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Nota del editor: Dean Obeidallah, exabogado, es el presentador del programa diario de la radio SiriusXM “The Dean Obeidallah Show”. Síguelo en @DeanObeidallah. Las opiniones expresadas en este artículo le pertenecen únicamente a su autor.

(CNN)– Al parecer, Elon Musk está intentando crear una gran historia mediática con la publicación de lo que él ha llamado los “Twitter Files”, que incluían documentos internos de Twitter de octubre de 2020 en los que se mostraba a los ejecutivos de la plataforma debatiendo si permitir la publicación de un artículo del diario New York Post sobre una computadora portátil que supuestamente le pertenecía a Hunter Biden.

Como informó CNN, el comunicado de Musk del viernes señalaba los tuits del periodista Matt Taibbi, a quien se le proporcionaron “correos electrónicos que corroboraban en gran medida lo que ya se sabía sobre el incidente”.

Pero la historia de Twitter que exige cobertura no es sobre algo que ocurrió hace más de dos años, sino lo que estamos viendo ahora en la plataforma desde que Musk tomó el control de la compañía en octubre. Ha habido un repunte “sin precedentes” de discursos de odio, así como un resurgimiento de cuentas vinculadas a ISIS, detalló el diario The New York Times en un artículo publicado el viernes, citando hallazgos del Centro para Contrarrestar el Odio Digital (CDDH, por sus siglas en inglés), la Liga Antidifamación y otros grupos que estudian las plataformas en línea.

Además, Twitter acaba de restablecer la cuenta del supremacista blanco confeso Andrew Anglin, fundador del sitio web neonazi The Daily Stormer. Anglin, que fue expulsado de Twitter en 2013, ha pedido que se derribe el monumento al Holocausto de Berlín (que él califica despreciablemente de “engaño”) y se sustituya “por una estatua de Hitler de 300 metros de altura”.

Tengo experiencia de primera mano con el neonazi recién reincorporado a Twitter. Anglin se dirigió a mí en 2017 en respuesta a un artículo que escribí en ese momento criticando al entonces presidente Donald Trump por negarse a denunciar la violencia supremacista blanca. (Esto fue meses antes de la manifestación nacionalista blanca de agosto de 2017 en Charlottesville, Virginia).

Anglin primero publicó tuits inventados en su sitio web de ideas supremacistas blancas que parecían haber sido escritos por mí adjudicándome la responsabilidad de un ataque terrorista de ISIS. (Soy musulmán.) Luego dio instrucciones a sus seguidores para que “se enfrentaran a mí”. Dado que los lectores de The Daily Stormer, entre los que se cuenta, al parecer, Dylann Roof, que asesinó a nueve personas negras en la Iglesia Episcopal Metodista Africana Emanuel de Charleston, Carolina del Sur en 2015, habían cometido actos de violencia en el pasado, hicieron lo que Anglin les pidió.

Pronto me inundaron con amenazas de muerte. Sin embargo, si Anglin pensaba que me iba a acobardar por miedo, se equivocaba. Lo demandé ante un tribunal federal por difamación y angustia emocional, donde gané una sentencia en ausencia por US$ 4,1 millones. Aunque todavía no he recibido ni un centavo, hace tiempo que me comprometí a donar todo lo recaudado a organizaciones que luchan contra el tipo de odio que vomita Anglin.

No soy el único. Anglin ha orquestado el acoso selectivo de personas en otras minorías, como el estudiante negro estadounidense Taylor Dumpson, que demandó con éxito a Anglin, y Tanya Gersh, una agente inmobiliaria judía que también demandó a Anglin, con el resultado de una sentencia de US$ 14 millones.

De hecho, la persona que fue readmitida en Twitter tenía una orden de detención dictada contra él por un juez federal justo el mes pasado por negarse a cumplir las órdenes judiciales en el cobro de esos daños en la demanda de Gersh.

Resulta alarmante que la peligrosa influencia de Anglin continúe. El atacante blanco que mató a personas de raza negra en una tienda de comestibles de Buffalo, Nueva York, en un ataque racista en mayo, citó al parecer a The Daily Stormer de Anglin por su nombre en un manifiesto, atribuyéndole el mérito de haber dado forma a su opinión de que los blancos estaban siendo “sustituidos” por personas de color.

La reincorporación de Anglin a Twitter no solo contribuye a normalizar a un neonazi, sino que también le ayuda a reclutar seguidores. Uno de los primeros tuits de Anglin del viernes decía: “Intentando encontrar a mis amigos. Los perdí en 2013”.

Pero Anglin no es el único problema. Como se expone en el escalofriante artículo del diario The New York Times, datos recientes de grupos que estudian las plataformas en línea han documentado que el discurso de odio se ha disparado en Twitter en las dos primeras semanas desde que Musk asumió el mando. En general, el diario informó que los investigadores observaron que “nunca habían registrado un aumento tan pronunciado de la incitación al odio, el contenido problemático y las cuentas anteriormente prohibidas en un período tan corto en una plataforma de medios sociales de gran difusión”.

Algunas de las estadísticas más alarmantes son que los insultos contra los negros estadounidenses se han triplicado hasta 3.876 veces al día, los mensajes antisemitas han aumentado más del 60% y los insultos contra los homosexuales han pasado de 2.506 al día a casi 4.000 comentarios diarios, según el artículo.

Imran Ahmed, fundador y CEO del CDDH, declaró a The New York Times: “Elon Musk envió la ‘batiseñal’ a todo tipo de racistas, misóginos y homófobos de que Twitter estaba abierto”, y añadió: “Han reaccionado en consecuencia”.

(Musk ha negado que la incitación al odio haya aumentado en Twitter desde que él se hizo cargo. Sin dar más detalles, Musk tuiteó el 23 de noviembre: “Las impresiones de incitación al odio han bajado un tercio respecto a los niveles previos al punto máximo”. En respuesta al informe de The New York Times el viernes, Musk dijo simplemente: “Totalmente falso”. Twitter no respondió inmediatamente a la solicitud de comentarios de CNN el viernes por la mañana).

Sin embargo, en lo que parece ser un enfoque incoherente, Musk suspendió la cuenta de Twitter de Kanye West la semana pasada después de decir que West “violó nuestra regla contra la incitación a la violencia”. CNN no pudo confirmar lo que provocó la suspensión específicamente. Pero West, que ha hecho una serie de comentarios antisemitas, había tuiteado una imagen alterada de la estrella de David con una esvástica dentro.

Más allá del discurso de odio, The New York Times también informó un aumento del 69% en las cuentas vinculadas al grupo terrorista ISIS en los primeros 12 días después de que Musk tomara el control, citando al Instituto para el Diálogo Estratégico.

Estar en Twitter es un privilegio, no un derecho. Musk ha extendido ese privilegio a lo peor de lo peor. Ahora es el momento de que los anunciantes decidan si quieren que se les asocie con este tipo de plataforma de redes sociales.

La esperanza es que los estadounidenses se nieguen a gastar sus dólares en empresas que apoyan el Twitter de Musk.