(CNN) – China introdujo medidas de confinamiento en sus dos ciudades más grandes, Beijing y Shanghái, los motores gemelos que impulsan gran parte de la economía de la nación, en un intento intransigente por acabar con los brotes de covid-19.
Shanghái está en el centro del último brote, reportando más de 10.000 casos nuevos por día. Las autoridades han respondido con un confinamiento en toda la ciudad que ha durado semanas, encerrando a casi todos los 25 millones de residentes del otrora bullicioso centro financiero en sus hogares o vecindarios.
Mientras tanto, las autoridades de Beijing lanzaron un operativo de pruebas masivas, cerraron escuelas e impusieron confinamientos específicos en algunos edificios residenciales en un intento por controlar las infecciones. Esas acciones han despertado temores de un confinamiento más amplio similar al de Shanghái.
A lo largo de la pandemia, China se ha adherido a una estrategia estricta de cero covid que utiliza confinamientos, pruebas masivas, cuarentenas y cierres de fronteras para contener el virus. Pero la llegada de la variante ómicron, altamente infecciosa, ha puesto en duda la sostenibilidad de esa estrategia, ya que el virus se propaga a diferentes ciudades y provincias más rápido de lo que el gobierno puede contener.
Las autoridades ahora están aplicando confinamientos totales o parciales en al menos 27 ciudades de todo el país, y estas restricciones afectan hasta a 165 millones de personas, según los cálculos de CNN.
Esto es lo que necesitas saber sobre la situación del covid-19 en China.
¿Dónde hay confinamientos y restricciones?
Los casos en China comenzaron a aumentar en marzo, y pronto se convirtieron en el peor brote que ha visto el país desde el inicial en Wuhan a principios de 2020.
La provincia nororiental de Jilin se vio muy afectada durante las primeras etapas del brote. El 11 de marzo, las autoridades pusieron la capital provincial, Changchun, un centro industrial, bajo estricto confinamiento en toda la ciudad, y la cercana ciudad de Jilin hizo lo mismo el 21 de marzo.
El jueves, las autoridades de Changchun y la ciudad de Jilin, que tienen una población combinada de más de 13,5 millones de residentes, dijeron que pronto comenzarían a aliviar gradualmente los confinamientos, aunque no está claro cómo será ese proceso o bajo qué condiciones se permitirá a las personas salir de sus hogares.
Las autoridades también confinaron varias otras ciudades, incluido el principal centro económico de Shenzhen, en marzo, aunque algunas de estas medidas se han levantado desde entonces.
Shanghái, que ha registrado más de medio millón de casos desde el 1 de marzo, introdujo un confinamiento escalonado más adelante ese mismo mes. Esto se había expandido a un cierre total en toda la ciudad a finales del mes.
Algunos vecindarios pueden comenzar a aliviar las medidas de confinamiento si no han informado casos en las últimas dos semanas, dijeron el miércoles las autoridades de Shanghái, pero es una libertad tenue, con la amenaza de un nuevo confinamiento si se detecta un solo caso local.
En Beijing, una campaña de pruebas masivas ha cubierto a casi 20 millones de residentes, alrededor del 90% de la población de la ciudad. Se planea otra ronda de pruebas en toda la ciudad del 27 al 30 de abril.
Los confinamientos selectivos en el distrito Chaoyang de Beijing esta semana prohibían a los residentes de 13 edificios salir de sus apartamentos y a los residentes de otros 33 edificios salir de sus complejos residenciales.
La capital cerró las escuelas en muchos de sus distritos más poblados el jueves. Varios hospitales importantes también anunciaron que cerrarían, y también se ordenó el cierre de un número creciente de lugares de entretenimiento, incluidos los cines.
Los confinamientos totales o por distrito están vigentes en más de dos docenas de ciudades, incluida Hangzhou, hogar de 12,2 millones de personas; Suzhou, hogar de 12,7 millones de personas, y Harbin, hogar de 9,5 millones de personas. Abarca 14 provincias, desde la remota provincia nororiental de Heilongjiang hasta el sur de Guangxi y la montañosa provincia occidental de Qinghai.
¿Cómo es la vida en confinamiento?
Gran parte del confinamiento de Shanghái se ha caracterizado por el caos y la disfunción, lo que provocó alarma en otras ciudades que temen ser las próximas.
Muchos residentes se han quejado de la escasez de alimentos, la falta de acceso a los servicios médicos, las malas condiciones en los campamentos de cuarentena improvisados y las medidas de mano dura, como que las autoridades separen a los niños infectados de sus padres.
En marzo, una enfermera fuera de servicio en Shanghái murió después de que la rechazaran de una sala de emergencias en su propio hospital que estaba cerrado por desinfección. A principios de abril, un trabajador de la salud mató a golpes a un corgi después de que su dueño diera positivo por covid. La muerte fue capturada por una cámara. Según los informes, la semana pasada, los trabajadores derribaron la puerta de la casa de una mujer de 92 años en las primeras horas de la mañana para obligarla a ponerse en cuarentena.
