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Estos países ya vacunan a los menores de 12 años contra el covid-19
01:08 - Fuente: CNN

(CNN) – Los temores de EE.UU. de que la reunión anual de líderes mundiales de esta semana en las Naciones Unidas pueda desencadenar un evento de superpropagación resaltará la marcada desigualdad del acceso global a las vacunas de covid-19, incluso cuando las naciones desarrolladas comienzan a ofrecer vacunas de refuerzo.

Decenas de presidentes, primeros ministros y ministros de relaciones exteriores están preparados para ignorar una sugerencia de EE.UU. de quedarse en casa y asistir a la Asamblea General de la ONU (AGNU) virtualmente y convergerán en la ciudad de Nueva York en persona esta semana.

La posibilidad de que las delegaciones visitantes puedan representar una amenaza para la salud será un recordatorio importante de que, si bien naciones como Estados Unidos y las principales potencias europeas han seguido adelante con la vacunación de decenas de millones de personas, muchos países más pequeños y pobres, que carecen de industrias farmacéuticas, no han podido asegurar o fabricar sus propias vacunas.

La Organización Mundial de la Salud dijo la semana pasada que se han administrado más de 5.700 millones de dosis de vacunas en todo el mundo, pero el 73% de esas dosis se han aplicado en solo 10 países.

Esa realidad representa el mayor obstáculo potencial para poner fin a la pandemia y evitar que aún más cepas infecciosas del coronavirus como la variante delta desarrollen resistencia a las vacunas existentes.

También subrayará el fracaso del mundo hasta ahora para dar una respuesta unificada a la peor crisis de salud pública en 100 años, que estará en el centro de innumerables discursos de los líderes mundiales en las próximas dos semanas.

Si bien el lado social del evento de la Asamblea General de la ONU y las reuniones bilaterales se han reducido, es posible que una afluencia de visitantes, muchos de países sujetos a restricciones de viaje de Estados Unidos, pueda crear las condiciones para propagar infecciones y fomentar la transmisión global. Aunque la propiedad de la sede de la ONU está designada como territorio internacional, las delegaciones se alojarán en una ciudad que ahora requiere prueba de vacunación para ingresar a lugares cerrados como restaurantes y gimnasios. Esto podría abrir un nuevo frente en la relación, a veces delicada, de Manhattan con los enviados extranjeros atestiguada en disputas pasadas sobre caravanas, multas de estacionamiento y visitas de rivales estadounidenses, como los difuntos líderes Muammar Muammar Gadhafi, de Libia, y Fidel Castro, de Cuba, respectivamente.

“Nos preocupa que el evento de la ONU sea un evento súperpropagador”, dijo el viernes Linda Thomas-Greenfield, representante permanente de Estados Unidos ante la ONU. “Necesitamos tomar todas las medidas para asegurarnos de que no se convierta en un evento de superpropagación”. Todos los viajeros que ingresen a EE. UU. deberán mostrar prueba de covid-19 negativa. Pero el hecho de que las vacunas sean tan escasas en gran parte del mundo plantea la posibilidad de que muchas delegaciones queden desprotegidas.

Thomas-Greenfield pidió a todas los países que se aseguren de que “sus acciones no pongan en peligro la salud y la seguridad de la gente de Nueva York, de todos los participantes aquí en las Naciones Unidas, y que no lleven el covid a sus países de origen”.

Nacionalismo de vacunas

Dado que esta es la ONU, ya han estallado duelos diplomáticos de alto riesgo con algunos líderes y naciones manipulando la política de la pandemia exhibida en la AGNU para promover objetivos políticos y nacionalistas en casa.

Jair Bolsonaro, quien como presidente de Brasil cumplirá con la tradición de pronunciar el primer discurso en la reunión, ya promete burlar el sistema de honor del organismo mundial que pide que todos los que ingresen a la cámara de la ONU sean vacunados.

“¿Por qué te vacunas? Para tener anticuerpos, ¿no? Mi índice de anticuerpos es realmente alto. Puedo mostrarles el documento”, dijo la semana pasada Bolsonaro, quien constantemente se ha burlado de las pautas de salud pública y él mismo sobrevivió al covid-19.

Otro antagonista de Estados Unidos, Rusia, también ha tratado de meter el dedo en la llaga. Después de que su embajador ante la ONU se quejara del requisito de vacunación, citando la injusticia para las personas con afecciones médicas o prejuicios contra las vacunas –como la dosis de Sputnik de Rusia, que no está aprobada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC) –, el alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, arremetió contra Moscú.

“Si el embajador ruso está en contra, yo estoy a favor. No tengo palabras para Vladimir Putin y todo lo que ha salido de Rusia”, dijo de Blasio. “Si su vacuna no es lo suficientemente buena, entonces deberían usar una de las otras vacunas. Eso es lo que estamos poniendo a disposición”. La ciudad está ofreciendo la vacuna de covid-19 en la sede de la ONU para quienes la deseen.

Dada la controversia actual sobre los mandatos de vacunación en EE. UU., Joe Biden podría desear una desviación de la política de covid-19 en la AGNU, donde tendrá su primera oportunidad como presidente de exponer sus principios básicos de política exterior en la cámara de la ONU ante una audiencia global. Su decisión de asistir al evento, después de que su administración sugiriera que otras naciones podrían permitir que no lo hiciera por razones de salud, es en sí mismo un guiño a la realidad de que después de meses de restricciones, muchos líderes están perdiendo la oportunidad de pavonearse en el escenario mundial.

