(CNN Español) – Dos preguntas siguen acaparando la atención del mundo en este momento, cuando nos acercamos al segundo aniversario del inicio de los primeros combates. ¿Cuándo será el fin de la guerra en Ucrania y cómo se dará la conclusión del conflicto bélico más grande que ha visto Europa desde la Segunda Guerra Mundial?
Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022, tras meses de escalada y acumulación de tropas en la frontera mientras el presidente, Vladimir Putin, culpaba a la OTAN —y la voluntad de Ucrania de ingresar en la alianza— por la crisis y acrecentaba su tono bélico en cada discurso.
En el medio existe una larga y tensa historia entre Rusia y Ucrania —ex república soviética y antes controlada por el Imperio ruso—, especialmente luego de que Moscú anexara en 2014 la península ucraniana de Crimea y apoyara a los rebeldes que se levantaron en la región del Donbás.
A continuación, estos son cinco posibles escenarios, según reportes y opiniones de expertos, para el fin de un conflicto que ha dejado miles de muertos y millones de refugiados, y que lleva ya un año y 10 meses.
1. Victoria total de Rusia
Al inicio de la invasión, Rusia avanzó desde el norte, este y sur y en dirección a las principales ciudades de Ucrania. Aunque no pudo capturar ninguna y la velocidad del avance se redujo hasta frenarse debido a la dura resistencia ucraniana y una serie de contraofensivas exitosas de Kyiv, Rusia mantiene una clara superioridad militar sobre Ucrania en términos de efectivos y equipamiento, y ha girado su foco al Donbás, en el este, tras replegarse en el norte y parcialmente en el sur.
Ucrania, por su parte, ha estado recibiendo casi desde el inicio de la guerra ayuda militar de parte de Occidente --que ahora parece estar menguando–, que a su vez ha lanzado una batería de sanciones contra Rusia que dificultarán su conducción de la guerra.
Este primer escenario, refiere al colapso de la resistencia ucraniana y una victoria total, en el plano militar, de Rusia, llevando a un cambio de gobierno o la partición de Ucrania.
Todos los objetivos de Moscú estarían de esta forma cumplidos: consolidación de la anexión de Crimea, reconocimiento de las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk, desarme del ejército de Ucrania, y fin de las iniciativas de ingreso de Ucrania a la OTAN y la Unión Europea.
Posteriormente, es posible que una Rusia empoderada avance en negociaciones de seguridad con la OTAN o que amenace a los países bálticos y Polonia —anteriormente bajo la influencia de la URSS y ahora en la OTAN— o incluso a Finlandia y Suecia que se habían mantenido neutrales, y recientemente, a raíz de la guerra, dieron un giro y presentaron sus solicitudes de ingreso a la Alianza Atlántica.
Mientras tanto, la Ucrania ocupada por Rusia aún podría caer en un caos de insurgencia.
Este escenario, que se mostraba muy probable al comienzo del conflicto, parece cada vez más lejano debido a la cada vez más grande participación de Estados Unidos y la OTAN –una inversión que es tanto política como defensiva–, la demostrada unidad y capacidad de lucha de los ucranianos y los recientes reveses en el frente de Rusia, que ha reducido sus ambiciones y se concentra ahora en el Donbás.
¿Pero más allá de que una victoria total de Rusia se haya vuelto improbable, significa eso que Ucrania podría ganar?
2. Victoria total de Ucrania
Los ucranianos han demostrado unidad y voluntad de pelear, y el presidente Volodymyr Zelensky, incluso se negó a abandonar la capital, Kyiv, cuando estaba amenazada por las fuerzas rusas al comienzo de la guerra.
La desaceleración del avance de Rusia en todos los frentes y su retroceso incluso ante las primeras contraofensivas ucranianas, y los llamados de Moscú a voluntarios internacionales —sumados a a una segunda movilización—, parecen mostrar agotamiento en las tropas rusas, mientras los envíos de armas de Occidente a Ucrania –que este año incluyeron tanques-- se intensifican y los efectos de las sanciones, aunque menores a lo esperado, se notan con más fuerza en la población rusa.
“La economía rusa probablemente no sobrevivirá bajo el peso perpetuo de las sanciones actuales y futuras”, dijeron en 2022 los ex embajadores de EE.UU., Dennis Ross y Norman Eisen, en una pieza de opinión en CNN. Pero la economía rusa sigue viva, y aún resta saber cuánto podrá soportar en el largo plazo.
