(CNN) – Al final, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, abandonó el escenario político en solitario.
Tras semanas luchando por su vida política –insistiendo en que no iba a ir a ninguna parte tras su desastrosa actuación en un debate–, el cambio de rumbo del presidente no se produjo en un discurso en el Despacho Oval o en la campaña electoral. En su lugar, se produjo en una carta publicada en redes sociales mientras se recuperaba de covid-19 en su casa de playa en Delaware.
Fue una forma discreta de revelar una de las decisiones más históricas de la política estadounidense moderna, pero el tiempo no estaba del lado de Biden para tomar una decisión o hacer un anuncio. Nunca antes un presidente había abandonado una carrera por la reelección tan cerca del día de las elecciones, y durante 24 días pareció como si se hubiera obstinado en aguantar la tormenta que siguió al debate de CNN del 27 de junio en Atlanta.
Pasó las tres semanas posteriores al debate repitiendo que se mantenía en la carrera contra el expresidente Donald Trump. El presidente se atrincheró. Insistió en que podía vencer a Trump. Su círculo íntimo se redujo a sus ayudantes más cercanos y a su familia. Se vio obligado a retirarse a Delaware, donde tomó una decisión en el último día y medio, concediendo finalmente que un hombre leal al Partido Demócrata durante más de medio siglo era visto como un lastre en la candidatura.
Pero, al final, la presión sobre Biden por parte de los líderes del partido, los legisladores de base y los donantes –y las encuestas que mostraban el peligroso y potencialmente insuperable camino al que se enfrentaba Biden en medio de un creciente déficit con Trump– resultaron ser demasiado. Descrito como más aislado de lo que nunca había estado, Biden no pudo resistir el empuje tras bambalinas y en público. La cruda realidad se convirtió en un coro de voces que pedían al presidente que abandonara la carrera, como un canto rodando montaña abajo que no hacía más que tomar impulso cada día que pasaba.
El equipo del presidente quería que el debate de junio de CNN con Trump –meses antes que los típicos debates presidenciales– sacudiera una carrera en la que Biden iba por detrás. Lo consiguieron, pero no de la forma que pretendían.
En su lugar, la campaña de Biden se desmoronó en el transcurso de los 24 días siguientes. Todo lo que el presidente y su equipo trataron de hacer para calmar los temores de los demócratas simplemente no consiguió disipar la percepción de que la edad de Biden era demasiado avanzada y su salud demasiado frágil para seguir en la carrera.
Con dos mensajes en X el domingo por la tarde, Biden se retiró de la carrera y lanzó su respaldo a su vicepresidenta, Kamala Harris, con la esperanza de cohesionar rápidamente a su partido y dejar atrás el caos en el que se habían sumido los demócratas desde el debate.
Es una apuesta de alto riesgo y de alta recompensa para los demócratas, reiniciar una campaña que Biden estaba perdiendo con un nuevo candidato a solo 107 días de las elecciones. Se produce cuando Trump está en su punto más fuerte de la campaña, saliendo de una Convención Nacional Republicana completamente unificada con una base reunida a su alrededor después del atentado contra su vida.
Cómo se tomó la decisión
La decisión final de Biden de abandonar la carrera se alcanzó en las últimas 48 horas, dijo un alto asesor de campaña, mientras consultaba por teléfono a su familia y a sus principales asesores mientras se recuperaba de covid. Una fuente familiarizada con el asunto dijo que los planes para abandonar la carrera comenzaron el sábado por la noche y finalizaron el domingo.
El asesor dijo que el presidente “no estaba atrincherado”, sino que estaba estudiando los datos que llegaban y se convenció de que “sobrecargaría” la candidatura y sería una complicación para derrotar a Trump.
La decisión de Biden no tuvo que ver con ningún problema médico, dijo a CNN un alto funcionario de la Casa Blanca.
Cuando Biden se reunió con sus dos asesores más cercanos el sábado, la información que le proporcionaron sobre las encuestas y la posición de los altos cargos demócratas subrayó que el camino hacia la victoria era “básicamente inexistente”, según otra persona familiarizada con el asunto.
En la reunión con los asesores desde hace largo tiempo, Mike Donilon y Steve Ricchetti, no se presentó ninguna encuesta, funcionario demócrata indeciso o recaudador de fondos que empujara a Biden a tomar su decisión, dijo la persona.
