(CNN) – Tyre Nichols, Monterey Park, Half Moon Bay: tres nuevas entradas para la creciente lista de tragedias de Estados Unidos salieron de la oscuridad para convertirse en el centro de atención de los medios de comunicación y ejemplificaron las corrientes sociales de violencia, injusticia y dolor.
Una semana que comenzó con el país conmocionado por los nuevos tiroteos masivos, termina con la publicación de un vídeo en el que se capta la paliza propinada a otro hombre negro al que la policía detuvo en un control de tráfico y que acabó muerto.
Nichols, un joven de 29 años de Memphis, se convirtió en la última víctima mortal presentada repentinamente ante millones de estadounidenses. El jueves, un jurado investigador presentó cargos de homicidio intencional sin premeditación y otros contra los cinco agentes de Policía despedidos que participaron en su detención. Con las tensiones en aumento en Tennessee y más allá, la ciudad de Memphis hará público el video de la detención este viernes por la noche. Será un calvario. “He visto el video. […] Ustedes también lo verán. En una palabra, es absolutamente atroz”, declaró el director de la Oficina de Investigación de Tennessee, David Rausch.
En California, mientras tanto, las familias en duelo están procesando el horror que de repente lanza a un pueblo o ciudad a la luz pública y personifica una epidemia de atacantes solitarios que desatan masacres en lugares cotidianos donde la gente confiaba en estar a salvo.
El sábado por la noche, en un salón de baile de Monterey Park, 11 personas, de entre 57 y 76 años, fueron asesinadas mientras celebraban el Año Nuevo lunar. Increíblemente, el lunes volvió a ocurrir. Siete personas inocentes murieron en un tiroteo masivo que se desarrolló en una granja de setas y cerca de una instalación de camiones. La sensación de paz de la comunidad fue “destruida por la muerte sin sentido”, declaró el asambleísta californiano Marc Berman.
Fracasos políticos
Aparte de estas brutales y repentinas muertes innecesarias, los tiroteos de esta semana y las secuelas de la pérdida de otro joven no están relacionados. Pero existe la sensación de que los rituales de ira y luto tras tales horrores resultan familiares. Un nuevo grupo de familiares se ve empujado a las entrevistas y conferencias de prensa, así como a las luchas políticas que a menudo suscitan los incidentes trágicos. Son como nuevos personajes que recitan las mismas líneas de ira e incredulidad, en un ciclo interminable de pérdida.
El trauma que aflige a California y Memphis esta semana también afecta a áreas en las que un sistema político polarizado ha fracasado, en repetidas ocasiones, a la hora de avanzar para evitar que ocurran tragedias de este tipo. Los rituales que siguen a los tiroteos masivos –los políticos expresando sus condolencias, los liberales exigiendo una reforma de las armas y los conservadores desviando la culpa de la laxitud de las leyes sobre armas de fuego– conducen casi siempre a que no se haga gran cosa.
Un debate igualmente politizado sobre la reforma de la policía resulta inútil después de casi todos los incidentes de aparente brutalidad. Tras una serie de muertes de jóvenes negros a manos de la policía, un intento bipartidista de abordar la conducta de los agentes fracasó en 2021, y tiene pocas posibilidades de resurgir en un Washington ahora dividido. Las discusiones caricaturescas sobre si los demócratas quieren “desfinanciar” a la policía –muchos no lo quieren– y la política exacerbada en torno a las armas paralizan cualquier esperanza de cambio.
Otro encuentro marcado por la tragedia
La tragedia de Tyre Nichols se ve agravada por sus elementos recurrentes. Fue trasladado al hospital tras su detención, el 7 de enero, y murió tres días después a causa de las heridas sufridas cuando lo detuvieron. Después de que su familia y sus abogados se reunieran con la Policía y vieran los videos de su detención, la historia fue generando titulares locales y luego nacionales. Todo ello condujo a las acusaciones del jueves.
El rostro de Nichols aparece ahora sonriente en las fotos de todos los canales de televisión y sitios web de noticias. Su nombre se ha unido a los de George Floyd, Breonna Taylor, Daunte Wright e innumerables otros que, muertos, saltaron a la fama y se convirtieron en ejemplos de la lucha de Estados Unidos contra la brutalidad policial. Otros, como Ahmaud Arbery y Trayvon Martin, en general, se han convertido en víctimas del racismo social e individual.
Es importante que se recuerden estos nombres, tanto por las personas que fueron como por el dolor nacional no resuelto que representan. Ben Crump y Antonio Romanucci, destacados abogados especializados en derechos civiles y homicidios culposos, señalaron este punto en un comunicado emitido el jueves en nombre de la familia Nichols.
“Este joven perdió la vida de una manera particularmente repugnante que apunta a la necesidad desesperada de cambio y reforma para garantizar que esta violencia deje de ocurrir durante procedimientos de baja amenaza, como en este caso, una detención de tráfico”, escribieron.
