(CNNGo) — ¿Malteada de hongos mágicos? ¿Pizza de opio? ¿Una cubeta de whisky?
Bienvenidos a Vang Vieng, una villa que antes era ganadera, pero ahora es un destino popular debido a la venta de drogas, alcohol y fiesta, además del lugar más famoso para los mochileros en Laos.
El ascenso, o tal vez la caída de este pueblo situado en el río Nam Song y rodeado por un paisaje de mesetas de piedras calizas ha sido dramático, y su notoriedad se ha extendido muy lejos.
En este lugar ves más turistas desnudos y vomitando que cultura local e incluso se ha escrito que: “Si los jóvenes gobernaran el mundo, quizá se parecería a Vang Vieng”.
En meses recientes llegó a los titulares la muerte de dos turistas australianos mientras navegaban en una llanta en el río. Lee Hudswell y Daniel Eimutis perdieron la vida mientras realizaban la actividad más popular de la ciudad.
Pero, ¿qué se siente pasar unos días en ese lugar?
Vine por primera vez a Vang Vieng en el 2000, cuando, a pesar de los hippies que había, era un lugar tranquilo y pacífico.
En los últimos cinco años, que coincidieron con el lanzamiento de la navegación con llantas en el río, el turismo y todo lo que está relacionado con él ha acabado con la vida calmada del lugar.
La oficina de renta de llantas para el río me dijo que hay alrededor de 500 peticiones cada día durante la temporada alta. Un habitante de la zona dice que cada semana se construye una nueva casa de huéspedes.
Turistas borrachos, drogados, desvelados y semidesnudos pasean por las calles y ríos.
Y sorpresivamente, a los habitantes, o al menos a los más jóvenes, no les importa. Parecen darles la bienvenida.
Buon My, de 19 años, vino al pueblo hace tres años para trabajar en una casa de huéspedes y mejorar su inglés. “El trabajo es más fácil aquí”, dice. “El cultivo de arroz es muy difícil para mis padres y yo soy feliz aquí. Puedo usar el dinero que gano para pagar la escuela de mis hermanos menores, y cuando voy a casa la gente de mi villa piensa que tengo un trabajo increíble”.
Su familia está consciente de lo que pasa en Vang Vieng, pero los ingresos que genera hacen tal diferencia en sus vidas, que también son felices. Un día Buon espera abrir una casa de huéspedes, consciente de cuánto dinero puede ganar del turismo.
“Este lugar estará creciendo cada vez más”, predice. “En el futuro quiero tener mi propio negocio, y entonces tener dinero para mejorar las vidas de mi familia”.
La ciudad en sí misma tiene una historia inestable desde que se fundó en 1353.
Renombrada por los colonos franceses y luego usada como base área por los estadounidenses durante la guerra de Vietnam, los pobladores están acostumbrados al cambio.
El turismo llegó por primera vez gracias a los viajeros que buscaban escalar las colinas cercanas o explorar las cuevas alrededor del campo, o simplemente querían disfrutar la tranquilidad de la gente y la cultura de Laos.
Pero las cosas ya no son tranquilas.
Música a un alto volumen persiste día y noche desde cientos de bares y cafés que han surgido recientemente. Los cafés transmiten episodios de Friends y Padre de Familia, mientras que los turistas pasan su tiempo en sillones fumando cannabis o se emborrachan en la calle principal al mismo tiempo que cantan y gritan, semidesnudos usando sólo shorts y bikinis.
Las drogas son la atracción principal y las autoridades parecen hacerse de la vista gorda. Los restaurantes ofrecen todo tipo de mezclas de bebidas, malteadas de hongos y pan de ajo hecho con opio por tan sólo unos cuantos dólares.
Un lugar vende el kilogramo de marihuana en 300 dólares, en caso de que tengas planeado quedarte mucho tiempo. Una pequeña cubeta de whisky cuesta tres dólares.
Zombies en las calles
Lo único que necesitas es caminar por la avenida principal para ver a personas actuando como zombies al tratar de regresar a su hotel.
Claro, si lo logran. Porque muchos de ellos no lo hacen.
Se creó una “policía de turistas” para asegurar que todos los viajeros lleguen a su hotel, y también para arrestar a algunos desafortunados compradores de drogas, a quienes la policía selecciona al azar.
La multa es de normalmente 600 dólares, además de que conservan tu pasaporte hasta que pagues. Parece que todos forman parte de esta “feliz” atmósfera.
El río es el lugar central.
Hace diez años una pareja de empresarios comenzó a rentar llantas a los turistas para que navegaran en el río Nam Song. Ahora se ha convertido en un gran negocio y una de las mayores atracciones en Laos.