Estas historias y muchas más se han vuelto virales en las redes sociales chinas, lo que ha provocado una rara protesta en línea.
También se han informado historias similares de otras partes del país. En marzo, los estudiantes de una universidad cerrada en la ciudad de Jilin pidieron ayuda y dijeron que los habían dejado solos sin suministros básicos. También en marzo, algunos residentes de Changchun informaron que tenían dificultades para recibir atención médica por enfermedades no relacionadas con el covid-19, como el cáncer o las afecciones renales, y los hospitales rechazaron a los pacientes.
Estos incidentes, particularmente en Shanghái, vista durante mucho tiempo como la ciudad más moderna y cosmopolita de China, han puesto a la gente en alerta máxima en otros lugares.
Aunque Beijing aún tiene que restringir el movimiento de las personas fuera de las áreas designadas de alto riesgo, muchos residentes, por temor a que se produzca un cierre más amplio, comenzaron a hacer compras de pánico esta semana, formando largas filas en las cajas de los supermercados y vaciando los estantes.
¿Cuál ha sido el costo económico?
Los confinamientos y las restricciones han asestado un duro golpe a la actividad, particularmente en ciudades económicamente importantes como Shanghái y Shenzhen.
El desempleo alcanzó un máximo de 21 meses en marzo. Muchas empresas se han visto obligadas a suspender sus operaciones en varios lugares, incluidos los fabricantes de automóviles Volkswagen y Tesla y el ensamblador de iPhone Pegatron. La moneda china, el yuan, se debilitó rápidamente esta semana, cayendo al nivel más bajo desde noviembre de 2020.
Hay señales de que los líderes chinos también están nerviosos. En marzo, el presidente Xi Jinping dijo que China debe “minimizar el impacto de la epidemia en el desarrollo económico y social”. El martes, Xi pidió un derroche de infraestructura “total” para promover el crecimiento, algo inusual para el líder chino, que rara vez establece planes económicos detallados, y generalmente deja eso en manos del primer ministro Li Keqiang.
El gobierno chino es “dolorosamente consciente del daño a la economía”, dijo Jörg Wuttke, presidente de la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China, a principios de este mes. Citó una reunión privada con un ministerio chino, pero se negó a nombrar la dependencia.
“Están preocupados por el desempleo”, agregó. “Les preocupa que las empresas extranjeras pongan dinero en otra parte”.
¿Por qué China se apega a la estrategia de cero covid?
A pesar de la creciente ira por los confinamientos caóticos y un número de muertos que se mantuvo relativamente bajo hasta este último brote, las autoridades y los medios estatales han indicado que la política de cero covid de China no cambiará en el corto plazo.
La grave situación de Shanghái “destaca la necesidad de apegarse a la política dinámica de cero covid”, dijo el miércoles el tabloide nacionalista Global Times.
“Si Shanghái, dotada del mejor sistema médico del país, necesita urgentemente ayuda para enfrentar un número creciente de casos graves, ¿quién estará allí para ofrecer ayuda si otras partes de China también tienen que luchar contra el ataque del coronavirus?”.
Hay algunas razones por las que China se está apegando tan obstinadamente a la estrategia de cero covid. Muchos líderes y científicos chinos han expresado su preocupación de que la relajación de las restricciones podría permitir que el virus se propague por todo el país, lo que podría causar un aumento en las infecciones y muertes y abrumar al sistema de atención médica, especialmente debido a las bajas tasas de vacunación entre los ancianos.
Si bien China centró enormes recursos en el desarrollo y la fabricación de vacunas locales, no logró garantizar que llegaran a los brazos de la población anciana. Ahora, dado que las autoridades han mantenido las expectativas de que las tasas de mortalidad en el país se mantendrán bajas, no tienen más remedio que confiar en los confinamientos para proteger a los vulnerables.
También hay un elemento político, con Xi poniendo su sello personal firmemente en la política de cero covid durante la pandemia. El gobierno central ha señalado con frecuencia el bajo número oficial de muertos como evidencia de la efectividad de su estrategia y para pulir sus afirmaciones de superioridad sobre los gobiernos occidentales.
Xi reiteró personalmente su apoyo a la estrategia de cero covid durante la pandemia, afirmando el año pasado que mostraba el compromiso de China de salvar “todas las vidas humanas”, lo que hace que haya mucho en juego ahora que el gobierno lucha por contener el virus, sostener la economía tambaleante y calmar el descontento público.
Y para Xi, llega en un momento particularmente delicado, meses antes de su esperado paso a un tercer mandato casi sin precedentes este otoño.