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(CNNMéxico) — En 1992, Estados Unidos levantó una alerta ante la presencia del pez león, Pterois miles, en la costa este. Desde entonces, esta especie no nativa se ha desplazado hasta llegar al Caribe y a México.

El “pez león”, originario de Asia, fue llevado a EE.UU. por ser una especie llamativa para los acuarios, por su tamaño —alrededor de 40 centímetros— y sus largas espinas.

Aunque la manera en que llegó a los espacios silvestres no es clara para los científicos, es un hecho que la ausencia de depredadores naturales le ha permitido proliferar en la región, y convertirse en una amenaza para la biodiversidad marina del Golfo de México.

“Muchas veces lo que sucede es que estas especies exóticas en el nuevo lugar terminan desplazando a las especies nativas, ya sea porque tienen diferentes capacidades competitivas o por la ausencia de enemigos naturales”, explicó la doctora Karina Boege Paré, del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En los territorios insulares de México, por ejemplo, un 12% de las aves endémicas y 20% de los mamíferos endémicos se han extinguido a causa de las especies invasoras, de acuerdo con datos de la Comisiona Nacional de Biodiversidad (Conabio).

En el caso de las plantas, la forma de detectarlas no es tan sencilla, pues se requieren amplios conocimientos en taxonomía y botánica; su presencia en ambientes ajenos es tan dañina como en el caso de las especies animales.

El zacate buffel, empleado para la ganadería, es una especie que en tiempos de sequía se convierte en el combustible ideal para los incendios, dijo Boege Paré. Y a pesar de los beneficios económicos que se perciben en el corto plazo, la introducción de estas especies exóticas a los ecosistemas puede ocasionar daños irreversibles, explicó.

Los impactos de las especies ajenas a una región se pueden clasificar como ecológicos, ambientales, económicos y de salud, detalló Ana Isabel González, experta en especies invasoras de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Dentro de los impactos ecológicos está el desplazamiento de las especies nativas, la depredación y la competencia directa; las consecuencias ambientales pueden llegar hasta la degradación del ecosistema.

En materia económica, las consecuencias se traducen en mayores costos en la producción, ya sea por el uso de pesticidas, la reducción de las capacidades de producción e incluso podría ocurrir daño a la infraestructura; además, las especies nuevas pueden traer consigo enfermedades contra las que no se tengan defensas adecuadas.

Los “migrantes” incómodos

El principal medio de introducción de las especies exóticas son las actividades humanas, aunque puede haber desplazamientos por eventos naturales como los huracanes.

“Tenemos el caso, muy cerca, de la plaga del nopal, que todavía no llega a México pero está en todo el Caribe y las posibles rutas para que se siga moviendo hacia las costas mexicanas es que avance por medios naturales o también por los huracanes”, alertó Karina Boege.

La palomilla del nopal es originaria de Argentina. A mediados del siglo pasado se utilizó para erradicar poblaciones de nopales en Australia y el Caribe, pero su impacto en el país podría ser considerable si se observa bajo su importancia para la alimentación básica.

A nivel mundial, México produce el 95% del nopal, y solamente en el Distrito Federal el valor de la cosecha es de unos 800 millones de pesos, de acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Otra de las especies consideradas como invasoras en territorio nacional son los plecos o peces limpiapeceras. “Esta especie está presente en todos los ríos y lagos de agua dulce”, dijo Ana Isabel González de la Conabio.

“Los peces limpiapeceras levantan demasiado sedimento en los ríos en busca de alimento y enturbian el agua, por lo que no existe la suficiente luz para que crezcan las plantas necesarias para la alimentación de las otras especies. La afectación a las especies nativas se da por los hábitos de la especia invasora”.

A la caza de los invasores

En México no hay información disponible sobre la cantidad exacta de especies invasoras de todos los grupos de organismos vivos que están establecidos, ni su distribución o sus tamaños poblacionales, indica la Estrategia Nacional sobre especies invasoras que publica la Conabio.

Karina Boege dijo que esta falta de información dificulta la cuantificación de los daños para los ecosistemas o la realización de campañas efectivas para difundir información sobre qué hacer ante la presencia de especies exóticas en áreas ajenas a ellas.

“Se necesitan programas para involucrar a las personas en detección y control de estas especies invasoras, así como informar a quienes compran especies exóticas sobre el peligro que implica liberarlas en un ambiente natural”, dijo.

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