En cambio, la información puso de relieve que el camino de vuelta a una campaña viable se había visto gravemente dañado por el descenso de las cifras en las encuestas nacionales y de los estados indecisos, junto con las deserciones del partido que probablemente se acelerarían rápidamente. La información incluía encuestas y detalles recogidos de la divulgación fuera del círculo íntimo de Biden.
A diferencia de 2015, cuando Biden escribió en su libro “Promise me, Dad” que Donilon le dijo al entonces vicepresidente que no debería lanzar una candidatura a la presidencia en 2016 mientras lloraba la muerte de su hijo Beau, ninguno de los asesores le dijo explícitamente a Biden que debería abandonar la carrera, según la persona.
Biden dejó claro antes del final de la reunión que planeaba retirarse de la carrera y pidió a sus ayudantes que empezaran a redactar la carta que publicó el domingo por la tarde y a preparar los planes para el lanzamiento.
Todavía en recuperación de un diagnóstico de covid, Biden permaneció en su casa de Rehoboth Beach, Delaware, todo el fin de semana con su esposa, la primera dama Jill Biden.
Biden hizo lo que siempre planeaba hacer antes de cualquier decisión crucial: celebró una reunión familiar el sábado por la noche. Habló con toda su familia desde que tomó la decisión de abandonar la carrera, y su hija Ashley y su yerno Howard condujeron hasta Rehoboth el domingo por la mañana, según una fuente.
Biden confirmó su decisión el domingo por la mañana y, con Ricchetti a su lado, empezó a llamar a personas clave fuera de su estrecho grupo de asesores y familiares, según la otra persona familiarizada con el asunto.
Biden solo consultó la decisión con un número muy reducido de asesores cercanos. Algunos miembros de su círculo más íntimo no lo supieron hasta minutos antes de que publicara su anuncio en las redes sociales, incluida una de sus asesoras de comunicación más cercanas, Anita Dunn.
Múltiples fuentes dijeron a CNN que Dunn y un pequeño grupo de asesores de alto nivel se enteraron del anuncio de Biden en los minutos previos a la publicación. Muchos miembros del personal se enteraron cuando se publicó el mensaje. Dunn y su marido, Bob Bauer, formaban parte del equipo de preparación del debate de Biden y se habían enfrentado a la ira de la familia del presidente tras su actuación. Un asesor de Biden rebatió que su exclusión tuviera algo que ver con el debate, diciendo a CNN que ella, junto con otros altos asesores, no estaba en Rehoboth Beach, y que “el presidente dijo a sus asesores que ni él ni su familia los culpan de la actuación en el debate”.
Biden y Harris hablaron varias veces el domingo antes de su anuncio, según una fuente familiarizada con el asunto. Biden también mantuvo llamadas por separado con el jefe de gabinete, Jeff Zients, y la copresidenta de la campaña, Jen O’Malley Dillon, para informarles de su decisión.
El domingo, en Washington, Zients dirigió una llamada de altos cargos de la Casa Blanca con todos los asistentes del presidente a media tarde, así como una llamada con miembros del Gabinete de Biden. Se espera que Zients realice una reunión con todo el personal de la Casa Blanca el lunes por la mañana y que hable con los responsables políticos de todo el poder ejecutivo.
Pero ni siquiera su vicepresidenta, y elegida para sucederle, se enteró hasta el día en que anunció su decisión.
Una “mala noche” cambia la carrera
Al final, Biden se enfrentaba a un camino insostenible: más de tres docenas de demócratas le pidieron públicamente que abandonara la carrera. Los líderes del partido le dijeron que no podía ganar. Y el dinero de los donantes se estaba agotando: se sentían traicionados por la falta de información sobre el estado de salud de Biden.
“No conozco a ningún gran donante que vaya a firmar un cheque de US$ 100.000 o más. Y conozco a muchos de ellos”, dijo un importante donante demócrata a CNN antes de que Biden abandonara la carrera.
Biden y su equipo intentaron restar importancia a la actuación en el debate, calificándola de “mala noche”. Sus ayudantes y él mismo culparon al viaje del presidente al extranjero. Dijo que volvería a debatir y que lo haría mejor. Y regresó inmediatamente a la campaña, viajando a Carolina del Norte al día siguiente y pronunciando un enérgico discurso, al tiempo que reconocía sus defectos en el debate.
“Sé que no soy un hombre joven. Ya no camino con tanta soltura como antes. No hablo tan fluidamente como antes. No debato tan bien como antes, pero sé lo que sé. Sé cómo decir la verdad”, dijo Biden.
El fin de semana después del debate, Biden se reunió con su familia en Camp David, donde lo animaron a seguir en la carrera.