En este escenario, el esfuerzo militar ruso colapsa, Ucrania monta más contraataques a través de los cuales recupera parte o todo el territorio perdido, tanto en Crimea como en el Donbás, y la situación lleva a un acuerdo de paz por el cual Rusia, derrotada, retira sus tropas y sus pretensiones sobre el país.
Las consecuencias en Rusia podrían ser catastróficas, afectando la continuidad de Putin en el gobierno o llevando al líder a aumentar la represión interna y el aislamiento del país. Aunque con el tiempo se negociaría el levantamiento de sanciones, trayendo alivio a la población.
Pero a pesar de algunas derrotas tácticas de Rusia a comienzos de año, este escenario sigue siendo poco probable por tres gandes razones.
El arsenal nuclear ruso sigue siendo un atributo de poder determinante y una última carta disuasoria que impediría un colapso total (no así de una derrota menor o salida negociada), mientras que el poder militar convencional de Rusia sigue siendo muy superior al de Ucrania (más allá del valor y pericia de las tropas ucranianas, dependen de un apoyo de la OTAN que no puede ser infinito).
Finalmente, la economía rusa ha demostrado ser mucho más resistente a las sanciones de lo que se esperaba inicialmente, y la voluntad rusa de seguir la guerra no parece, al momento, estar en discusión.
3. Salida negociada
Al comienzo de la guerra, delegaciones de Ucrania y Rusia realizaron varias rondas de conversaciones, en un intento de alcanzar un acuerdo de paz, y ambas partes afirmaron al comienzo del proceso que se había logrado cierto progreso. Luego, se discontinuaron, pero el alcance de un acuerdo de paz sigue siendo un desenlance buscado por la comunidad internacional.
En el contexto de esas negociaciones iniciales, Zelensky dijo en marzo de 2022 que la delegación rusa era cada vez “más realista” en su posición. Mientras que el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, señaló en una entrevista a la cadena estatal que había “una cierta esperanza de alcanzar un acuerdo”.
A estas señales se suma un cambio de discurso en Zelensky en cuanto a la posibilidad de ingresar en le OTAN. “Durante años hemos estado escuchando que la puerta está supuestamente abierta (a la membresía de la OTAN) pero ahora escuchamos que no podemos entrar. Y es cierto, y hay que reconocerlo”, dijo en marzo.
Mientras que Lavrov aseguró en ese entonces que “el estatus de neutralidad se está discutiendo ahora seriamente junto, por supuesto, con las garantías de seguridad”.
En este escenario, las conversaciones se reanudan, quizás con el apoyo de un mediador (China se ha ofrecido, aunque sus fuertes lazos con Rusia podrían ser un problema, también lo hizo Brasil), hasta convertirse en una negociación seria que logra un acuerdo de alto al fuego basado en concesiones —muchas de ellas muy dolorosas y difíciles de mantener en el tiempo— para ambas partes.
El acuerdo pondría fin a la guerra, pero no traería necesariamente una solución a la cuestión de Crimea y los territorios de Donbás levantados en 2014, aún si Kyiv reconoce formalmente la situación. Pero ambos bandos podrán cantar una victoria parcial y la comunidad internacional podría buscar entonces levantar sanciones y restaurar relaciones comerciales, aunque las tensiones seguirán.
No está claro, sin embargo, cuánto podría tardarse en llegar a un acuerdo, si sucede, ni cuánto tiempo podría sobrevivir. Ross y Eisen señalaron que “si Rusia no logra una victoria decisiva en la guerra, Ucrania podría llegar a la mesa de negociaciones con mayores ventajas”.
De hecho, el Kremlin dijo en mayo de 2022 que las negociaciones estaban congeladas por causa de Ucrania. “Las negociaciones están congeladas por decisión de la parte ucraniana”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, a los periodistas en una conferencia telefónica habitual.
Esto significó un freno de hecho en las negociaciones, pero en 2023 las partes volvieron a sentarse en Turquía para establecer un acuerdo de exportación de granos –del que luego Rusia se retiró– y Estambul se ha convertido en el escenario de una salida negociada que parece, pese a todo, ser el escenario más probable.
Este jueves el presidente de Rusia, Vladimir Putin, dijo que si Ucrania no cesa y acepta los términos de Rusia para la paz, Moscú tendrá que “resolver el problema por la fuerza”.
