(CNN Español) – Pese a que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de El Salvador detuvo el conteo electrónico de las elecciones del domingo debido a acciones que “dificultaron” la transmisión de los votos, los resultados mostraban una tendencia irreversible: Nayib Bukele tendrá un segundo mandato como presidente.
El domingo por la noche, cuando Bukele ya se había autoproclamado ganador de las elecciones presidenciales, el conteo electrónico se detuvo con el 31% de las actas procesadas y el candidato del partido Nuevas Ideas estaba a la cabeza de la contienda electoral por un amplio margen.
Cuando el conteo se volvió a actualizar el lunes por la mañana, el panorama seguía siendo el de una victoria demoledora: con el 70% de las actas procesadas, Bukele acumulaba 1.662.313 votos, mientras que su más cercano competidor, Manuel Flores, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, sumaba 139.025.
Tras ya haber citado previamente que hubo acciones que “dificultaron” la transmisión de los resultados primarios y “otros factores fuera del control del TSE”, la máxima autoridad electoral de El Salvador anunció el lunes por la tarde que “algunos inconvenientes dificultaron que (la transmisión de resultados) se diera como se tenía previsto”.
En este contexto, el TSE añadió que el 30% de las actas restantes de la votación a presidente se procesará de forma manual, abriendo los paquetes electorales y haciendo el escrutinio “papeleta por papeleta” en presencia de autoridades y observadores electorales. El mismo proceso manual se hará con la totalidad de las actas de las elecciones para el Poder Legislativo, agregó el TSE.
Por tanto, habrá que esperar más para tener los resultados finales del TSE. No obstante, con los datos disponibles hasta ahora de las “actas que fueron efectivamente transmitidas”, los votos de Bukele equivalen a casi 12 veces los de Flores. Ni siquiera juntando los votos de los cinco candidatos opositores que se enfrentaron a Bukele se podrían acercar demasiado a su posición.
“Este día, El Salvador ha roto todos los récords de todas las democracias del mundo. Desde que existen las democracias nunca un proyecto había ganado con la ventaja que hemos ganado este día”, dijo Bukele en su discurso del domingo por la noche frente a sus seguidores reunidos en el Palacio Nacional, cuando el conteo de resultados estaba en 31% de actas procesadas.
Bukele se presentó a las elecciones 2024 para obtener un nuevo mandato a pesar de que al menos seis artículos de la Constitución prohíben que se lleve a cabo una reelección inmediata. Esto fue posible gracias a que en 2021 la Asamblea Legislativa, con mayoría oficialista, destituyó a los magistrados principales y suplentes de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y a Raúl Melara, el fiscal general en ese entonces. En su primer día de trabajo, los diputados eligieron y juramentaron a los nuevos jueces que decidirían sobre la ambición reelectoral de Bukele.
Después de esos movimientos en el Poder Judicial, el máximo tribunal del país dictaminó en 2021 que Bukele podía presentarse a un segundo mandato, pero que debía dejar su cargo seis meses antes de que comenzara un nuevo periodo. Bukele no dejó el cargo, y en lugar de eso pidió licencia a finales de noviembre, poco más de dos meses antes de la elección del 4 de febrero. La Asamblea Legislativa aprobó ese pedido de licencia y también el nombramiento de Claudia Juana Rodríguez de Guevara, secretaria privada de Bukele, como la presidenta en funciones.
Con el telón de fondo de los cambios en el Poder Judicial para poder buscar su reelección y los problemas del TSE en el conteo de votos, Bukele está encaminado a ganar los comicios, obtener un segundo mandato de cinco años y convertirse en el primer presidente en ser reelegido para el cargo en la historia reciente de El Salvador.
La principal carta con la que Bukele se presentó a las elecciones fue continuar la guerra contra las pandillas en el país. El Gobierno de El Salvador reporta en sus comunicados de prensa las cifras de homicidios más bajas de su historia, aunque distintas organizaciones no gubernamentales cuestionan la falta de acceso a datos oficiales, que las autoridades han declarado como reservados por los próximos siete años.
El régimen de excepción promovido por Bukele desde hace poco menos de dos años ha sido criticado por analistas y observadores internacionales como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, que han denunciado violaciones sistemáticas a los derechos humanos.
