(CNN Español) – Nayib Bukele llegó al poder en 2019 como el “presidente millennial” más joven de América Latina, que con su carisma atrapó la atención no solo de los salvadoreños sino de toda una región. Han pasado casi cinco años desde entonces y, a pesar de que algunas encuestas reflejan una alta popularidad, analistas y observadores internacionales han criticado duramente su política de seguridad por su impacto sobre la situación de los derechos humanos. Ahora se presenta (gracias a un fallo de la Corte Suprema y con permiso legislativo) en busca de la reelección pese a que la Constitución la prohíbe de manera inmediata.
Bukele era empresario de la publicidad, un negocio que había fundado su padre y desde el cual proveía servicios al gobierno del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), la antigua guerrilla de izquierda que, dos décadas después de terminada la Guerra Civil, gobernaría el país por 10 años.
Tras ser elegido presidente en 2019, transformaría la manera de gobernar en el país centroamericano: desde romper con el bipartidismo que se instauró en el país tras la Guerra Civil, tomarse selfies en la ONU y su manera desenfadada de comunicarse en las redes sociales hasta- aunque nunca lo admitió públicamente- negociar con las pandillas, irrumpir en un Congreso reticente con militares y policías armados, y gobernar bajo un régimen de excepción que se ha prorrogado por casi dos años.
Así es Nayib Bukele, cuya carta para competir una vez más por la presidencia de El Salvador el 4 de febrero es continuar la guerra contra las pandillas en el país.
¿Quién es Nayib Bukele?
Bukele nació el 24 de julio de 1981 en El Salvador. Es hijo de Armando Bukele Kattán, un químico y empresario descendiente de una familia de inmigrantes palestinos, y de Olga Ortez. Su nombre completo es Nayib Armando Bukele Ortez.
Tras graduarse del bachillerato en 1999, Bukele empezó a estudiar la carrera de Ciencias Jurídicas en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA El Salvador), pero no terminó, según su biografía publicada por el Barcelona Centre for International Affairs. En cambio, con 18 años decidió integrarse a la agencia de publicidad de la familia llamada Obermet, de la que también fue presidente.
Además, fue presidente del concesionario de motos Yamaha en El Salvador.
Está casado desde diciembre de 2014 con la psicóloga, educadora y bailarina Gabriela Rodríguez, tras 10 años de noviazgo. “El amor de su vida”, como ha dicho públicamente el propio Bukele, lo acompaña en la mayoría de sus actividades políticas.
Alcalde de San Salvador
Bukele, seguidor declarado del Alianza, equipo de la primera división del fútbol salvadoreño, inició su vida política en el FMLN. En marzo de 2012, con esas siglas, ganó las elecciones por el municipio de Nuevo Cuscatlán, a 8,5 kilómetros de San Salvador.
Tres años después, también con el FMLN, fue elegido alcalde de San Salvador, lo que terminó siendo la plataforma para conseguir más tarde su candidatura a la presidencia. En la capital, Bukele impulsó la recuperación del Centro Histórico bajo la idea de que “lo público no debe ser menos que lo privado”, por lo que sus detractores lo acusaban de “populista”.
En 2017 fue expulsado por el Tribunal de Ética del FMLN tras declararlo “culpable” de promover la división del partido y por agresiones verbales y físicas contra una congresista de la organización política, entre otras acusaciones, entre otras acusaciones. “Yo fui expulsado del FMLN precisamente porque no les gustaban mis denuncias públicas sobre lo mal que estaba haciendo el gobierno”, dijo el propio Bukele en una entrevista con CNN en 2018.
Esta fue la razón, dijo, por la que decidió postular su candidatura con la Gran Alianza Nacional (GANA), un partido de centroderecha, usualmente en coaliciones en el Congreso con la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), un partido ultraderechista que gobernó a El Salvador en las dos décadas previas a la llegada del FMLN al poder y sobre el que también flotaban acusaciones de corrupción.
“Hicimos lo que para mí era lo más lógico, lo más natural, que era hacer un partido político”, dijo.
Bukele, el polémico “dictador cool”
Llegó al poder en 2019 a sus 37 años con una plataforma anticorrupción. Se convirtió en ese momento en el presidente más joven de América Latina y también en el más joven de El Salvador. Los jóvenes y los descontentos con los partidos políticos tradicionales fueron los principales seguidores del “presidente millenial”, según las encuestadoras.
Bukele es el primer presidente desde 1989 que, aunque tenía sus orígenes políticos en el FMLN, llegó a la presidencia sin pertenecer en ese momento a alguno de los dos partidos que expresaban los dos bandos enfrentados en la Guerra Civil, o sea Arena y el FMLN.
Bukele es conocido en la región por sus prácticas de mano dura y tales demostraciones de poder, como cuando irrumpió en el Congreso escoltado de militares y policías armados. Con la irrupción, calificada por la oposición como “un intento de golpe de Estado”, el presidente salvadoreño buscaba la aprobación para un préstamo de unos US$ 109 millones que le permitiría llevar a cabo una nueva fase de su plan de seguridad. El enfrentamiento entre el poder Ejecutivo y Legislativo terminó un año después cuando la Asamblea Legislativa —ahora controlada por mayoría oficialista, tras el triunfo del partido de Bukele en las elecciones legislativas— aprobó el financiamiento.
A partir de este momento, Bukele comenzó a hacerse del control total de los poderes del Estado. Con el apoyo de la mayoría en el Congreso, destituyó al fiscal general y reemplazó a la Corte Suprema con nuevos miembros, que más tarde le habilitarían a buscar la reelección pese a que la Constitución no lo permite.
La Asamblea también aprobó que se tomara una licencia de seis meses del cargo para hacer campaña en lugar de renunciar, como preveía el fallo de la Sala de lo Constitucional de la Corte. Mientras tanto, Bukele nombró a su secretaria privada para ejercer las funciones del Ejecutivo.
Bukele, quien se describió alguna vez como “el dictador más cool del mundo” en respuesta a sus detractores, defiende su estrategia de seguridad de mano dura bajo el argumento de que los niveles de violencia en el país se han reducido. De hecho, su carta para ganar una vez más la presidencia de El Salvador es continuar la guerra contra las pandillas.
El Gobierno también atribuye la baja en los homicidios al régimen de excepción vigente desde el 27 de marzo de 2022 cuando se registró el día más violento de la gestión de Bukele. El decreto, que ha sido prorrogado múltiples veces por la Asamblea Nacional, ha sido utilizado por las autoridades para detener a más de 75.000 personas, hasta inicios de enero, por su supuesta vinculación con las pandillas y desplazado internamente a más de 220 personas, según un reporte de la organización de derechos humanos Cristosal.
El Gobierno solo ha informado de estas cifras a través de declaraciones de sus funcionarios o comunicados de la presidencia, pero desde abril de 2022 no permite el acceso a estadísticas detalladas sobre delitos como los homicidios, diciendo que esa información estará bajo reserva durante siete años.
Analistas y observadores internacionales han cuestionado estas prácticas al considerar que “violan sistémicamente” los derechos humanos, como con la megacárcel que busca recluir a por lo menos 40.000 reclusos: organizaciones como Human Rights Watch y el Comité Contra la Tortura de la ONU critican lo que consideran son violaciones a los derechos de la población. Los familiares de varios detenidos han denunciado encarcelamiento injusto alegando que en muchos las personas presas no tienen relación alguna con las pandillas.
De ser reelegido el próximo 4 de febrero sería el primero en repetir el cargo en la historia reciente de El Salvador.
Con información de Merlin Delcid, Fernando del Rincón, Andrés Oppenheimer y Eduardo Serralde