Por María Santana, CNN

Durante más de dos décadas, Francisco Núñez ha estado inspirando a jóvenes en la ciudad de Nueva York a soñar en grande a través de la música.

Cuando fundo el Coro Juvenil de Nueva York (Young People’s Chorus of New York) en 1988, su propósito era unir a niños de diferentes culturas, raíces y clases sociales.

“Cuando me gradué de la universidad quise crear un programa que uniera a niños de diferentes partes de Nueva York y darle la oportunidad de conocerse, porque quería ver si es posible cambiar, si es posible tener diferentes oportunidades en la vida. Si un rico conoce a un pobre, si un afro-americano conoce a un anglosajón o a un latino, ¿qué pasa con ellos si se juntan y tienen el mismo deseo de cantar bien y triunfar?”, recuerda Núñez.

La experiencia personal

Su propia historia da fe de lo que este tipo de experiencia puede significar en la vida de un joven. De origen dominicano, Núñez creció en el barrio latino de Washington Heights y asegura que fue precisamente la música la que lo alejó de las calles y las malas influencias.

“Para entretenerme a los 6 años me compré un piano porque en ese tiempo mi mamá no quería que yo estuviera jugando en la calle como otros niños de mi barrio. Practiqué y ensayé mucho y resulta que pude desarrollar mi talento, ir a escuelas especializadas y tuve la oportunidad de conocer a niños de todas nacionalidades y descubrí que lo que todo teníamos en común era el amor por la música y el deseo de cambiar nuestras vidas”, agrega.

Con el deseo de darles esa misma oportunidad a otros jóvenes, Núñez forjo uno de los primeros coros verdaderamente multiculturales del país. “En este coro tenemos toda clase de niño, ricos, pobres, Latinos, Judíos, etcétera y cuando están hablando juntos en el ensayo, uno le pregunta al otro, “donde tu vives? que clase de vida tienes? a donde piensas ir a la escuela?” y ahí es donde cambia la cosa. A través de estas conversaciones, ellos se influyen mutuamente, conocen como viven otras culturas y eso es una cosa chévere, eso es lo que cambia el mundo.”

Ese sentido de comunidad sin que importe la raza, el color o la condición social ha hecho que el Coro Juvenil de Nueva York llegue a ser uno de los más reconocidos y galardonados a nivel mundial. Ha recibido numerosos premios, incluyendo medallas de oro en varios juegos olímpicos, ha grabado discos compactos y se ha presentado en los auditorios más importantes en decenas de países.

Este año, Núñez fue reconocido por su dedicación a la juventud y por mantener un nivel de excelencia artística que enriquece a la comunidad al recibir la prestigiosa beca McArthur para genios, un premio de 500.000 dólares.

Un modelo

El coro, además, se ha convertido en un modelo para otras ciudades estadounidenses y otros países. Recientemente, los niños fueron invitados a la República Dominicana para ayudar en la fundación de un coro nacional de niños dominicanos.

Pero lo más valioso de esta aventura, según Núñez, es la transformación en los miembros del coro de la que día a día es testigo.

“Cuando los niños están cantando en tantos lugares que vamos, desde Carnegie Hall hasta los halls más grandes del mundo y cuando el público los están aplaudiendo, algo le pasa al cuerpo. Ellos se sienten tan bien que llevan esa alegría a la casa y dicen ‘mamá, papá, yo quiero ser mejor, ¿qué puedo hacer para ser mejor?”

Núñez dice sentirse orgulloso de lo que ha logrado con su programa. Más de 1.200 jóvenes de entre 7 y 18 años participan en el coro en las horas después de la escuela, y en varios programas satélites en escuelas de Nueva York, Pensilvania y Nueva Jersey.

Entre sus planes futuros está decidir qué hacer con los 500.000 dólares que recibió.

“El premio me excitó y al mismo tiempo me hizo nervioso porque ahora me parece que todo el mundo me está viendo y están esperando que yo haga una cosa más grande todavía y por lo menos tengo tiempo para pensar qué quiero hacer para seguir afectando las comunidades donde vivo y comunidades fuera de Nueva York, y espero tener la oportunidad de hacer más cosas tremendas”.