Aun así, a diferencia de hace cinco años, cuando la seguridad y la violencia eran las principales preocupaciones de los salvadoreños, hoy son la economía, el desempleo y el alto costo de vida las problemáticas dominantes.
¿Qué esperar de un nuevo mandato de Bukele?
Para empezar, Bukele tendrá que enfrentarse a las críticas por la reelección y por un posible futuro con un “partido único” en El Salvador, como el mismo candidato declaró en su discurso el domingo por la noche.
“Hemos ganado la Asamblea Legislativa con 58 de 60 diputados como mínimo, es posible que sea más. Sería la primera vez que en un país existe un partido único en un sistema plenamente democrático. Toda la oposición junta quedó pulverizada”, dijo Bukele.
Con la victoria del domingo y la reelección en puerta, se dará una consolidación de un “régimen autoritario”, dijo el analista Eduardo Escobar, director ejecutivo de Acción Ciudadana de El Salvador, en entrevista con Fernando del Rincón en CNN en Español.
“Este régimen ahora recibe o puede recibir un baño de masas que le da el empuje a Bukele para seguir haciendo lo que ha venido haciendo. Nada tiene que ver con un avance democrático y, al contrario, dejaría al país rumbo a una dictadura al estilo de Nicaragua en el mediano plazo”, agregó Escobar.
Aun así, el analista explica que Bukele tiene el respaldo de la población para continuar: “Tenemos casos de personas que han declarado a medios internacionales que familiares están detenidos de manera injusta por el régimen de excepción, pero dicen ‘no me importa, a pesar de eso, yo voy a seguir apoyando al presidente’. Entonces, es una situación bastante compleja”.
En este mismo contexto, la aplastante victoria de Bukele podría traer un escenario de partido único en El Salvador y de “muerte de los partidos políticos”, como dijo Daniel Zovatto, director para América y el Caribe del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA).
“Estamos viendo en El Salvador fenómenos, que ya habíamos visto en otros contextos, de muerte de los partidos políticos (…). El Salvador ha ingresado en esta situación muy compleja y muy peligrosa de un desmantelamiento de su sistema de partidos políticos. Nunca habíamos visto en América Latina, en un contexto que no sea que no sea el de dictadura pura, estos resultados. Este es un nivel ya absurdo de diferencia”, comentó Zovatto a Del Rincón.
El analista agregó que El Salvador corre el riesgo de entrar en una “democracia delegativa, es decir, el pueblo en su gran mayoría le entrega el poder absoluto al presidente para que este Gobierno, de acuerdo a lo que él considere adecuado, para que interprete al país y para que controle todos los poderes”.
La economía, un tema que puede ser costoso para Bukele
Por su parte, Zaira Navas, analista sénior de Cristosal —una organización no gubernamental patrocinada por obispos anglicanos estadounidenses que promueve los derechos humanos y la democracia en Centroamérica—, dijo previamente a CNN que, si bien Bukele goza de una gran popularidad, el tema económico podría ser algo costoso para el mandatario en un segundo mandato.
“El Salvador es un país muy caro. Con un salario mínimo de un poco más de US$ 300 y una canasta básica superior a los US$ 450, con comercio informal esencialmente para ingresos, el dinero apenas alcanza”, indicó Navas.
El presidente Bukele dijo que sabía que al combatir la delincuencia también habría un riesgo de un golpe económico para el país.
En un evento con empresarios en noviembre de 2023, Bukele dijo que las pandillas han mantenido una economía ilegal con tráfico de drogas, armas, extorsiones y homicidios, y que luego ingresaban ese dinero a la economía legal comprando comida para sus familias, televisores, ropa, pagando facturas, entre otras cosas.
“Íbamos a recibir el golpe económico de cortar la delincuencia, pero nos íbamos a sanar. Y luego vamos a poder recuperar lo perdido y aún más porque ya iban a haber los incentivos correctos puestos en la sociedad”, dijo Bukele.
