(CNN) — Inmediatamente después de los actos terroristas del 11 de septiembre de 2001, la comunidad sij fue atacada. Confundidos con musulmanes por sus barbas y turbantes, se convirtieron en blancos fáciles para fanáticos en busca de venganza.
La primera persona asesinada en represalia por los ataques del 9/11 era un sij, dueño de una gasolinera en Mesa, Arizona, de nombre Balbir Singh Sodhi, a quien el mecánico de aviación Frank Roque le disparó en cinco ocasiones.
El sijismo, la quinta religión más popular del mundo, es monoteísta y cree en la igualdad y el servicio a los demás, según miembros de su comunidad. “No hay distinción, no hay sistema de castas”, dijo Raghunandan Johar, presidente de la Misión Guru Nanak de Atlanta. Defienden la libertad religiosa, el servicio comunitario y la inclusión. En el mundo hay 25 millones de sijes, la mayoría en India.
Más de una década después de los atentados del 9/11, la Coalición Sij, un grupo de defensa de la comunidad con sede en Nueva York, informó de más de 700 ataques o incidentes relacionados en su contra. Algunos sufrieron destrozos en sus casas; a otros les escupieron. En algunos casos extremos, los sijes fueron atacados y apaleados.
A medida que disminuían los incidentes, la comunidad esperaba que lo peor ya hubiera pasado, hasta el domingo, cuando un hombre disparó y mató al menos a seis personas en un templo sij en las afueras de Milwaukee, hirió a un agente de policía y finalmente fue asesinado por las balas de otro agente.
Funcionarios federales identificaron al atacante como Wade Michael Page, de 40 años, veterano del Ejército y que puede que defendiera la supremacía de la población blanca. Varios testigos dijeron que el hombre tenía un tatuaje del 11-S en un brazo.
A pesar de la incertidumbre sobre los motivos del asesino, lo que está claro es que el incidente ha sacado a flote el sentido de conmoción y tristeza que los sijes sintieron hace 11 años.
Rajwant Singh, del Consejo Sij de Maryland sobre Religión y Educación, dijo que los sijes que crecen en Estados Unidos no deberían sentirse como si no pertenecieran a ese lugar. “Todo el mundo debe sentirse como en casa”, dijo el domingo. “Esta nación le pertenece a todos”. Sin embargo, parece que poco ha cambiado.
Estados Unidos es hogar de unos 700,000 sijes, casi todos de origen indio. Los hombres son fácilmente identificables por sus barbas y turbantes, una tradición de hace 500 años. Su indumentaria y apariencia han implicado que con frecuencia los confundan con musulmanes y sean blanco de ataques en contra del islam.
“Nuestro aspecto es como el de Osama bin Laden y los afganos”, dijo cuando el primer ataque Suminder Sodhi, amigo de la víctima de Arizona. “Pero somos distintos a los musulmanes. Tenemos creencias distintas, una religión distinta”.
Debido a que muchos de los incidentes no se denuncian y a que el FBI no los enlista de manera específica, más bien los cataloga como delitos “antiislámicos”, es difícil conseguir cifras exactas.
A principios de este año, el diputado por Nueva York, Joe Crowley, envió una carta al Departamento de Justicia para comenzar a rastrear los crímenes contra los sijes. Solicitó que el FBI actualizara su Formulario de Informes de Incidentes por Crímenes de Odio (1-699), el cual no cuenta con una designación para los delitos en contra de los sijes, a pesar de que sí la tiene para otros grupos.
“Cuanta más información tengan nuestros organismos policiales sobre la violencia contra los sijes estadounidenses, más pueden hacer para ayudar a prevenir estos crímenes y llevar ante la justicia a quienes los cometen”, dijo Crowley.
Aquí se presentan algunos ejemplos de la larga lista de ataques que han padecido los sijes desde el 9/11:
- 15 de septiembre de 2001: Un mecánico aeronáutico de nombre Frank Roque disparó a Balbir Singh Sodhi afuera de una gasolinera en Mesa. Roque va hasta la gasolinera, dispara en cinco ocasiones y huye. Continúa y dispara contra un despachador de gasolina libanés-estadounidense y dispara en la casa de una familia afgana estadounidense ese mismo día. Cumple una sentencia de cadena perpetua.
- Diciembre de 2001: Dos hombres golpean en 20 ocasiones con postes de metal a Surinder Singh, dueño de una tienda en Los Ángeles, mientras dicen: “Vamos a matar hoy a Bin Laden”.
- Marzo de 2004: Un grupo de vándalos escribe con pintura azul de aerosol las palabras “no es su país” en la pared del templo de Gurdwara Sahib, en Fresno, California. El templo también había sufrido actos de vandalismo el año anterior.
- Julio de 2004: Rajinder Singh Khalsa es golpeado por seis hombres hasta quedar inconsciente en la ciudad de Nueva York, después de que se burlaran de él y de su amigo por su turbante. La golpiza deja a Khalsa con fracturas múltiples.
- Agosto de 2006: Iqbal Singh es apuñalado en el cuello con un cuchillo de cocina en San José, California, mientras estaba parado en la cochera de su casa. El atacante después dice a la policía que quería “matar a un talibán”.
- Octubre de 2008: Ajit Singh Chima recibe golpes de puño y patadas en la cabeza mientras estaba en su caminata diaria en Carteret, Nueva Jersey. El atacante no despoja de sus bienes a Chima.
- Enero de 2009: Jasmir Singh es atacado afuera de una tienda de abarrotes en Nueva York, mientras hombres le gritan insultos. Dos años más tarde, su padre es sujeto de un ataque.
- Noviembre de 2010: En 2010, Harbhajan Singh, taxista sij, es golpeado por dos pasajeros en Sacramento, California, y uno de ellos lo llama “Osama bin Laden”.
- Marzo de 2011: Gurmej Singh Atwal y Surinder Singh son abatidos con disparos en Elk Grove, California, mientras estaban afuera en su caminata vespertina. No eran ladrones y no tenían enemigos, dicen miembros de su familia.
- Febrero de 2012: Un templo sij en construcción, en Sterling Heights, Michigan, es pintarrajeado con grafiti en la pared representando un arma de fuego y una cruz cristiana. Alguien también garabatea “Mohmed”, quizá en referencia al profeta musulmán Mahoma.
Julie In, de CNN, contribuyó con este reporte