El candidato apeló con éxtio una sentencia que lo anulaba para presentarse a las elecciones.

Por Richard Allen Greene

(CNN) — Ahmed Shafik fue el último primer ministro de Hosni Mubarak. Ahora espera convertirse en el primer presidente electo democráticamente en Egipto.

Al igual que Mubarak, Shafik es un exoficial de la fuerza aérea con lazos profundos con el poderoso Ejército egipcio. Es, en palabras de Khaled Elgindy—becario visitante en la Institución Brookings en Washington— “el candidato por antonomasia de la contrarrevolución”.

Mientras Egipto se prepara para elegir democráticamente a su líder por primera vez en la historia, Shafik, de 72 años, intenta hacerse ver como un hombre del pueblo.

La campaña presidencial de Shafik está echando mano de todas las herramientas que la era de internet ofrece para emitir su mensaje: tiene un sitio web, un canal de YouTube, un perfil de Facebook y una cuenta de Twitter. En uno de sus múltiples videos en YouTube, aparece vestido con una camiseta negra, reunido con sus simpatizantes y pellizcando la mejilla de un niño pequeño. Los afiches de su campaña lo presentan con un atuendo más formal, con traje y corbata; en sus labios se dibuja apenas una sonrisa amistosa.

En su perfil de Facebook aparece una foto de su juventud en la que aparece con el entonces presidente de Egipto, Anwar Sadat, quien ganó el Premio Nobel por lograr la paz con Israel antes de ser asesinado a causa del histórico acuerdo. En las décadas posteriores, durante el gobierno de Mubarak, Shafik fue subiendo de rango.

Al iniciar los levantamientos en contra de Mubarak, en enero de 2011, el hombre que había gobernado por tanto tiempo acomodó a sus ministros de gobierno una vez más: otorgó a Shafik, quien entonces era ministro de aviación civil, el cargo de primer ministro.

Mubarak fue derrocado dos semanas más tarde; sin embargo, Shafik se mantuvo en el poder por unas cuantas semanas más, aduciendo que tanto él como su gobierno responderían ante el consejo militar que tomó el control del país luego de la salida de Mubarak. Shafik renunció a su cargo el 3 de marzo de 2011, tras un efímero esfuerzo por evitar que Mubarak y sus aliados fueran juzgados tras su destitución.

En consecuencia, Shafik cuenta con el apoyo de quienes fueron perjudicados con la caída de Mubarak, de acuerdo con Omar Ashour, director de Estudios del Medio Oriente en la Universidad de Exeter, en Inglaterra, quien actualmente se encuentra en El Cairo.

Ashour, erudito invitado en la Institución Brookings, en Doha, señaló que entre sus simpatizantes se encuentran “los poderosos, una mezcla de empresarios y generales”.

Es posible que también cuente con el apoyo de algunos de los miembros del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) “porque podría ser capaz de mantener el status quo”, agregó Ashour, quien externó sus dudas de que Shafik gane con el voto popular. “No hay manera de que lo logre sin manipular (el voto) y, si eso ocurriese, cabe la posibilidad de que ocurra otra revolución”, señaló Ashour.

Ashour resta importancia a esa posibilidad, sin embargo, señala que sería una situación demasiado peligrosa para el CSFA dada la atmósfera tan volátil que se respira en Egipto.

Shafik ha sido el blanco del rencor de la Hermandad Musulmana, la venerable oposición islámica del país que ganó la mayor parte de los escaños en las elecciones parlamentarias tras la revolución.

En abril, la Hermandad convocó a un movimiento masivo de protesta en la plaza Tahrir en El Cairo, corazón simbólico de la revolución egipcia, en contra de las candidaturas de Shafik y Omar Suleiman, jefe de inteligencia de Mubarak desde hacía varios años. A ambos se les impidió postularse, sin embargo, Shafik apeló con éxito la sentencia.

Laura Smith Park de CNN contribuyó con este reportaje