Pero en los círculos demócratas ya se había instalado el pánico. El problema estaba claro: el mayor problema de Biden con los votantes era que no creían que estuviera a la altura de las circunstancias para los próximos cuatro años. El debate confirmó sus temores y puso en primer plano la mayor debilidad política de Biden. Ninguna política, declaración o crítica a Trump podría cambiar eso.
Incluso mientras Biden insistía en que no había nada que pudiera convencerlo de abandonar la carrera, los demócratas empezaron a sentar las bases y a mantener la puerta abierta a un cambio. La expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, declaró en MSNBC: “Creo que es legítimo preguntarse si esto es un episodio o una condición”.
El representante Lloyd Doggett, de Texas, se convirtió el 2 de julio en el primer demócrata electo en pedir la salida de Biden. Al día siguiente, Biden se reunió con un grupo de gobernadores demócratas y les dijo que necesitaba dormir más y que debía dejar de programar actos después de las 8 p.m.
El 5 de julio, Biden se sentó para una entrevista con George Stephanopoulos, de ABC News, en un intento de demostrar que era capaz de seguir haciendo campaña. En la entrevista, Biden dijo que solo el “Señor Todopoderoso” podría convencerlo de que dejara la carrera, un comentario que enfureció a muchos demócratas.
Fue el primero de varios intentos del equipo de Biden por poner al presidente en el punto de mira de la opinión pública y aplacar el creciente descontento. Todos fracasaron en el intento.
Señales de problemas
Después del 4 de julio, el senador demócrata por Virginia, Mark Warner, trató discretamente de reunir a un grupo de demócratas para celebrar una reunión con Biden e instarlo a que abandonara la carrera. Sin embargo, la idea se desvaneció cuando se filtró la noticia.
El líder demócrata en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, mantuvo una reunión con los demócratas durante ese fin de semana, en la que varios legisladores afirmaron que Biden debía apartarse.
El 8 de julio, Biden envió una desafiante carta a los demócratas del Congreso en la que afirmaba que seguiría adelante con su intento de reelección. “Estoy firmemente comprometido a seguir en esta carrera, a llevarla hasta el final y a derrotar a Donald Trump”, escribió.
Las peticiones para que Biden se marchara no tardaron en llegar desde fuera de Washington. El 10 de julio, George Clooney escribió un artículo de opinión en el New York Times en el que pedía a Biden que se apartara. Aún más devastador para el presidente, Clooney dijo que el Biden que vio en una recaudación de fondos en junio era el mismo Biden que el mundo vio en el debate de junio y que el presidente había decaído desde que ocupó el Despacho Oval.
Pelosi también siguió planteando dudas sobre Biden, negándose a respaldarlo en una entrevista en la MSNBC el mismo día que Clooney publicó su artículo de opinión. “Corresponde al presidente decidir si se presenta”, dijo, aunque Biden parecía haber tomado ya esa decisión.
Varios medios de comunicación, entre ellos CNN, informaron que Pelosi y el expresidente Barack Obama habían expresado en privado su preocupación por el futuro de la campaña de Biden.
El 11 de julio, Biden dio una conferencia de prensa en solitario al margen de la cumbre de la OTAN en Washington. Abrió un poco más la puerta a la posibilidad de abandonar, diciendo que consideraría hacerlo si los datos demostraran que no puede ganar.
Biden también cometió varios pequeños deslices verbales, como llamar a Harris “vicepresidenta Trump”. Más temprano ese día, se refirió al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, como “presidente Putin”, antes de corregir su error.
Tras la rueda de prensa de Biden, un puñado más de congresistas demócratas le pidieron que abandonara la candidatura, aumentando el número a 15. La lista incluía al representante Jim Himes, de Connecticut, principal demócrata en la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, quien dijo que había esperado deliberadamente hasta después de la reunión de la OTAN.
Ese fin de semana, Biden se reunió y mantuvo llamadas con varios grupos demócratas, entre ellos el Congressional Progressive Caucus y la moderada New Democrat Coalition. La llamada con los demócratas moderados fue tensa, ya que Biden se enzarzó con el representante Jason Crow, un demócrata de Colorado que le dijo sin rodeos que a los votantes les preocupa su vigor y su fuerza, especialmente tal como se percibe en la escena mundial.
El presidente respondió a Crow –un Ranger del Ejército que sirvió dos veces en Afganistán y una en Iraq– que sabe que Crow es un receptor de la Estrella de Bronce como su difunto hijo Beau, pero que “no reconstruyó la OTAN”.
