(CNN) — Tras 16 meses de la crisis en Siria, los observadores han esperado que ocurra un hecho clave: deserciones de los personajes más cercanos al presidente Bachar al Asad. Súbitamente parece que la válvula ha cedido. Pilotos, embajadores y hasta un general han desertado. ¿Qué significa esto?
El general en cuestión es Manaf Tlas, amigo de la infancia de al Asad y oficial de la Guardia Republicana.
Durante el gobierno de Hafez al Asad, el padre de Tlas fue jefe del Estado mayor y posteriormente ministro de Defensa, rango más alto del régimen sirio, por un lapso de 30 años. Es por ello que la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton puso especial atención en Tlas.
“Si algo nos muestra la reciente deserción hacia Turquía de la gente como él, como los generales, coroneles y otros individuos, es que los miembros del régimen y el aparato militar están abandonando el barco”, dijo.
Sin embargo, hay salvedades importantes. Tlas no ha formado parte del círculo más íntimo de al Asad desde hace tiempo, de hecho, ha estado bajo arresto domiciliario por más de un año.
Tlas ocupaba un puesto prominente, pero no es alauí, etnia que conforma solo el 12% de la población de Siria y, sin embargo, ostenta el 80% de los puestos en la poderosa Guardia Republicana. Ellos son el círculo cercano.
Según algunos informes, cuando se asigna una guardia a los suníes siempre hay un soldado alauí encargado de supervisar a los soldados.
Si el aumento de las deserciones de personajes de alto nivel indica que la élite suní, compuesta por generales, empresarios, burócratas que se habían mantenido al lado de al Asad, está abandonándolo ahora, también indica un gran cambio por venir que al final significará la caída del régimen.
Es cada vez más evidente que los suníes están retirando su apoyo al régimen de al Asad.
CNN habló con el ex infante de marina de EU, Austin Tice, quien ahora estudia leyes y dedica sus veranos a reportar desde Siria.
Dijo que hace poco se hallaba incorporado a un grupo rebelde cuando supo que los helicópteros del gobierno volaban tan alto que quedaban fuera del alcance de los misiles rebeldes; relató que el fuego de los tanques y tropas de al Asad estaba mal dirigido y parecía aleatorio.
Tice asegura que los rebeldes sospechaban que los pilotos y soldados, en su mayoría suníes, erraban deliberadamente los blancos.
Otro indicador de la disidencia es la cantidad de opositores silenciosos dentro del ejército. Según el diario estadounidense The New York Times, un número cada vez mayor de soldados sirios, muchos de los cuales carecen de los medios para huir, se están quedando en sus casas. Para garantizar la discreción y la neutralidad, estos oficiales siguen cobrando sus salarios y sus pensiones.
El dinero es la principal razón por la que el régimen de al Asad no puede durar. Se dice que la inflación es del 30%.
Según algunos informes, al Asad y sus allegados están emitiendo billetes indiscriminadamente; la libra siria se ha depreciado frente al dólar en casi un 50% en el mercado negro. Mientras tanto, el régimen se está quedando sin dinero.
El 90% del petróleo sirio que iba directamente hacia la Unión Europea ha dejado de fluir gracias a las sanciones. El turismo y el comercio se han desplomado. El apoyo económico de Irán no puede ser permanente: Teherán sufre sanciones sin precedentes.
La semana pasada se reportó que Irán está retirando su apoyo a al Asad. En una entrevista para un diario de Teherán, un embajador iraní criticó el apoyo que ha dado su gobierno al régimen sirio y dijo que era evidente que los días de al Asad estaban contados.
No obstante, este rompecabezas tiene una pieza más: la fuerza creciente de la oposición siria. El Ejército de Liberación de Siria está fortaleciéndose. Arabia Saudita y Qatar están proporcionando abiertamente armas a los rebeldes a través de Turquía, Líbano e incluso Iraq.
Los ataques de los rebeldes se han vuelto más precisos, profundizando en las ciudades principales como Damasco y Aleppo. Los diversos grupos de oposición se reúnen para crear un plan para una Siria posterior a al Asad.
La pregunta es: ¿Cómo será esa Siria?