(CNN Español) – En tres elecciones consecutivas, el presidente Evo Morales obtuvo una votación arrasadora de más del 50% de los votos, llegando a su punto más alto con más del 64% de los votos en 2009.
Pero años después, Morales, que era el presidente latinoamericano que más años había estado en el poder (casi 14 años) y el primer presidente indígena de Bolivia, desafió a la Constitución con una postulación a un cuarto mandato presidencial, según coinciden varios analistas, que junto a un escándalo de fraude electoral en 2019 marcaron un punto de quiebre para el dirigente indígena.
Damián Andrada, investigador de la Universidad Del Salvador y de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, en Argentina, que es experto en política boliviana, dijo que el problema de Morales fue una falla política por querer pasar por encima de la Constitución.
“El problema puntual fue centrarse en la reelección, no respetar la constitución sancionada en 2009 ni el referéndum de 2016 (sobre su reelección) que perdió y no respetó”, le dijo a CNN Radio Argentina.
“Esos tres errores políticos se activaron junto al freno provisorio del escrutinio. Esos tres puntos y el freno al escrutinio fue lo que activó todo este descontento”, dijo el analista.
Juan Negri, docente de la Universidad de San Martín (UNSAM) y la Universidad Di Tella, dijo también en CNN Radio Argentina que Morales “fue muy irresponsable y dio señales de que se quería quedar a cualquier costo”.
El expresidente Jorge Quiroga, también señaló que la decisión de Morales de quedarse en el poder “eternamente” fue una violación a la Constitución que desconoció la voluntad popular.
“Eso dejó una indignación latente muy profunda”, dijo Quiroga en CNN en Español.
“Estaba claro que la única forma que podía prevalecer era intentar robarse la Presidencia, el fraude fue descomunal”, dijo el expresidente..
Ese punto de quiebre se vio en los resultados electorales, pues aunque durante años la diferencia de votos con sus más cercanos contrincantes fue abismal, y la diferencia de votos entre Morales y Carlos Mesa, fue de poco más de 10 puntos porcentuales, pero la OEA pero la OEA concluyó que es “improbable estadísticamente” que Morales haya ganada las elecciones en la primera vuelta.
Tras las elecciones del 20 de octubre miles de bolivianos salieron a las calles a manifestar su descontento por las irregularidades en el proceso electoral, otros marcharon a favor de Morales.
Sin embargo, aunque para muchos la postulación es inconstitucional, su inscripción el Tribunal Electoral de Bolivia autorizó la cuarta inscripción de Morales a unas presidenciales invocando un derecho humano.
El canciller de Bolivia Diego Pary, dijo en CNN en Español que la Constitución no fue modificada para esta nueva postulación, pero que el gobierno apeló a una figura jurídica (la del derecho humano a reelegirse) que se ha aplicado en otros países.
“El presidente ha sido completamente habilitado al igual que los otros candidatos y es el pueblo boliviano el que tiene que decidir si continúa o no en ese nuevo periodo presidencial (2020-2025)”, dijo Pary en CNN. El canciller dijo que la habilitación del presidente está “en el marco de la Constitución”.
El referendo de 2016
Este fue el punto de quiebre para Morales, según los analistas. En 2016, el presidente boliviano perdió un referendo constitucional con el que pretendía postularse como candidato para un cuarto período en la presidencia. La opción del No a un cuarto mandato presidencial ganó con el 51,3% de los votos frente a un 48,7% que obtuvo el sí.
En ese entonces, Morales dijo que “gane el Sí o gane el No, vamos a respetar, ésa es la democracia”.
Pero en 2018, el Tribunal Supremo Electoral autorizó la inscripción de Morales como candidato a las elecciones presidenciales de 2019, ignorando el resultado del referéndum de 2016 que negaba la modificación de la Constitución para autorizar la reelección indefinida.
Y esa es una de las razones por las que el líder opositor Luis Fernando Camacho, presidente del Comité Pro Santa Cruz desde 2017, ha librado una lucha “para defender la democracia” en Bolivia, pues dice que Morales es un “dictador”.
“El único golpe que se le dio a este país fue él, [que] no respeto al voto de febrero de 2016”, le dijo a CNN en Español Camacho.
“El golpe de Estado lo dio él con el fallo del Tribunal Constitucional”, reiteró.
El analista político boliviano Carlos Toranzo señaló que el “punto de quiebre” de Evo Morales fue el referéndum de febrero de 2016, pues el presidente dijo que si ganaba el no, se retiraría, pero no lo hizo. “Mintió”, le dijo Toranzo a CNN.
“En ese reférendum lo ganó la oposición porque la juventud despertó luego de casi una década de silencio, entró en política defendiendo la democracia”, dijo Toranzo, señalando que la juventud “lo hizo a su estilo” usando las redes sociales.
Toranzo señaló otros puntos como el “declive” de la presidencia de Morales, como los escándalos de corrupción durante su gobierno y el “culto a la personalidad”, pues construyó un Museo en su nombre que costó más de 7 millones de dólares. También señaló que hubo “despilfarro”, pues construyó un nuevo palacio de gobierno, La Casa Grande del Pueblo, un ostentoso edificio de 36 millones de dólares. El Gobierno dijo era un “símbolo fundamental del proceso de cambio del presidente Evo Morales”.
