Por Peter Wilkinson y Jim Bittermann, CNN
(CNN) – François Hollande, nuevo presidente de Francia tras derrotar al actual mandatario Nicolas Sarkozy, era el líder del Partido Socialista hace cinco años, cuando su compañera Segolene Royal se postuló para la presidencia.
El socialista nació en 1954 al norte de la ciudad de Rouen, es hijo de un médico y una trabajadora social. Estudió en el Ecole National d’Administration (ENA) en la que conoció a Royal, con quien mantuvo una relación durante 30 años.
La pareja se separó y Hollande surgió como candidato tras la caída en mayo de Dominique Strauss-Kahn, el favorito entre los socialistas para derrotar a Sarkozy.
Strauss-Kahn fue arrestado luego de que una camarera de un hotel de Nueva York lo acusara de intentar violarla. Los cargos en contra del exdirector del FMI fueros desestimados más tarde en Estados Unidos, pero se le advirtió que sería investigado en Francia bajo acusaciones de haber participado en una red de prostitución.
Algunos analistas consideran que Hollande ya se preparaba desde antes de que el escándalo estallara. La periodista Agnes Poirier dijo a CNN: “Ha preparado su campaña desde hace 18 meses, mucho antes de la ruina de Strauss-Kahn. Algunos especulan que sabía, como muchos en el partido, que Strauss-Kahn estaba condenado: su colorida vida privada siempre se interpondría en su camino a la presidencia”.
Los analistas aseguran que un factor importante que jugaba en contra del triunfo del candidato socialista era su inexperiencia en un cargo de elección popular, pese a ser miembro prominente del Partido Socialista.
El atractivo electoral del candidato de 57 años estribó en su afabilidad. “Siempre existe el riesgo de que cuando un candidato se convierte en presidente, la gente se pregunte si cumplirá con las expectativas. Es una elección, es un momento importante para un país porque debe escoger entre dos riesgos: quedarse con el candidato que va de salida o elegir al candidato desconocido. Es una apuesta”, dijo él mismo.
Durante los cinco años de la presidencia de Sarkozy, la economía de Francia ha sufrido golpes y la población mostró su rechazo hacia las extravagancias del presidente. Desde el principio, Hollande tomó la delantera de entre los 10 posibles candidatos, aunque a raíz de los atentados de Toulouse, Sarkozy recuperó terreno. Las encuestas poco a poco otorgaban mayor apoyo a los socialistas.
Entre los políticos que apoyan a Hollande se encuentra el expresidente Jacques Chirac. Su biógrafo, Jean Luc Barre, declaró al canal francés BFM TV: “En junio, dijo que votaría por François Hollande… y lo ha dicho varias veces desde hace 10 días”.
Un factor a favor para el candidato socialista fue su seguridad ante los votantes. “Los franceses quieren coherencia, estabilidad y justicia”, aseveró. “Si mi posición es favorable hoy es porque los ciudadanos quieren esforzarse por enderezar al país, y quieren ser justos y equitativos”.
Los críticos interpretan sus declaraciones como el resurgimiento de las políticas sociales del pasado, impresión que se vio reforzada gracias al primer discurso que hizo en su campaña en el que atacó a la comunidad financiera. “No quiero enloquecer a los mercados, no quiero causar problemas, sino implementar orden y normas. Tenemos que combatir los excesos financieros… los que especulan con la deuda pública y tanto daño han hecho”, dijo.
Dadas las limitaciones de las finanzas internacionales y las estructuras económicas, los observadores señalan que Hollande no tendrá el espacio de maniobra necesario para hacer el cambio radical hacia la izquierda, que llevaría a Francia a donde estaba hace tres décadas con François Mitterrand. Hollande propone aumentar los impuestos a los que más tienen, elevar el gasto social y crear miles de empleos en puestos de gobierno.
El nuevo presidente dijo en el debate televisivo con el presidente francés: “La diferencia entre nosotros es que tú (Nicolas Sarkozy) quieres menos ricos y yo quiero menos pobres”.