(CNN) — El problema, según dice el médico Brian Primack es que fumar narguile es algo hermoso.
Bronce pulido, alfombras tejidas y grabados intrincados crean una atmósfera culturalmente rica donde los amigos pueden relajarse y socializar.
Desafortunadamente, fumar un narguile (shisha o hookah, otros nombres con los que se conoce) deja en el cuerpo los mismos compuestos químicos que el cigarro. De hecho una sesión, que dura de 45 a 60 minutos, genera aproximadamente 100 veces más cantidad de humo que un solo cigarro, 40 veces más alquitrán y 10 veces más monóxido de carbono.
Una hookah es una pipa de agua con una cámara de humo, un recipiente y una manguera. El humo de sabores es creado con tres ingredientes: tabaco caliente, melaza y fruta. El humo pasa a través del agua hacia la boquilla, lo que le permite al consumidor inhalar mucho más profundamente, que como lo haría con el humo seco del cigarro.
Los bares con hookahs se han propagado durante la última década.
“Generalmente atendemos a clientes entre 18 y 20 años”, dice Lance Freeman del Egyptian Café & Hooka Bar en Indianapolis, Indiana. “Somos el lugar que la clientela elige cuando aún no puede entrar a los bares”.
El último estudio de Primack, publicado en la edición de junio del diario Nicotine and Tobacco Research, mostró que uno de cada tres estudiantes universitarios ha fumado una shisha en algún momento de su vida, y más del 50% de esos estudiantes no son fumadores de cigarros.
“En mi opinión las shishas son mejores”, dijo Freeman. “Tienen más sabor, es más suave, te da un poco de picazón en la garganta… es muy relajante”.
Primack estaba dando una conferencia en la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh sobre los peligros causados por fumar cuando un estudiante lo interrumpió y dijo: “sin ánimo de ofender, ya nadie fuma realmente, lo que ahora hacemos todos es fumar shisha”.
Ese fue el momento en el que Primack decidió volcar su objetivo de estudio hacia el mundo de las shishas. “Es un rompecabezas de la salud humana muy interesante. Los mismos químicos están dañando a muchas personas, sin embargo, muchos están dispuestos a cruzar la calle y consumirlos en una presentación diferente”.
Se necesita mejor educación para que se puedan ver las similitudes entre fumar de una shisha y fumar un cigarro, dijo Primack. En un estudio previo, las investigaciones demostraron que el 92% de los videos de YouTube mostraban a las shishas como algo positivo, comparado con el 24% de los videos donde aparecían los cigarros. Y sólo el 26% de los bares estadounidenses que ofrecen consumo de shishas usan la palabra tabaco en sus páginas web.
Primack y sus colegas analizaron las respuestas de las encuestas realizadas a 105,012 estudiantes en 152 universidades alrededor del país para este estudio. La población que fuma estas pipas generalmente está compuesta por jóvenes, varones y de raza blanca, pero también se encuentran en este grupo personas de muchas características distintas.
Los investigadores aún no saben si las shishas son adictivas. Los fumadores inhalan dos veces la cantidad de nicotina durante una sesión de shisha en comparación con fumar un cigarro, pero se necesitan estudios a largo plazo para ver si interfiere en la vida de las personas de la misma manera.