“Decidimos enfrentar la delincuencia directamente, a pesar del costo económico que pudiera tener. Sorpresivamente terminó el año 2022 y no cayó el PIB, más bien subió. No lo que hubiéramos querido. No cayó. Subió. Y ahora vamos a terminar el 2023 y tampoco cayó el PIB, más bien subió”, agregó el presidente de El Salvador el año pasado.
El PIB de El Salvador se contrajo en 2020 por la pandemia (-7,9%) y en 2021 tuvo una expansión de 11,2%, aunque el crecimiento se moderó hasta llegar a un modesto 2,6% en 2022, según cifras del Banco Central de El Salvador.
“Se ve como un salto enorme, pero en realidad ni siquiera nos permite regresar a los niveles que veíamos de crecimiento en 2019”, explicó anteriormente a CNN Lourdes Molina, economista senior del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), un centro que investiga y analiza temas en materia fiscal en América Central.
Las cifras de seguridad, la bandera de Bukele (a pesar de las críticas)
En cuanto a la situación de seguridad, el Gobierno de Bukele ha proclamado que en 2023 la tasa de homicidios fue de 2,4 personas por cada 100.000 habitantes, aunque con críticas de falta de transparencia y el limitado acceso a la información pública.
“La población tiene una percepción de seguridad muy grande, ¿verdad? Pero esto no corresponde al cumplimiento de las normas establecidas en la Constitución que garantizan los derechos a la población salvadoreña”, dijo Navas.
Si bien las autoridades de El Salvador cuestionan algunos de los datos presentados por las organizaciones de derechos humanos sobre detenciones de personas no relacionadas con la delincuencia tras el decreto del estado de excepción en marzo de 2022, no niegan haber cometido lo que caracterizan como errores inevitables. En agosto del año pasado, el Gobierno de Bukele anunció la liberación de 7.000 personas que admitió que habían sido detenidas por error.
Desde el inicio del estado de excepción, al menos 75.000 personas han sido detenidas, según cifras oficiales de enero de 2024. A mediados de 2022, hasta el 2% de la población salvadoreña mayor de 18 años, unas 100.000 personas, estaba en prisión, según una evaluación de Amnistía Internacional basada en informes de medios de comunicación locales.
Ni la Policía salvadoreña ni el Ministerio de Seguridad respondieron a varias preguntas de CNN sobre las acusaciones de abuso policial y represión de seguridad en el país.
Entrevistas con algunos salvadoreños que sufrieron esos efectos colaterales de la política de seguridad cuentan sobre su experiencia.
María, de 28 años y quien fue encarcelada injustamente durante seis meses, dijo a CNN que todavía tiene pesadillas sobre las condiciones que vivió dentro de la prisión. “Me pusieron en una celda con 250 mujeres y sólo había 20 literas para todas esas personas”. Agregó que durante los seis meses que estuvo en prisión, nunca vio a un juez. Cuando finalmente fue liberada, los documentos de liberación vistos por CNN muestran que nunca fue declarada culpable.
María, a quien se le dio ese nombre porque pidió ocultar el verdadero por razones de seguridad, comentó que quiere que su país y el mundo abran los ojos a lo que está sucediendo dentro de las cárceles de El Salvador. Dijo que cree que algunas de las personas que fueron encarceladas injustamente en los últimos años nunca tendrán la oportunidad de salir.
“A menudo pienso en todas las personas que murieron en la cárcel y en todos los que eran inocentes. Estaban en un lugar en el que nunca debieron estar y murieron allí”, añadió.
Ataques contra la prensa: “No vienen momentos fáciles”
En su acto de celebración del domingo, Bukele criticó el trabajo de la prensa y exigió respeto al resultado de la votación.
El candidato de Nuevas Ideas cargó sobre todo contra un periodista del diario español El País durante su discurso. “Si el pueblo salvadoreño quiere esto, ¿por qué va a venir un periodista español a decirnos lo que los salvadoreños tenemos que hacer?”, pronunció Bukele, haciendo referencia a una pregunta que hizo el reportero sobre el deterioro de la democracia en El Salvador, como cita el propio medio de comunicación.
Las restricciones y ataques a la prensa durante y antes del proceso electoral han sido un punto de fuerte crítica para el Gobierno de Bukele.