En un momento dado, Biden le dijo a Crow: “No quiero oír esa basura” al abordar las preocupaciones del legislador.
No dura el breve respiro a las peticiones de salida de Biden
Se esperaba que más demócratas pidieran públicamente la salida de Biden ese fin de semana, pero la charla se detuvo en un instante cuando la bala de un intento de asesinato estuvo a milímetros de matar a Trump en su mitín de Butler, Pensilvania.
El intento de asesinato puso al mundo político de cabeza, desviando la atención pública de la capacidad de Biden para gobernar durante un segundo mandato y centrándola directamente en la bala que rozó la oreja de Trump, suscitando un aluvión de preguntas sobre cómo un atacante fue capaz de disparar al candidato republicano a la presidencia cinco días antes de que aceptara la candidatura.
Poco duró la pausa.
Entre bastidores, los encuestadores demócratas hicieron circular memorandos que mostraban que Biden iba camino a perder la elección, y –lo que es importante para los demócratas del Congreso– también dañar a los candidatos en las contiendas electorales. Algunos sondeos mostraban que otros demócratas superaban a Biden en estados disputados.
“Perderlo todo”, así describió un demócrata un memorando de sondeo que el encuestador demócrata Stanley Greenberg había enviado al círculo íntimo de Biden.
La compuerta se reabrió el miércoles cuando el representante por California Adam Schiff, candidato demócrata al Senado y líder del primer juicio político a Trump, se convirtió en el primer legislador en sumarse a los pedidos públicos para que Biden se retirara de la campaña tras el intento de asesinato.
El lugar que ocupa Schiff en el partido –como posible futuro senador y estrecho aliado de Pelosi– hizo que su voz fuera de las más significativas hasta ese momento.
“Aunque la decisión de retirarse de la campaña es solo del presidente Biden, creo que llegó el momento de que pase la antorcha”, dijo Schiff en un comunicado.
Los líderes del partido lanzan un mensaje contundente
Pronto se oyeron más voces. Y lo que podría considerarse más importante, las peticiones privadas para que Biden abandonara la carrera, se convirtieron en parte de una cacofonía pública de voces que instaban a su retirada.
El representante Jamie Raskin, el demócrata por Maryland que lideró el segundo juicio político a Trump, confirmó que escribió una carta a Biden el 6 de julio en la que animaba al presidente a que “no se avergonzara de hacer una merecida reverencia” en las elecciones presidenciales de 2024, y lo argumentó con comparaciones con George Washington y el gran lanzador de los Red Sox Pedro Martinez.
CNN informó el miércoles que Pelosi dijo en privado a Biden que las encuestas mostraban que no podría derrotar a Trump y que podría destruir las posibilidades de los demócratas de ganar la Cámara de Representantes en noviembre. Biden replicó diciendo que había visto encuestas que indicaban que podía ganar. En un momento, Pelosi pidió a Donilon, asesor de Biden desde hace tiempo, que se pusiera al teléfono para hablar de los datos.
Ese mismo día, ABC News informó que Schumer le dijo a Biden en su reunión del sábado que lo mejor sería que se retirara de la carrera presidencial. Y una persona informada de la reunión entre Biden y Jeffries dijo que el líder demócrata de la Cámara no llegó a pedirle que se apartara, sino que hizo la sugerencia a sus miembros.
La Casa Blanca y los funcionarios del Congreso trataron de acallar los informes, emitiendo declaraciones de negación. Pero las historias sobre los líderes del partido enviando un mensaje a Biden tuvieron su efecto. El viernes, una docena de nuevos demócratas publicaron declaraciones diciendo que Biden debería abandonar la carrera.
Entre ellos otra estrecha aliada de Pelosi, la representante Zoe Lofgren, de California. Una fuente con conocimiento directo describió a Biden el viernes como “furioso” con Pelosi, un sentimiento que solo creció a la luz de la carta de Lofgren.
Los donantes también se rebelan
Las declaraciones públicas de los demócratas ilustraron un elemento del desafío de Biden para mantenerse en la carrera, pero igual de importantes fueron las deserciones de sus donantes, que habrían agotado la recaudación de fondos en la recta final de la campaña.
Los principales donantes demócratas se mostraban escépticos sobre la viabilidad de Biden, y muchos dijeron que sus preocupaciones habían recibido una fría bienvenida por parte de los responsables de la campaña de Biden.
