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(CNN) — El presidente colombiano dijo el lunes que el gobierno está en pláticas “preparatorias” con la insurgencia más antigua de América Latina.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) aseguraron a través de un video que se prestan al diálogo sin rencores. A continuación, cinco hechos que determinan el proceso de paz, cuya primera cita será en octubre en Oslo. 

  • Las FARC han estado en guerra con el gobierno de Colombia desde la década de 1960

Las FARC se fundaron en 1964. Adheridas a una ideología marxista y antiestadounidense, el grupo recluta a la gran mayoría de sus integrantes de la pobreza rural. Su objetivo es derrocar al gobierno.

Aunque empezó como una insurgencia y se mantiene defendiendo causas de izquierda, las FARC a veces son criticadas por dejar de lado sus creencias en pro de traficar drogas. Colombia es uno de los principales productores mundiales de cocaína y se calcula que las FARC consiguen alrededor de 500 millones de dólares al año por medio de su comercio ilícito, según el Consejo de Relaciones Exteriores.

  • Ambas partes no se han sentado desde 2002

Las pláticas de paz entre los rebeldes y el gobierno se han dado esporádicamente desde la década de 1980. Un cese al fuego negociado en 1984 incluía la liberación de una serie de combatientes guerrilleros encarcelados. Esa tregua finalizó en 1990, cuando varios miles de exintegrantes de las FARC fueron asesinados.

El último intento por conseguir la paz se vino abajo en 2002. El entonces presidente Andrés Pastrana cedió el control de una zona de aproximadamente el tamaño de Suiza a las FARC, pero suspendió las pláticas tras una serie de ataques rebeldes de alto perfil. El gobierno actuó para retomar el control de la así denominada zona neutral, y desde entonces las partes han estado en guerra.

  • Los rebeldes han sufrido importantes reveses

Desde su momento cumbre, las FARC se han reducido considerablemente en tamaño y fuerza, en parte debido a la campaña de seguridad respaldada por EU. Hasta el año pasado, se creía que el grupo contaba con alrededor de 8,000 tropas, de las más de 16,000 que tenían una década atrás.

Las FARC también han perdido a varios de sus principales líderes. En noviembre, el cabecilla del grupo, Alfonso Cano, fue asesinado en lo que el presidente Juan Manuel Santos describió como el “golpe más aplastante” contra la organización rebelde.

Las fuerzas de seguridad colombianas mataron al entonces segundo en jerarquía del grupo, Raúl Reyes, durante una incursión más allá de sus fronteras, en Ecuador, en 2008. Ese mismo año, el fundador de las FARC, Manuel Marulanda, murió por un supuesto paro cardiorrespiratorio.

  • A pesar de sus bajas, las FARC siguen perpetrando ataques

Las tropas del gobierno y las rebeldes aún siguen enfrentándose con regularidad y las FARC son capaces de seguir propiciando graves bajas.

Entre 2010 y 2011, los ataques aumentaron un 10%, según el grupo de expertos colombiano Nuevo Arco Iris. Algunos ven el incremento como una señal de un regreso, mientras que otros señalan que este refleja un desesperado intento por parte de las FARC para mantener terrenos estratégicos.

Los rebeldes siguen en control de algunas regiones lejanas, sobre todo en la jungla del sur del país.

  • EU y la Unión Europea consideran al grupo como una organización terrorista

En su lucha contra el gobierno, las FARC han incurrido en ataques, asesinatos, extorsión y secuestros.

Entre los casos de más alto perfil en los últimos años estaba el de Ingrid Betancourt, quien fue secuestrada en 2002 durante su campaña para la presidencia. Fue liberada en una misión de rescate con helicóptero en 2008. Los comandos colombianos se hicieron pasar por trabajadores de asistencia humanitaria para liberar al grupo, el cual estaba compuesto por tres contratistas del Ejército de Estados Unidos, y 11 policías y soldados colombianos.

Tras la muerte de Cano, las FARC designaron a un nuevo líder, Rodrigo Londono Echeverri, quien también es conocido como Timoleón Jiménezo Timochenko.

El Departamento de Estado de EE.UU. afirma que él ha dirigido las operaciones de cocaína de las FARC, y que ordenó a los rebeldes derribar las aeronaves de fumigación, incrementar la producción de cocaína, secuestrar a ciudadanos estadounidenses y asesinar a granjeros que vendían cocaína en pasta a compradores que no eran de las FARC. La recompensa por cualquier información que conduzca a su detención es de 5 millones de dólares.

Dana Ford y Sarah Aarthun, de CNN, contribuyeron con este reporte