La asistencia de Biden también podría verse ensombrecida por otras controversias. Un discurso que se espera que incluya afirmaciones de que restauró las alianzas de Estados Unidos después del caos de la administración de Trump tendrá lugar en medio de una feroz disputa con el aliado más antiguo de Estados Unidos: Francia. París está incandescente de que Estados Unidos y Gran Bretaña sellaran una alianza estratégica con Australia a sus espaldas, que llevó a la cancelación de su acuerdo con Canberra para construir submarinos con motor diésel. Y las afirmaciones de Biden de haber devuelto la experiencia en política exterior a la Casa Blanca están siendo socavadas por la retirada caótica de Afganistán, que solo se ve peor después de que el ejército estadounidense admitió el viernes que mató por error al menos a 10 civiles afganos, incluidos niños, en lo que inicialmente insistió fue un intento de evitar que un atacante suicida llegara al aeropuerto de Kabul.

La división sobre las vacunas entre los ricos y el resto

Estados Unidos sugirió por primera vez que los líderes mundiales “deberían considerar” dar sus discursos virtualmente en una nota diplomática enviada en agosto por Thomas-Greenfield. También dijo que los CDC recomendaron el uso obligatorio de mascarillas en la sede de la ONU, prueba de estado negativo de covid-19 para ingresar al edificio y, si es posible, prueba de vacunación.

“Estados Unidos debe dejar claro nuestro llamado, como país anfitrión, a que todas las reuniones y eventos paralelos organizados por la ONU, más allá del Debate General, sean completamente virtuales”, escribió Thomas-Greenfield. La embajadora planea hacerse una prueba de covid-19 el lunes en la camioneta de prueba y vacunación que Estados Unidos ha instalado fuera de la sede de la ONU para las delegaciones.

Se espera que setenta y dos jefes de estado y 30 jefes de gobierno asistan a la AGNU en persona, según la última lista de asistentes de la ONU la semana pasada. Asistirá el primer ministro británico Boris Johnson, quien está trabajando para coordinar la cumbre climática de la ONU en Glasgow, Escocia, en noviembre. Pero no se espera que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el presidente de China, Xi Jinping, y Putin viajen a Nueva York. Tampoco el nuevo presidente de Irán, Ebrahim Raisi, de quien se espera que pronuncie un discurso virtual.

La política de la pandemia está destinada a dominar los discursos de los líderes mundiales durante las próximas semanas en el amplio Salón de la Asamblea General.

Jeff Zients, coordinador de respuesta al coronavirus de la Casa Blanca, destacó la semana pasada que Estados Unidos compró 500 millones de dosis de vacunas de covid-19 de Pfizer para donar a los países “que más lo necesitan”. Se espera que Biden utilice su discurso ante la AGNU el martes para instar a las naciones más ricas a hacer más para ayudar a los países menos favorecidos a vacunar a sus poblaciones. La Casa Blanca insiste en que es posible que Estados Unidos ofrezca dosis de refuerzo a su gente sin dejar de ayudar al resto del mundo. Pero las estadísticas relacionadas con las vacunas mundiales son un caso condenatorio.

Según la investigación de CNN, al menos 217 países y territorios han administrado más de 5.000 millones de dosis de una vacuna de covid-19.

Si bien las naciones más ricas, muchas en el hemisferio norte, han avanzado mucho en la vacunación de sus poblaciones, incluso en lugares como Estados Unidos, donde existe una resistencia política significativa a las vacunas, gran parte del mundo todavía está indefenso contra el virus. Mientras que estados como Israel, Singapur y Portugal han administrado más de 150 dosis por cada 100 personas, países como Etiopía, Somalia y Camerún han administrado menos de 5 dosis por cada 100 personas.

Esta enorme disparidad preocupa al secretario general de la ONU, António Guterres.

“La comunidad internacional no pudo unirse en relación con la causa”, dijo Guterres en una entrevista con Fareed Zakaria de CNN transmitida en “GPS” el domingo. “Tenemos esta situación absolutamente inaceptable, en la que un país como el mío que tuvo mucho éxito tiene el 80% de la población vacunada”, dijo Guterres, quien es portugués. “Tenemos países en África con menos del 2%”.

La cuestión del acceso a las vacunas para los países en desarrollo será especialmente grave esta semana, ya que naciones como Estados Unidos han comenzado a avanzar en la administración de vacunas de refuerzo para las personas que ya están completamente vacunadas. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) votó el viernes para recomendar la autorización de uso de emergencia de la vacuna de refuerzo de Pfizer seis meses después de la vacunación completa en estadounidenses de 65 años o más, así como en personas con alto riesgo de covid-19 grave, pero no a la población general de personas 16 años en adelante.

El delicado camino que debe recorrer Biden en la política sobre vacunas es solo un ejemplo de las pruebas que enfrentará cuando haga su debut presidencial en lo que será una AGNU muy inusual.

Caitlin Hu y Richard Roth de CNN contribuyeron a esta historia