(CNN) — A medida que el bote se acerca a Lahaina, el sol es fuerte, las olas se convierten en crestas blancas y en la orilla todo es negro.
“¡Puamana desapareció!”, grita un miembro de la tripulación en estado de shock, mirando hacia una de las áreas turísticas en la costa occidental de Maui que solía atraer turistas y quedó destruida por un incendio forestal.
Las ruinas se extienden hasta donde alcanza la vista, cocoteros de 30 metros carbonizados hasta el final de sus troncos.
Es difícil incluso atracar. Los ferris se quemaron y naufragaron, derritiéndose en el océano mientras crean amenazas submarinas.
Hay un fuerte hedor de las tuberías, los botes de plástico y fibra de vidrio que se han licuado en una sopa malvada que ahora flota en el puerto.
Finalmente en tierra, la ciudad pintoresca, histórica y simplemente encantadora de Lahaina es irreconocible.
Calle tras calle solo hay ceniza. Algunos muros de hormigón y piedra siguen en pie, pero es difícil ver lo que alguna vez contenían.
El Pioneer Inn de dos pisos, con sus amplias terrazas envolventes, se quemó hasta los cimientos. Construido por primera vez en 1901, fue el hotel más antiguo de Hawai. Desapareció por completo.
Incluso las estructuras construidas sobre pilotes en el Océano Pacífico quedaron reducidas a cenizas, lo que muestra cómo las llamas de los incendios forestales avivadas por los vientos huracanados no solo llegaron a la costa, sino que engulleron todo lo que pudieron alcanzar.
En las carreteras los coches se queman.
Los sobrevivientes le dijeron a CNN cómo el tráfico se detuvo a medida que se acercaba el fuego, lo que obligó a algunas personas a correr hacia el océano para tratar de salvarse.
Pero con un infierno de un lado y olas traicioneras, diésel derramado y arrecife del otro, se teme que el mar no sea un lugar seguro.
Bill Wyland, propietario de una galería, le dijo a CNN que escapó en su motocicleta Harley Davidson, conduciendo por la acera para sortear los autos estcancados en las carreteras.
“Las llamas se disparaban por encima y venían hacia ti. Ni siquiera quería mirar atrás mío porque sabía que estaban justo detrás”, dijo.
Cuando él regresó al centro de Lahaina se encontró con que su galería había desaparecido, las obras de arte habían sido incineradas.
A solo unos cientos de metros de distancia, encuentra una pizca de esperanza. El árbol baniano, que ha sido característico de la ciudad durante un siglo y medio, está carbonizado pero sigue en pie.
“Lo estoy viendo ahora. Te lo digo, va a sobrevivir”, dijo, junto a la sombra del árbol enorme y extenso.
Wyland señaló que podría haber una nueva Lahaina, quizás mejor que la anterior, aunque reconoció que la historia de la antigua capital del Reino de Hawai ya no existe.
El granjero Eddy García está más enfocado en las necesidades inmediatas, aún asombrado por todo lo que vio.
“Se movió tan rápido, sucedió tan rápido”, relató sobre cómo se desató el fuego.
Le dijo a CNN que abriría sus tierras de cultivo para albergar a quienes no tienen hogar e instó a otros a mantenerse alejados pero a enviar toda la ayuda que pudieran.
“Todas las casas de Lahaina han desaparecido”, dijo. “Es apocalíptico”.