El presidente sirio Bachar al Assad y su esposa Asma en una foto tomada en París en 2010.

Por Salma Abdelaziz, CNN

(CNN) – La relación de la familia Asad con los medios de comunicación es una historia de amor que terminó en odio.

La joven pareja educada en Occidente inicialmente recibió los elogios de la prensa extranjera por sus intentos de reformar a la vieja policía estatal, y después pasaría a ser implacablemente criticada, desde principios del 2011, por la salvaje represión contra manifestantes opositores.

Miles de correos electrónicos que recientemente se han filtrado, supuestamente tomados de la bandeja de entrada del presidente sirio Bachar al Asad, y a los cuales CNN posteriormente tuvo acceso, muestran una tensa relación entre el régimen y los medios.

La primera dama siria, Asma al Asad, alguna vez descrita como “una rosa en el desierto” por la revista Vogue, resume la problemática en un correo electrónico dirigido a Al-Mayassa al-Thani, hija del emir de Qatar, durante la redada del gobierno contra la conflictiva ciudad de Hama, en agosto del 2011

“Contrario a los informes de los medios, el ejército no entró a Hama (aún), aunque en el lugar hay muchas violencia”, escribe la exbanquera de inversiones nacida en Gran Bretaña. Después, menciona intentos de negociaciones, y añade: “claro que el debate y el diálogo no es el idioma que en estos días atrae a los medios de comunicación, muy poco se menciona el asunto, aunque el impacto en allí es significativo”.

Mientras que el gobierno sirio constantemente ve con malos ojos a los medios de comunicación occidentales por ser parte de una conspiración para destruir la estabilidad del país de 22 millones de habitantes, el círculo íntimo de al Asad, entre ellos periodistas, parecen estar mucho más implicados en las relaciones con los medios.

La excorresponsal de Al-Jazeera Luna Chebel, con frecuencia parece proporcionarle asesoramiento de imagen pública al presidente, y escribió a principios de enero: “Los funerales de los mártires se llevan a cabo en ceremonias precarias; todos visten trajes de distintos colores y se notan muy tristes. En mi opinión, deberíamos tener funerales masivos con bandas de música. Esto podría contribuir a ganar fuerza y elevar la moral”.

Chebel, junto con otras cuatro mujeres, dejaron el canal de noticias árabe en el 2010, por un conflicto sobre el código de vestimenta con la alta dirección, según informes de los medios locales. En abril del 2011, en una polémica entrevista transmitida en la televisora estatal Al Doniya, Chebel afirmó que Al-Jazeera “inventó noticias” y le recomendó a los sirios no ver canales extranjeros vía satélite.

En diciembre, los asesores de prensa del régimen parecían totalmente consumidos por la próxima entrevista de al Asad con la corresponsal de la televisión estadounidense Barbara Walters, de ABC, y enviaron un montón de correos electrónicos para asesorar a Asad en su tono, su lenguaje e incluso su vestimenta.

“Valdría la pena mencionar cómo (su) figura ha sido atacada y alabada en la última década, según los medios de comunicación. En cierto momento (usted) fue visto como un héroe, y en otras ocasiones (usted) fue el ‘chico malo’. A los estadounidenses les encanta este tipo de cosas y se convencen por ellas”, decía un correo electrónico que el presidente se recibió. No era visible el remitente original.

Una vez que se transmitió por televisión la entrevista de 46 minutos, los integrantes del círculo íntimo de al Asad la aclamaron como una victoria y trabajaron rápidamente para difundir el video.

Sheherazad Jaafari, funcionaria de prensa del gobierno sirio en Nueva York e hija de Bashar Jaafari, embajador de Siria ante las Naciones Unidas, escribió: “Estoy siendo actualizada por mi padre y por medio de la embajada y del equipo de Bárbara. (Es) muy positivo. Todo Estados Unidos está hablando de esto. … Acabo de recibir la entrevista completa sin edición y se la envié a Luna para que la traduzca y la difunda localmente”.

Mientras el gobierno sirio trató utilizar a los medios para mejorar la imagen de Asad en el exterior, los asesores intentaron mantener control sobre los periodistas que violaron las restricciones del gobierno al cruzar ilegalmente la frontera siria para reportar desde el interior del conflictivo país.