“Esta tragedia responde a la definición absoluta de muerte innecesaria. Las vidas de los seres queridos de Tyre cambiaron para siempre cuando fue golpeado hasta la muerte, y seguiremos pronunciando su nombre hasta que se haga justicia”.
Sin embargo, es inquietante que millones de estadounidenses que nunca conocieron a Nichols solo lo conozcan ahora en la muerte. Es una tendencia deshumanizadora que las víctimas se conviertan en metáforas de problemas sociales o de fracasos políticos y que sus vidas se encajen en relatos establecidos cuando ya no pueden escribir sus propias historias. Por eso una anécdota sobre Nichols –como que le encantaba salir por las tardes a tomar instantáneas de las puestas de sol– es tan importante para devolverle una parte de su humanidad.
La publicación del video, este viernes, que tiene a funcionarios desde el presidente Joe Biden advirtiendo contra una reacción violenta, ofrecerá nuevos datos sobre la muerte de Nichols. Al igual que lo hará el procesamiento de los cinco exagentes. Es probable que en el juicio también se exponga el contexto de una difícil situación de orden público y delincuencia en Memphis, las intensas tácticas policiales y cómo las condiciones desencadenaron una cadena de acontecimientos en la que una rutinaria detención de tráfico pudo acabar de forma tan horrible.
A diferencia de muchos incidentes recientes en los que jóvenes negros se han visto desproporcionadamente afectados en encuentros con policías blancos, en el caso de Memphis participaron cinco agentes negros.
Pero Bakari Sellers, analista político de CNN, afirmó que el incidente ponía de manifiesto que el sistema de justicia penal estaba fallando.
“Muchos de nosotros no hemos criticado necesariamente la raza del agente, sea o no blanco, negro, hispano o de otro tipo, sino el sistema. Y lo que estamos viendo una y otra vez, una y otra vez, es un sistema que perpetúa la violencia contra la gente de color”, dijo Sellers en “The Situation Room”, de CNN.
Cada uno de los cinco policías ha sido acusado de homicidio intencional sin premeditación, agresión con agravantes, dos cargos de privación ilegal de libertad con agravantes, dos cargos de conducta indebida de funcionario y un cargo de represión de funcionario. Aunque cada uno desempeñó un papel diferente en el incidente, el fiscal del distrito del condado de Shelby, Steve Mulroy, declaró: “Las acciones de todos ellos causaron la muerte de Tyre Nichols, y todos son responsables”.
Pero los abogados de dos de los hombres advirtieron que aún no se han esclarecido todos los hechos del caso. “Nadie quería que Tyre Nichols muriera aquella noche”, dijo William Massey, que representa a Emmitt Martin, uno de los exagentes. “Justicia significa seguir la ley y la ley dice que nadie es culpable hasta que un jurado diga que es culpable”.
Más ciudades de Estados Unidos sufren tragedias por tiroteos masivos
Monterey Park y Half Moon Bay, en California, se unen ahora a la lista de ciudades cuya notoriedad está grabada a fuego en la conciencia de Estados Unidos por los tiroteos masivos, como Columbine, Newtown, Uvalde, Parkland, San Bernardino y otras demasiado numerosas para contarlas.
Todos los muertos representan una tragedia individual aplastante, una familia destruida y recuerdos futuros borrados por un agresor armado con una pistola.
Valentino Marcos Alvero, de 68 años, esperaba jubilarse dentro de un año y regresar a Filipinas, pero mientras tanto le encantaba “bailar por la casa”, dijo su hijo Val Anthony Alvero. A Mymy Nhan, de 65 años, también le encantaba bailar y durante años acudió al salón de Monterey Park donde murió, según un comunicado de la familia.
Mientras los tiroteos masivos dejaban un manto de miedo y pérdida sobre California, hubo un rayo de luz personificado por Brandon Tsay, de 26 años, que luchó con el tirador de Monterey Bay en otro estudio de baile en Alhambra, finalmente desarmándolo y evitando potencialmente una matanza aún mayor. Biden llamó a Tsay el jueves para darle las gracias por “emprender una acción tan increíble ante el peligro”.
“No creo que entiendas lo mucho que has hecho por tanta gente que ni siquiera te va a conocer”, dijo el presidente a un modesto Tsay, según una transcripción.
“Tú eres Estados Unidos, amigo. Tú eres lo que somos. […] Estados Unidos nunca ha retrocedido, siempre hemos dado un paso adelante, gracias a gente como tú”.
En general, sin embargo, fue una semana desgarradora en la que el dolor nunca parecía detenerse, mejor resumido en un tuit por el gobernador demócrata de California, Gavin Newsom.
“Una tragedia detrás de la otra”.