Señalamientos de abuso del poder por parte de la oposición
Pero aunque los analistas coinciden en que postularse a un cuarto mandato fue un error para Morales, lo cierto es que los señalamientos de abuso de poder por parte de los opositores contra Morales no son nuevos.
Ya para las elecciones de 2013 la oposición había señalado que la decisión del Tribunal Constitucional, de dejar que Morales se presentara por tercera vez a una campaña presidencial, era algo abusivo. Esta decisión no tenía precedentes en Bolivia para ese momento. Morales celebró que “una de las vías constitucionales planteadas por movimientos sociales” fue reconocida y lo habilitó para un cuarto mandato.
Al año siguiente, Morales consiguió la reelección con un apoyo del 61,04 %, mientras que el empresario Samuel Doria Medina, del Partido de Unidad Demócrata, obtuvo un poco más de la tercera parte de los votos de Morales con un 24,49 %.
Los partidos de oposición pusieron en duda la transparencia del proceso electoral de Bolivia.
Edwin Herrera, excandidato al movimiento Sin Miedo, dijo que en Bolivia hubo “un colosal fraude electoral digitado desde el Movimiento Al Socialismo, desde el gobierno, pero que también ha sido operado por el Tribunal Supremo Electoral”, dijo en CNN en Español.
Morales expresó su preocupación por la tardanza en el cómputo oficial y dijo que “jamás el gobierno ni manipula, ni da uso de carácter favoritismo al MAS nunca”. El Vocal del Tribunal Electoral, Ramiro Paredes, defendió el trabajo de esa institución.
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Las victorias electorales de Morales
Morales, que fue el primer presidente indígena en liderar Bolivia, tuvo un gran apoyo popular, alcanzando cifras mayoritarias en las elecciones durante años. Como otros latinoamericanos de su tiempo, se aferró al socialismo como respuesta a la desigualdad.
En las elecciones de 2002, cuando era diputado por Cochabamba en el Congreso Nacional, Morales obtuvo el 20,94% en primera vuelta, muy cerca de Gonzalo Sanchez de Lozada, que obtuvo el 22,46% de los votos. Este último fue declarado presidente en segunda vuelta, elegida por el Congreso, según la Constitución vigente de ese entonces.
Pero en 2005 Morales haría historia no solo ganando la presidencia, sino casi que duplicando a su más cercano competidor, Jorge Quiroga, que ya había sido presidente entre agosto de 2001 y 2002. En esas elecciones Morales obtuvo el 53,7% de los votos sobre un 28,5% de Quiroga.
En 2009, Bolivia celebró elecciones después de un referéndum constitucional celebrado a principios de ese mismo año y el líder del partido Movimiento Al Socialismo obtuvo una histórica votación: 64,22% frente al 26,46% de su principal competidor, Manfred Reyes Villa.
El MAS liderado por Morales, también obtuvo más de dos tercios de senadores y diputados en esas elecciones, por tanto quedó liderando la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Para 2014, tras ganar las presidenciales, ante una multitud de simpatizantes en La Paz, Morales, dedicó su triunfo “a todos los pueblos de América Latina y del mundo que luchan contra el capitalismo y contra el imperialismo”.
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Pero a pesar de los grandes logros económicos y de integración durante su gobierno, la imagen de Morales se vio empañada por algunos escándalos de corrupción, entre ellos el caso de la relación secreta con una mujer que fue condenada por supuesta malversación de fondos. Gabriela Zapata paga una condena de 10 años de prisión por legitimación de ganancias ilícitas, asociación delictuosa, falsedad ideológica, uso de instrumento falsificado, contribuciones y ventajas ilegítimas y uso de bienes y servicios públicos.
Y la economía del país comenzó a decaer al mismo tiempo que aumentaban los escándalos en torno a su figura.
Y el acecho de la imagen de Venezuela en la región, de un mandatario que cambia la Constitución y se inmortaliza en el poder, también jugó a favor de la caída de la popularidad de Morales en las urnas.
“El problema es que viole la Constitución”, dijo sobre sobre el referendo de 2016 el senador opositor Arturo Murillo a Fernando del Rincón de CNN en Español. “Porque sepa yo que lo podemos derrotar en las Urnas, ¿vamos a dejar que viole la Constitución?”.
“Nosotros no queremos una Venezuela para Bolivia”, agregó Murillo.
Finalmente, con las denuncias de corrupción en las elecciones de octubre de 2019, marchas multitudinarias que durante semanas concurrieron las calles del país, el informe de la OEA sobre inconsistencias en las elecciones, y el Ejército dándole la estocada final al “sugerir” su renuncia, la permanencia de Morales en la presidencia se volvió insostenible y tras más de 14 años en el poder, el primer presidente aymara de Bolivia, se volvió también el primer presidente indígena en renunciar a la presidencia.