4. Escalada descontrolada
En este escenario, quizás el menos probable, el fracaso militar de Rusia en su intento de tomar el control de toda Ucrania se consolida pero Putin rechaza cualquier retirada y decide escalar el conflicto, probablemente mediante la amenaza de usar su arsenal nuclear —como ya hizo al inicio del conflicto—, uno de los más poderosos del mundo.
De hecho, en marzo de 2022 el asesor de seguridad nacional de EE.UU., Jake Sullivan, dijo a CNN que la administración de Biden está “preocupada por la posibilidad de una escalada”, con respecto a la postura nuclear del presidente ruso Vladimir Putin, aunque señaló que “no hemos visto nada que nos obligue a cambiar nuestra postura nuclear en este momento”.
“Estamos observando esto muy de cerca, y obviamente, el riesgo de escalada con una potencia nuclear es grave, y es un tipo de conflicto diferente a otros conflictos que el pueblo estadounidense ha visto a lo largo de los años”, agregó.
Una escalada podría implicar el uso de armas nucleares tácticas —ojivas de menor poder diseñadas para ser utilizadas en el contexto de un conflicto convencional— contra objetivos ucranianos militares y logísticos, y es por eso, quizás, un escenario poco proable.
Pero también podría llevar a la amenaza de usar armas nucleares estratégicas contra los miembros de la OTAN, a los que Putin considera ya enemigos por su ayuda militar prestada a Ucrania.
Las consecuencias de una escalada de este nivel podrían ser inimaginables para el planeta, pero es esperable que en un principio las tensiones se vuelquen sobre los ex estados soviéticos —ahora dentro de la OTAN— y que China sea forzada a tomar un rol más activo.
5. Estancamiento
En este escenario, el avance de Rusia se estanca en todos los frentes —como parece haber sucedido ahora en Donbás— pero las tropas invasoras fortifican sus posiciones y se aferran al territorio conquistado. Mientras tanto, refuerzos y recursos siguen llegando a Ucrania, como el reciente anuncio del envío de tanques Leopard 2, Challenger 2 y Abrams.
Los ucranianos, en tanto, logran una defensa que Rusia no puede penetrar, pero tienen dificultades en pasar a la ofensiva y recuperar su territorio ocupado, tal y como les ha ocurrido en 2023 con sus, hasta ahora, infructuosas controfensivas en el sur y este.
Las ayudas de Occidente se mantienen, pero no al nivel de comienzos de la guerra mientras la OTAN dosifica su participación para evitar una escalada mayor.
El conflicto, de esta forma y ante el fracaso de las conversaciones de paz, baja en intensidad y se convierte en una guerra de posiciones y de artillería, similar a la que desde 2014 enfrenta a los separatistas en Donbás y al gobierno de Ucrania, que podría durar años. Mientras tanto, las condiciones de vida en Rusia empeoran por las sanciones, y el país empieza a buscar posibles alternativas que podrían acercarlo a China e India.
También la población de Ucrania —cuya economía cayó un 30,4% en 2022 debido a la guerra, según Reuters—, pero parecía estar creciendo en 2023—, sufre duras condiciones de vida sumada a los bombardeos contra su infraestructura, y el país necesita más ayuda de Occidente para mantenerse.
Rusia aún podría ganar este largo conflicto, por contar con más población y recursos para enfrentar la espera que Ucrania, aunque es posible que sus objetivos sean más moderados debido al estancamiento. La conquista de Mariúpol, tras un largo asedio en 2022, podría tener sentido en este contexto, ya que terminaría conectando por tierra a Crimea —anexada en 2014— y el territorio de Rusia, un logro geopolítico contundente pero por debajo de los objetivos iniciales de Moscú.
Al mismo tiempo, una guerra larga en Europa podría generar, entonces efectos desestabilizadoras en toda la región, similar a los casos de la disolución de Yugoslavia en la década de 1990, o las guerras de Iraq, Siria y Yemen en Medio Oriente.
Con información de Stephen Collinson, Ivana Kottasová, Olga Voitovich, Paul P. Murphy, Antonia Mortensen, Clare Foran, Niamh Kennedy y Jeevan Ravindran
Nota del editor: Este artículo fue publicado inicialmente en marzo de 2022 y actualizado en febrero y luego diciembre de 2023.