o bien han visto implementaciones incorrectas de la misma o no la entienden correctamente”, afirmó.
Si las fuerzas de la oposición consiguen derrocar al régimen de Assad, este pasará a “un estado de gobernanza, instituciones, etc.”, imaginó.
El grupo dijo que está trabajando para tranquilizar a los civiles y grupos que sufrieron persecución a manos de grupos extremistas y yihadistas en la guerra civil de Siria, que duró una década. También dijo que se ha esforzado por decir públicamente a los cristianos y a otras minorías religiosas y étnicas que vivirán seguros bajo su Gobierno.
“Hubo algunas violaciones contra ellos [las minorías] por parte de ciertos individuos durante los periodos de caos, pero abordamos estas cuestiones”, declaró al-Jolani cuando se le preguntó por la preocupación por su seguridad.
“Nadie tiene derecho a borrar a otro grupo. Estas sectas han coexistido en esta región durante cientos de años, y nadie tiene derecho a eliminarlas”, afirmó.
No obstante, grupos de derechos humanos y observadores locales han dado la voz de alarma por el trato que HTS ha dispensado recientemente a los disidentes políticos en Idlib, alegando que el grupo ha reprimido duramente las protestas y ha torturado y maltratado a los disidentes. Al-Jolani declaró a CNN que los incidentes de malos tratos en las cárceles “no se produjeron bajo nuestras órdenes o instrucciones” y que HTS ya había exigido responsabilidades a los implicados.
Al-Jolani también se opuso a la designación terrorista permanente de HTS, calificando la etiqueta de “principalmente política y, al mismo tiempo, inexacta”, argumentando que algunas prácticas islamistas extremas habían “creado una división” entre HTS y los grupos yihadistas. Afirmó que se oponía a algunas de las tácticas más brutales empleadas por otros grupos yihadistas, lo que le llevó a romper lazos con ellos. También afirmó que nunca había participado personalmente en atentados contra civiles.
Cuando CNN visitó Alepo más temprano ese día, el equipo encontró una ciudad que parecía tranquila a pesar de la repentina toma de poder por parte de las fuerzas de la oposición la semana pasada. Los mercados estaban abiertos, la gente caminaba por las calles y la vida continuaba, incluso después de los bombardeos de los aviones de guerra rusos pro-Assad que han matado a decenas de personas en las zonas controladas por los rebeldes.
El control de Asad sobre el país ha sido reforzado por sus aliados. A medida que las fuerzas antigubernamentales crecieron tras la Primavera Árabe de 2011, la Guardia Revolucionaria de Irán, así como su representante libanés Hezbollah, ayudaron a combatir a los grupos rebeldes armados en el terreno. En los cielos, la Fuerza Aérea Siria fue reforzada por aviones de guerra rusos.
Al-Jolani expresó su deseo de ver a las fuerzas extranjeras abandonar Siria. Actualmente hay fuerzas de EE. UU., Turquía, Rusia e Irán, así como representantes iraníes en el país. “Creo que una vez que caiga este régimen, el problema se resolverá y ya no habrá necesidad de que permanezcan fuerzas extranjeras en Siria”.
“Siria merece un sistema de gobierno que sea institucional, no uno en el que un único gobernante tome decisiones arbitrarias”, añadió. La dinastía Assad lleva 53 años en el poder, desde 1971. Para mantener su dominio durante décadas, el régimen ha asesinado a cientos de miles de personas, encarcelado a disidentes y desplazado brutalmente a millones de personas dentro y fuera del país.
“Estamos hablando de un proyecto más amplio: estamos hablando de construir Siria”, continuó al-Jolani. “Hayat Tahrir al-Sham es sólo una parte de este diálogo, y puede disolverse en cualquier momento. No es un fin en sí mismo, sino un medio para llevar a cabo una tarea: enfrentarse a este régimen”.
Mostafa Salem e Isil Sariyuce de CNN contribuyeron a este informe.