HONG KONG (CNN) — Desde arriba, muy por encima de la Tierra, un astronauta anunció el lanzamiento del reporte sobre la salud del planeta que una vez más muestra una imagen alarmante de consumo excesivo y explotación.
En un mensaje grabado, Andre Kuipers, astronauta de la Agencia Espacial Europea, en su segunda misión a la Estación Espacial Internacional, dijo que tenía una visión única de la Tierra.
“Desde el espacio, ves los incendios forestales, la contaminación del aire, la erosión”, dijo para el lanzamiento del reporte Planeta Vivo 2012 que publica el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).
La investigación muestra que las personas todavía consumen mucho más de lo que la Tierra puede reponer, junto con un espacio cada vez más ancho y potencialmente catastrófico entre la huella ecológica de las naciones ricas y pobres.
“El reporte es claro en cuanto a que seguimos yendo cuesta abajo, que nuestra huella ecológica, la presión que le ponemos a los recursos de la Tierra continúa aumentando, entonces ahora utilizamos 50% más de los recursos que la Tierra puede reponer y la biodiversidad sigue decayendo”, dijo Jim Leape, director general de WWF Internacional.
El reporte incluye una lista de los 10 países que contaminan más, encabezados por Qatar, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos en el Medio Este. Les sigue Dinamarca, Bélgica y los Estados Unidos. Australia, Canadá, Holanda e Irlanda les pisan los talones.
Los países se clasifican por su consumo de recursos renovables contra su biocapacidad, o su habilidad para producir recursos renovables y absorber sus emisiones de CO2. La lista es encabezada por los países de grandes recursos económicos, cuyo promedio de huella ecológica es ahora cinco veces mayor que los países de bajos recursos económicos.
Y la brecha sigue creciendo. Entre 1970 y el 2008, la huella ecológica de los países de grandes recursos económicos rozaba el 7%, dijo el reporte. En ese período, el mismo índice para los países pobres bajó un 60%.
La diferencia indica que las naciones más ricas le compran recursos a los países más pobres, quienes tienen recursos naturales disponibles para explotar, establece el reporte.
“Lo que nos hemos dado cuenta poco a poco nosotros como comunidad global es que hasta en una economía industrializada también la demanda sería directamente sobre la salud de los sistemas naturales al proveer el agua que tomamos y hacer que el clima sea estable”, dijo Leape.
“Como ves, la pérdida de bosques continúa, conforme avanza la reducción de los ríos, estás recortando los fundamentos para el desarrollo económico en esos países”, dijo.
Leape dijo que hay señales de que las grandes empresas y gobiernos toman decisiones para reducir su carga al medio ambiente. Dinamarca, por ejemplo, el número cuatro en la lista de los que más contaminan, prometió aumentar al doble la energía eólica del país y de dejar de depender de los combustibles fósiles para el 2050.
“Lo que ves ahora son compañías y gobiernos que están a la vanguardia al empezar a hacer cambios, pero esos cambios deben de llevarse hacia mercados completos y a través de todos los gobiernos. Aún no llegamos a la escala requerida para empezar a bajas las gráficas”, dijo Leape.
El impacto de los países ricos en el mundo es claro en las cifras que muestran que la mayor caída en la diversidad desde hace 40 años ha ocurrido en los países más pobres. El declive, dijo el reporte, demuestra “cómo los más pobres y las naciones más vulnerables subsidian el estilo de vida de las naciones más ricas”.
“Las dependencias de recursos externos crecientes están poniendo a los países en un notable riesgo”, dijo Mathis Wackernagel, presidente del centro de investigación Global Footprint Network, quien colaboró con WWF y la Sociedad Zoológica de Londres para el reporte.
“Usando aún mas naturaleza, mientras tenemos menos, es una estrategia peligrosa, y aún así muchos países siguen en ese camino”, dijo.
La principal característica del reporte del Planeta Vivo es el Índice Planeta Vivo que rastrea la salud de los ecosistemas del mundo, monitoreando 9.000 poblaciones de más de 2.600 especies.
Los resultados muestran un 30% de declive en la biodiversidad desde 1970, y un declive todavía más rápido en los trópicos del 60%. Sin embargo, el índice para las regiones templadas se acerca al 31%, donde algunas especies mostraron señales de recuperación después de grandes pérdidas de biodiversidad en el siglo pasado.
“Las bajas lecturas en la zona templada enmascaran un declive mucho mayor en otras partes del mundo. Ves una gran pérdida de biodiversidad a lo largo de los trópicos y en los países más pobres y yo creo que eso es el hecho más alarmante de esos índices”, dijo Leape.
El reporte salió justo cinco semanas antes de la Conferencia de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas en Río de Janeiro, conocido también como Río+20.
“Necesitamos ver un verdadero liderazgo de parte de los gobiernos del mundo que se reúnen para que se comprometan a hacer algo con este reto”, dijo Leape.
“Pueden tomar ciertas decisiones en Río que realmente podrían hacer una diferencia en términos de ajustar un nuevo curso para la economía global”.