“El periodista Nir Rosen ingresó a Baba Amr (la cual está cerrada) y me dijo que varios grupos de periodistas occidentales están entrando ilegalmente a través de las fronteras del Líbano, entre ellos las delegaciones de Francia y Alemania”, escribió en noviembre Khaled al-Ahmed, un hombre que tiene fuertes lazos con el régimen de Asad.

La enemistad del gobierno con los periodistas internacionales dio un giro mortal a finales de febrero, cuando la experimentada corresponsal de guerra Marie Colvin, y el reconocido fotógrafo Remi Ochlik, murieron durante un bombardeo ocurrido en la ciudad occidental de Homs.

Al-Ahmed comentó el miércoles a CNN que el cúmulo de correos electrónicos obtenidos por la red “no tienen ningún sentido” y negó la autenticidad de lo que parecía ser su correspondencia con al Asad.

Al-Ahmed parece ser un alto moderador entre el régimen y los medios de comunicación, aunque  él afirma que era un personaje de la oposición públicamente aceptado. Con frecuencia ofreció a los periodistas, entre ellos a los de CNN, acceso a zonas de oposición para “ver a las bandas armadas” y entrevistar a funcionarios gubernamentales de alto nivel. CNN rechazó en noviembre la oferta de al-Ahmed.

Entre el cúmulo de correos electrónicos están los del periodista independiente Nir Rosen, y él contradijo la declaración de al-Ahmed, al decir el miércoles a CNN: “todos mis correos electrónicos son reales, y si bien no puedo hablar por todos los 3.000 correos, certifico que por lo menos cuatro de las direcciones de correo electrónico, entre ellas la mía, son auténticas”.

En llamada telefónica desde Suiza, dijo: “Le di al régimen conocimiento público sobre el paradero de los periodistas como forma para convencerlos de que, dado que los periodistas ya estaban en Homs, ellos también podrían darme acceso”.

Otra personalidad de los medios, Hussein Mortada, jefe de oficinas de los medios para las empresas de comunicación Press TV, de Irán, y Al Alam, de Damasco, dio instrucciones al presidente después de que dos explosiones sacudieron la capital siria en diciembre.

“No es en lo absoluto de nuestro interés decir que Al-Qaeda está detrás del ataque ya que esto exonera al gobierno estadounidense y a la oposición siria debido a que (los estadounidenses) también luchan contra Al-Qaeda y Estados Unidos condenará el ataque”, escribió Mortada.

“Los canales de noticias occidentales intentaban falsificar los hechos e inventar noticias con el fin de involucrar a Irán y al Hezbolá libanés en los hechos de Siria”, dijo Mortada en un reportaje de Press TV, negando la autenticidad de la fuga de correos electrónicos de la bandeja de Asad. CNN intentó varias veces contactar a Mortada para escuchar su opinión, pero no recibió respuesta de su parte.

Los periodistas ciudadanos también fueron víctimas de las terribles restricciones del gobierno sirio sobre los medios de comunicación. Muchos resultaron heridos e incluso murieron a manos de las fuerzas sirias. Entre ellos estaban los camarógrafos amateurs Basil al-Sayed, y su primo, Rami al-Sayed. Los jóvenes fueron asesinados en hechos separados, con tan sólo unas semanas de diferencia, mientras grababan el salvaje asedio del ejército sirio en Homs.

“El ministerio de información (sirio) ha amenazado a los medios árabes y extranjeros que están ‘ilegalmente’ en Siria, mientras continúan las detenciones de periodistas y blogueros sirios”, señaló a mediados de marzo Reporteros Sin Fronteras, a través de un comunicado publicado en internet.

Los correos electrónicos filtrados revelan que entre más periodistas se atrevieron a enfrentar los tanques del ejército sirio con las cámaras, el régimen de Asad aplicó una política de “con nosotros o contra nosotros”, premiando al personal de los medios que se unió al círculo íntimo del presidente, y castigando de dura manera los informes críticos que hablan de la represión del gobierno sobre la disidencia, la cual lleva ya un año.