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Por Dan Rivers


(CNN) —
Vi por primera vez al Costa Concordia brillando bajo el sol de invierno por la ventana del avión en que viajaba desde Londres hacia el aeropuerto de Fiumicino en Roma. Parecía un destello distante que yacía junto a una pequeña isla. Las expresiones de asombro y los cuchicheos aumentaron dentro de la cabina mientras los pasajeros italianos estiraban sus cuellos para ver la escena. Más tarde, volví a ver el barco desde un transbordador casi desde el momento en que dejamos atrás tierra firme.

Al acercarnos nos dimos cuenta de la enormidad del buque. Parecía un edificio de apartamentos tirado en el mar: sí, un barco, pero su orientación estaba mal. Estaba tendido sobre un costado, con el casco expuesto ante nuestros asombrados ojos. El transbordador pasó a unos cuantos metros en la ruta de entrada al puerto de la isla de Giglio y pudimos ver un trozo de roca del tamaño de un auto incrustado en el casco.

Durante las dos semanas siguientes pasé gran parte del día contemplando el naufragio y no cesaba de sorprenderme. Cada mañana mi equipo y yo descendíamos hacia el sitio en donde el enorme barco yacía sobre su costado. Desde la cima de la isla, el Costa Concordia parecía un juguete de bañera, obligado a naufragar por las manos poco cuidadosas de un niño. Este cuadro surrealista era de proporciones épicas.

Hoy que los frenéticos reportes iniciales del suceso han pasado, CNN ha formado una imagen más completa de lo ocurrido gracias a documentos, testimonios oficiales y entrevistas a decenas de expertos, miembros de la tripulación, testigos y pasajeros.

Desde la noche del 13 de enero en la que naufragó el Concordia, CNN ha investigado para averiguar lo ocurrido a bordo del barco y sus porqués. Hablamos con funcionarios de la línea Costa Cruise y con investigadores italianos que estudiaron el incidente. También hablamos con oficiales de la Organización Marítima Internacional, cuerpo que supervisa la seguridad de los cruceros.

CNN examinó a la industria de los cruceros en general desde una perspectiva amplia. Los hallazgos serán perturbadores para cualquiera que ha tomado o piensa tomar un crucero: acusaciones de instrucciones de seguridad inadecuados y caos minutos después de la colisión; un capitán que no sonó la alarma general sino hasta pasada una hora, gracias a lo cual los pasajeros no acudieron a las estaciones de botes salvavidas; una tripulación que no fue capaz de actuar sin recibir instrucciones precisas de su capitán.

En algunos casos los botes salvavidas no fueron lanzados, porque para el momento en que la alarma general sonó al fin, a las 10:48 p.m., el barco ya estaba demasiado inclinado como para permitirlo.

Nos enteramos de que en tan solo 20 minutos entraron en el Concordia 6,000 toneladas de agua, hecho fatal para un barco que pesaba tres veces lo que el Titanic. El equipo clave del cuarto de máquinas quedó inservible casi de inmediato. Los generadores de emergencia del barco estaban inundados. Las computadoras que vigilaban la estabilidad del barco también fueron afectadas.

El equipo de documentales de CNN obtuvo material impresionante del puente de mando en el que se revela que el capitán Francesco Schettino se enfrentaba a una situación que ya estaba fuera de control. Su barco tenía un agujero del ancho de un campo de futbol debajo de la línea de flotación.

También encontramos evidencia fascinante de que la decisión de Schettino de “saludar” a la isla de Giglio navegando peligrosamente cerca fue lo que causó el accidente, pero que no era la primera vez que el Costa Concordia había navegado a tan solo unos cientos de metros de las rocas.

Schettino continúa en espera del juicio por múltiples cargos de homicidio involuntario, causar un naufragio y abandonar el barco. El capitán huyó del barco en un bote salvavidas cuando el navío se hundía. En una transcripción del tenso intercambio con los oficiales de la Autoridad Portuaria se puede leer la orden que estos dieron: “¡Demonios, suba a bordo!”

Tal vez el relato más escalofriante de la noche contenido en el documental de CNN proviene de una familia que iba a bordo, los californianos Dean y Georgia Ananias y sus hijas Valerie y Cindy. Su historia, junto con el material visual nunca antes visto sobre esa noche, nos da una idea real del terror que sentían quienes trataban de escapar. Los Ananias estaban entre los últimos pasajeros en abandonar con vida el Concordia. Han viajado más de 60 veces en cruceros y hoy dicen que no volverán a poner un pie en uno hasta que la industria cambie.

Se han aprendido algunas lecciones hasta ahora. Costa ha implementado nuevas reglas acerca de las instrucciones de seguridad, chalecos salvavidas adicionales obligatorios y, de manera crucial, se está instalando nuevo equipo para rastrear con precisión a todos los barcos de la naviera y notificar a la jefatura si el capitán decide desviarse de la ruta.

Nunca he estado a bordo de un crucero; me encanta el mar y soy un navegante entusiasta. Sin embargo, ahora que conozco todas las consideraciones y cuestiones acerca de la seguridad a bordo de los cruceros, me gustaría tener algunas respuestas antes de abordar uno. Me sentiré más cómodo una vez que las reformas que recomienda la Organización Marítima Internacional se hagan obligatorias.