“¿Cómo crees que nos sentimos?”, dijo a CNN un donante demócrata cercano al Comité Nacional Demócrata y a la Casa Blanca antes de que Biden abandonara la campaña, explicando así el estado de ánimo de los donantes. “Todos nos sentimos traicionados porque no fueron honestos con nosotros sobre su salud”.
Dos fuentes dijeron a CNN el jueves que los donantes furiosos también estaban diciendo a los comités de campaña demócrata de la Cámara de Representantes y el Senado que congelarían las contribuciones a menos que y hasta que los líderes del partido tomaran medidas más enérgicas para que Biden se hiciera a un lado.
“Sí, se jugó esa carta”, dijo a CNN un demócrata de alto rango de la Cámara de Representantes el jueves por la noche.
“Creen que si Joe encabeza la lista, la Cámara de Representantes y el Senado también desaparecerán”, dijo un estratega demócrata muy involucrado en la recaudación de fondos. “No quieren tirar el dinero bueno detrás del malo”.
Momentos después del anuncio de Biden, los donantes empezaron abruptamente a ponerse en contacto con los asesores e inyectaron dinero, según fuentes implicadas en las discusiones. En el periodo previo a la decisión de Biden de abandonar la carrera de 2024, múltiples donantes se habían puesto en contacto con el equipo de Harris de forma proactiva para señalar que estarían dispuestos a apoyarla si se presentaba como candidata principal, según tres personas familiarizadas con las conversaciones.
La obstinada resistencia cede
Hasta el momento de su retirada, Biden y su equipo insistieron en que se quedaba.
El equipo de Biden creó una agenda pública para el presidente durante la semana pasada que pretendía demostrar su capacidad para seguir en la carrera.
El lunes mantuvo otra entrevista televisiva con Lester Holt, de NBC News, en la que reconoció su mediocre actuación en el debate y criticó a los medios por centrarse en sus errores y no en las falsedades de Trump. Biden volvió a decir que no tenía intención de hacerse a un lado.
A continuación, Biden viajó a Las Vegas para hacer paradas de campaña, pronunciar discursos en la Convención Nacional de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP, por sus siglas en inglés) y en la conferencia anual de UnidosUS, y conceder entrevistas a BET y Univision. Biden dijo a Ed Gordon, de BET News, que lo único que le empujaría a reconsiderar su candidatura a la reelección sería una “condición médica”.
El presidente habló en la conferencia de la NAACP, pero antes de que pudiera pronunciar su discurso el miércoles en UnidosUS, recibió otro golpe: el diagnóstico positivo de covid-19.
El presidente regresó ese día a su casa de Rehoboth Beach para aislarse, con su agenda pública cerrada indefinidamente mientras se recuperaba.
El viernes, Biden declaró que volvería a la campaña la semana siguiente, mientras que el presidente de la campaña de Biden, O’Malley Dillon, acudió al programa “Morning Joe” de MSNBC para afirmar que Biden seguía “absolutamente” en la carrera.
La campaña también publicó un memorando diciendo que no había “ningún plan para un candidato alternativo”.
Biden llamó durante el fin de semana a algunos demócratas que salieron en televisión en su favor. Dos de ellos dijeron a CNN que el presidente expresó su gratitud y luego su enfado con quienes intentaban echarlo. “Había algo de dolor en su voz, pero sobre todo enfado”, dijo uno de los leales a Biden.
Incluso el domingo, el equipo de Biden siguió manteniendo públicamente que no se iba a ir a ninguna parte. El representante de Carolina del Sur James Clyburn, un aliado clave de Biden, dijo a Jake Tapper, de CNN, en “State of the Union” que Biden y Harris “han recibido más de 14 millones de votos para ser nuestros abanderados. Ahí es donde estamos”. El respaldo del congresista a Biden en 2020 antes de las primarias de Carolina del Sur se consideró decisivo para la victoria de Biden.
Biden habló con Harris el domingo antes de anunciar su decisión, que llegó en dos mensajes: el primero diciendo que abandonaba, y el segundo respaldando a su vicepresidenta para ser la candidata demócrata.
Biden comunicó a su equipo más senior que se retiraba alrededor de la 1:45 p.m., y la carta pública salió justo en ese momento, dijo a CNN una fuente familiarizada con el momento.
“Antes de eso, era a todo vapor que se iba a presentar”, dijo la misma fuente.
Kayla Tausche, Dana Bash, John King, Jamie Gangel, Betsy Klein, Sam Fossum, Manu Raju, Samantha Waldenberg, Donald Judd y Kaitlan Collins, de CNN, contribuyeron a este artículo.