A raíz de las restricciones durante la jornada electoral y las denuncias de los periodistas, el TSE ordenó a las instancias de direccion y logística que estaban “obligados” a permitir el ingreso a los centros de votación a periodistas y creadores de contenido acreditados.
La Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) denunció que tan solo el domingo registró 173 restricciones al trabajo a la prensa, con la mayor cantidad de casos ocurridos incluso antes de la apertura de la jornada electoral.
Según los registros de la APES, la capital, Usulután, Morazán y San Miguel fueron los departamentos donde más agresiones contra periodistas se presentaron. La mayoría de los casos identificados habrían ocurrido en el centro de votación “donde Nayib Bukele emitió el sufragio”.
La APES identificó además los centros que obligaron a la prensa a salir de las instalaciones y agresiones como acoso digital y declaraciones estigmatizantes.
Por estos hechos, esta asociación advirtió que, tras la reelección de Bukele, “no vienen momentos fáciles” pero que seguirán con su labor.
“Sabemos que ese escenario iba a suceder y queremos hacer un llamado a los periodistas. No vienen momentos fáciles, pero esta asociación seguirá trabajando por la libertad de expresión”, aseguró Angélica Cárcamo, presidenta de la APES.
Estas denuncias sobre el proceso electoral llegaron apenas unos días después de que la APES informara en un comunicado que durante 2023 registró “168 casos de agresiones contra periodistas, comunicadores y trabajadores de la información; cada uno de estos 168 casos implica una o varias agresiones contra uno o varios periodistas”.
Asimismo, en el mismo comunicado, la APES señala que el Centro de Monitoreo de Agresiones para Periodistas registró un total de 311 agresiones contra la prensa en 2023, “un aumento de más del doble de las agresiones documentadas en 2022, cuando hubo 147 agresiones”.
Bajo este panorama, ocho organizaciones a favor de la libertad de prensa –entre ellas Artículo 19 México y Centroamérica, Reporteros Sin Fronteras, Free Press Unlimited– emitieron un comunicado conjunto en el que indicaron que constataron “el deterioro de la libertad de prensa” en El Salvador.
El domingo Bukele dijo durante una rueda de prensa que a su juicio en El Salvador los periodistas no tienen restricciones para hacer su trabajo. “Ningún periodista muerto, ningún periodista preso, ustedes andan en total libertad”, señaló.
Bukele hizo referencia a la cobertura que los medios hacen sobre la seguridad en el país centroamericano. “Son libres de grabar, de preguntar, de ir a donde quieran”, dijo en rueda de prensa.
Sin embargo, en el comunicado conjunto, las organizaciones afirmaron que “la instrumentalización del régimen de excepción, por parte del gobierno, para mantener la información pública bajo reserva y la inoperancia del Instituto de Acceso a la Información Pública son muestras de un bloqueo deliberado de la información”. Por ese hecho, indicaron, “ya fueron incluidos funcionarios en la lista Engel, que permite al Gobierno de Estados Unidos retirar visas de funcionarios públicos corruptos o involucrados en crímenes”.
Según las organizaciones, “se niega el acceso a fuentes estatales, no se otorgan entrevistas, se restringe el acceso a espacios públicos y se estigmatiza a la prensa, hechos que afectan principalmente a los medios nacionales críticos e independientes, y de manera diferenciada a las mujeres periodistas”.
Ante esto, las organizaciones dijeron que no puede haber elecciones “libres y justas”, y por tanto tampoco una “democracia verdadera”, razón por la que hicieron un llamado a las autoridades nacionales para respetar las libertades de prensa y de expresión.
El grupo de organizaciones reclama establecer “condiciones seguras y propicias de largo aliento para el ejercicio de la labor periodística más allá de la coyuntura electoral” y urge “a la comunidad internacional a vigorizar su deber de promover y defender los derechos humanos en El Salvador, y a tener una mirada crítica y constructiva frente a lo que está sucediendo en el país”.
-Con información de Uriel Blanco, Elvin Sandoval, Gonzalo Alvarado, Fernando del Rincón, Melissa Velásquez Loaiza, Rocío Muñoz-Ledo, Stefano Pozzebon, David Shortell y Alex Stambaugh