Nueva York (CNN Business) – La noche más importante de Hollywood, la entrega de los Oscar, fue también la de menor audiencia.
La edición número 93 de los premios de la Academia trató de cubrir un año perdido en el cine con una carga de intriga. La ceremonia incluyó un cambio de sede que permitió un público sin mascarilla, una producción de estilo cinematográfico que dirigió el director Steven Soderbergh y un cambio en el formato con un final sorpresa. Pero nada de eso pudo salvar a los Oscar de registrar los menores índices de audiencia en su historia, por un margen considerable.
La prestigiosa entrega de premios atrajo a una media de 9,8 millones de espectadores para la cadena ABC este domingo, según las primeras cifras de Nielsen. Esta cifra es un 58% inferior a la del año pasado, que en su momento fue la edición de los Oscar con menor audiencia, en la que se registraron 23,6 millones de espectadores.
El espectáculo sigue siendo uno de los eventos televisivos más vistos. Sin embargo, su número de espectadores representa una fuerte caída con respecto a lo que solía ser. Hace solo siete años, los Oscar registraban más de 40 millones de espectadores.
Entonces, ¿por qué han perdido tanta audiencia? Por innumerables razones.
Los índices de audiencia de las ceremonias de premios en general han sufrido durante la pandemia. El número de personas que sintonizaron los Emmys, los Grammys y los Globo de Oro ha caído en picada recientemente.
Además, los Oscar también enfrentaron el desafío que muchas de las películas nominadas a los principales premios no eran muy conocidas por el público en general. Hollywood retuvo buena parte de las cintas más importantes, con la esperanza de que el público volviera a las salas de cine a finales de este año y en 2022. Los Oscar son una especie de anuncio para ir al cine, y mucha gente no ha podido hacerlo en más de un año debido a la pandemia.
En cuanto al espectáculo en sí, las críticas fueron muy variadas.
Algunos críticos reconocieron la singularidad del evento y que hicieron el mejor trabajo posible, teniendo en cuenta las circunstancias. Otros consideraron que fue demasiado extraño para su propio bien.
La decisión de mover la entrega del premio a mejor película, del final del evento a un segmento anterior, fue el cambio más destacado. El consenso fue que el programa modificó las categorías con la esperanza de que Chadwick Boseman, el claro favorito al premio de mejor actor y quien falleció trágicamente el año pasado, ganara. Esto daría al programa y a Boseman, que estaba nominado por su trabajo en “Ma Rainey’s Black Bottom”, una enorme y emotiva despedida.
En cambio, los Oscar tuvieron un final decepcionante cuando el premio se lo llevó Anthony Hopkins por su actuación en “The Father”. Hopkins ni siquiera asistió para aceptar el Oscar.
“Es cierto que el simple hecho de organizar estos premios durante la pandemia permitió experimentar, a la vez que disminuyó la habitual presión para maximizar los índices de audiencia”, escribió Brian Lowry, crítico de medios de comunicación de CNN, en su reseña. “Esa es la única explicación razonable para cambiar el orden tradicional de los premios y entregar la mejor película antes que las categorías de actuación más importantes, preparando el escenario para el incómodo final de la noche”.
Aunque el número de espectadores bajó considerablemente, Lowry añadió: “Será difícil determinar hasta qué punto esto va más allá de las manos de los productores y hasta qué punto se debe, al menos en parte, a una transmisión que con demasiada frecuencia ha dado la impresión de ser una campaña de recaudación de fondos en la televisión pública”.