(CNN) – En los últimos días de su mandato, el presidente Donald Trump no ocultó precisamente su esfuerzo por anular las elecciones que acababa de perder, por lo que es muy fácil cansarse de pensar en ello, ahora que está fuera del cargo y sus poderes oficiales fueron cortados.
Pero además de las mentiras que estuvo difundiendo todo el tiempo, seguimos conociendo nuevos e inquietantes detalles sobre sus obstinados y perjudiciales esfuerzos por envenenar el sistema desde dentro, que incluyeron un enfrentamiento al estilo de “The Apprentice” entre dos altos funcionarios del Departamento de Justicia (DOJ, por sus siglas en inglés) en la Casa Blanca y amenazas de dimisión.
Entrelazados, los hechos muestran que el asalto de Trump a la democracia, que se parece cada vez más a un intento de golpe de Estado, fue aún más temerario e insistente de lo que se pensaba.
Las noticias recientes incluyen estos elementos:
- Trump presionó a los funcionarios del DOJ en funciones, como el secretario de Justicia en funciones, Jeffrey Rosen, el 27 de diciembre para que “Solo digan que la elección fue corrupta + déjenme el resto a mí y a los congresistas republicanos”, según las notas del subsecretario de Justicia en funciones, Richard Donoghue, compartidas con los investigadores de la Cámara.
- Un día después, el 28 de diciembre, al menos un funcionario en funciones del DOJ, Jeffrey Clark, que estaba a cargo de la división civil, aparentemente se creyó las mentiras de Trump, o quiso tranquilizarlo, y redactó una carta sugiriendo que había irregularidades electorales en las elecciones (no las había), pero fue rechazada por otros altos funcionarios en funciones.
- Funcionarios como el jefe de gabinete de Rosen, Patrick Hovakimian, redactaron cartas de dimisión en caso de que su jefe fuera expulsado en favor de Clark.
Marshall Cohen, Jason Morris, Christopher Hickey y Will Mullery, de CNN, han elaborado una línea de tiempo detallada de los esfuerzos de Trump para corromper al gobierno de Estados Unidos y al de Georgia. Es exhaustiva e impactante.
Los esfuerzos de Trump
Precisamente la amenaza de un bloque de dimisiones del DOJ entre los funcionarios interinos (estas personas, como funcionarios interinos, se suponía que eran leales a Trump) es lo que puede haber impedido a Trump un despido de última hora de los funcionarios de Justicia.
Hay que tener en cuenta que la presión de Trump sobre Rosen y Donoghue se produjo exactamente un día después de la dimisión definitiva del exsecretario de Justicia William Barr.
Barr dejó la administración en su último mes, no mucho después de haber dicho a un periodista la verdad, que no había pruebas de fraude electoral generalizado que pudieran cambiar el resultado de las elecciones.
Trump estalló ante esta supuesta traición de Barr en una reunión en la Casa Blanca documentada por Jonathan Karl en un libro de próxima aparición.
El último día de Barr, Trump hablaba por teléfono con funcionarios de Georgia, animándolos a “encontrar” votos. No lo hicieron.
Estos detalles saldrán a la luz en una narración más completa ahora que los investigadores de la Cámara están entrevistando a antiguos funcionarios de Trump.
Ese registro oficial complementará los detalles que ya conocíamos, como el enfrentamiento al estilo de “The Apprentice”, que se prolongó durante horas, en el que Rosen y Clark presentaron cada uno argumentos a Trump sobre cómo proceder en sus últimos días.
Eso ocurrió el 3 de enero. Tres días después, los partidarios de Donald Trump atacaron el Capitolio para detener el recuento de los votos electorales.
Más presiones de Donald Trump
La tensión de los esfuerzos de Trump por socavar las elecciones no se limitó al Departamento de Justicia. A principios de este año supimos por otro libro que el presidente del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, se dedicó activamente a contrarrestar cualquier esfuerzo de Trump por utilizar el gobierno para tomar el poder.
Es una buena noticia que incluso los funcionarios que alguna vez fueron percibidos como leales a Donald Trump no lo ayuden a anular la elección.
Pero todo debe considerarse en su contexto y sabiendo que Trump podría muy bien postularse de nuevo a la Casa Blanca.
También hay que considerar si infringió la ley al ejercer presión para romper el proceso democrático estadounidense.
“Olvídate de un delito. Yo veo aquí varios delitos federales”, ha dicho el exfiscal federal y analista de CNN Elie Honig, que acaba de publicar un libro de denuncia de la etapa de Barr en la administración de Donald Trump.
Más detalles
Aquí hay más detalles de Honig, que hizo estos comentarios a Erin Burnett de CNN:
“Voy a ser específico. Es un delito federal privar a un estado de una elección justa. Es un delito federal solicitar el recuento falso de votos, la certificación falsa de unas elecciones. Es un delito federal conspirar contra Estados Unidos. Ahora, ¿podría venir un buen abogado defensor y objetar esto o tratar de encontrar agujeros en él? Claro que sí, y con gusto acepto esa lucha”.
Honig dijo que hay muchas pruebas para una investigación penal y que el actual secretario de Justicia, Merrick Garland, debería iniciar una aunque el Departamento de Justicia no lo haya hecho: “Esto es muy serio y tiene que haber consecuencias. Imagínense si no hay consecuencias de ningún tipo. ¿Qué clase de mensaje envía eso?”.
Donald Trump ya se libró del juicio político, aunque estos últimos detalles no se conocían cuando se votó. Él presionó a los republicanos en el Capitolio para acabar con una revisión completa no partidista de la insurrección. Ha argumentado que el comité que los demócratas pusieron en marcha es partidista.
Está tratando de corromper nuestro conocimiento de los acontecimientos al igual que trató de corromper el resultado de las elecciones.