Los bares alrededor de la ruta, construidos sobre plataformas de madera en el río, ofrecen columpios, tirolesas, música y alcohol a un precio muy accesible.
Los jóvenes habitantes del lugar arrastran a los borrachos con pedazos de cuerda, ayudándoles a salir de las llantas en el agua para después llevarlos a tomar alcohol gratis.
Piensa en Apocalipsis ahora mezclado con una noche de sábado en la calle de Bangkok Khao San y entenderás a lo que me refiero.
Se ha vuelto tan popular que personas de Inglaterra y Australia vienen sólo para emborracharse en el río, y desconcertar a los habitantes que pescan ahí.
Kerry, una turista inglesa de 22 años, que hizo el recorrido desde las islas de Tailandia, se está divirtiendo como nunca.
“Es increíble, es el mejor lugar al que hemos ido en este viaje”, me comenta mientras toma de su cubeta de whisky.
“Hemos estado navegando en llantas del río por los últimos dos días. No creo haber estado tan borracha como ayer, pero el alcohol es tan barato que es difícil negarte”.
Su novio también está de acuerdo: “Nos íbamos a quedar sólo dos días, pero ya pasamos cuatro y no nos veo yéndonos mañana, si todo sigue igual”.
Algunos turistas jamás se van.
Los jóvenes europeos y australianos trabajan en los bares para obtener comida y bebidas gratis, aunque las bebidas son principalmente alcohol.
Sus actividades principales se reducen a bailar en los escenarios y escribir en sus clientes semidesnudos con marcadores permanentes para que puedan solicitar tragos gratis en los bares más adelante.
Vestidos entre una mezcla de bailarines de burlesque y de música tecno; una chica incluso se disfraza de El Hombre Araña, corren alrededor dando botellas de whisky y tratando de superarse unos a otros en lo que se refiere a la locura y el espectáculo.
Un truco de fiesta que vi al estar aquí fue como la gente vomitaba a la orilla del río mientras otra persona se quedaba abajo tragando el vómito que su compañero arrojaba. Algunas cosas simplemente son incorrectas en cualquier lugar.
El lado oscuro
En el 2011, se reportó que cerca de 22 personas habían muerto en el río, y en este año dos turistas australianos murieron.
Se estima que por lo menos hay una muerte cada mes, e historias sobre personas flotando muertas en el río abundan.
Hay muy poca seguridad. Con la mayoría de las personas ebrias, pocos policías y hospitales decentes que quedan a cuatro horas de la ciudad, los accidentes son catastróficos.
¿Estas actividades destruyen la ciudad?
Depende de como lo veas.
Sí, la paz y la tranquilidad de la villa de Laos se fueron, pero por otro lado muchos de los habitantes ya no pasan sus días cultivando arroz.
La renta de llantas para navegar en el río es un trabajo cooperativo donde las personas se van rotando cada tres meses y así todos los habitantes se benefician de los ingresos.
El número de hoteles, tiendas y restaurantes van en aumento lo que le permite a los empleados ir a otras áreas de su país y con los ingresos en dólares que tienen, más niños tienen la oportunidad de una mejor educación.
Todos estos beneficios tienen un alto precio.
Los habitantes más viejos del lugar se quejan del ruido y la desorganización de sus vidas, además del incremento del crimen y las drogas entre los adolescentes. Por otra parte, los niños están expuestos a ver cosas que normalmente sólo se ven en unas vacaciones en Cancún.
Estos factores, no han hecho que el flujo de turistas o el desarrollo del área disminuyan.
Hay planes para construir un mercado en el norte de la ciudad y un nuevo hotel de lujo se abrirá en la temporada alta este año.
Parece que la música tecno y el whisky se quedarán un largo rato, mientras los turistas sigan llegando y el río siga corriendo.
¿Cómo llegar?
Vang Vieng está a 160 kilómetros de la capital Vientiane, a cuatro horas en autobús dependiendo del servicio y a 230 kilómetros al sur de la capital real Luang Prabang.
Hay muchos hoteles en la ciudad, tanto en el río como en el centro. Los búngalos de madera también son una opción, habiendo hoteles en ambos lados del río.
Todos los hoteles tienen varias hamacas para disfrutar de los atardeceres. Champa Laos es el más popular para los mochileros.
Los hostales más baratos cuestan menos de cinco dólares la noche, mientras que los de mejor calidad cuestan entre 25 y 30 dólares, y los más lujosos van arriba de los 50 dólares.
En los últimos años cientos de restaurantes abrieron sus puertas, vendiendo comida tradicional de Laos y también comida occidental.
Los restaurantes Other Side y Banana son los más populares y, por supuesto, puedes ver un episodio de Friends en ellos.