Finalmente, Stewart abandonó Toronto cuatro días después y hasta el aeropuerto la acompañaron los paparazzi.

Por Juan Carlos Arciniegas, CNN

Toronto, Canadá (CNNMéxico) — Después de que el Festival Internacional de Cine de Toronto arrancara con la atención puesta sobre la actriz Kristen Stewart, quien en esta ciudad canadiense tuvo su primer recorrido de alfombra roja luego de un mea culpa y escarnio público debido a sus asuntos personales, este encuentro fílmico retomó su curso normal: la exhibición, discusión y compra de películas.

La noche anterior al inicio de la edición 37 del festival, cuando Stewart llegó en el mismo vuelo de este cronista proveniente de Los Ángeles, un trino sobre esta coincidencia desató una inmediata respuesta en Twitter.

Era un presagio de la atención que 24 horas más tarde la actriz despertaría en la premiere de su nueva película On The Road. La prensa internacional dedicó titulares, artículos y fotos a su recorrido por la alfombra roja y sus seguidores no podían estar más contentos.

Finalmente, Stewart abandonó Toronto cuatro días después y hasta el aeropuerto la acompañaron los paparazzi. Ellos buscando una foto pero ella escondida tras unas gafas oscuras para no darles el gusto de indagar en su mirada cualquier emoción que hoy esté sintiendo.

Para quienes esta cacería de celebridades no es la razón de ser de un festival, su prioridad desde el primer día ha sido el análisis de las películas.

En las filas para entrar a una proyección y donde se mezclaban prensa e industria (compradores, distribuidores, exhibidores) se podían escuchar comentarios de asombro por la transformación del actor Joseph Gordon-Levitt en la película de ciencia ficción Looper, que por cierto inauguró el festival.

En esa producción, Gordon-Levitt tuvo que representar a la versión joven del personaje -que gracias a un viaje al futuro- encarna Bruce Willis. A quienes se les preguntó, ninguno encontró en Looper elementos para ser considerada a los premios de la Academia de Cine de Estados Unidos.

Menciono el Oscar puesto que es en Toronto, y también en otros encuentros cinematográficos que se realizan por esta época del año como el de Venecia, donde se van identificando los potenciales aspirantes a dicho galardón.

En lugar de elegir Looper como mi primera película por ver en este festival, me incliné por un título que a simple vista tenía las características de una producción digna de dicho reconocimiento. Se trata de la tercera película que el director Joe Wright realiza con la actriz Keira Knightley: Anna Karenina.

La historia de Tolstoi es contada aquí dentro de un gran teatro, donde los personajes se mueven con asombrosa coordinación mientras los decorados van cambiando detrás de ellos. Es un experimento que sin duda alguna le otorga puntos en originalidad.

Mi vecino de asiento durante esta proyección no la consideró muy atractiva y opinó que de hecho se parecía a Moulin Rouge! (2001). En lo primero disentí y en lo segundo coincidí, pero poniendo a Anna Karenina muy por encima de la cinta dirigida por Baz Luhrmann.

Anna Karenina se iba convirtiendo en la primera película que polarizaba a los espectadores en Toronto. Una fuente del Hollywood Reporter lo ponía en estos términos: “La gente la ama o la odia. No hay punto medio”.

La cinta que en mi lista ocupaba el primer lugar de prioridades era The Master. La proyección fue temprano en la mañana y la sala estaba llena por quienes se preguntaban qué traería de nuevo el director Paul Thomas Anderson. En este nuevo proyecto volvía a trabajar con su musa, el actor Philip Seymour Hoffman, y con uno que el director había querido trabajar desde hace mucho: Joaquin Phoenix.

La película hace honor a su título. En la dirección, interpretación y narrativa es magistral. Sin embargo, su supuesta temática, los orígenes de una organización religiosa muy parecida a la Cienciología, fue lo que más destacaban algunos periodistas. La primera pregunta que se le hizo al director durante una posterior conferencia de prensa, tuvo que ver con ello pero Paul Thomas Anderson esquivó el tema.

No hablarlo directamente quizá sea una estrategia que le ayude a mantener libre de controversia o de publicidad negativa el recorrido que The Master inicia a partir de ahora hacia el Oscar. Habiendo ganado ya cuatro premios en el recién concluido festival de Venecia (dirección, actuaciones para sus dos protagonistas masculinos y uno de la crítica internacional) la dejan en una posición privilegiada. Le ayudará también el que alguien como el productor Harvey Weinstein, maestro de las campañas por el Oscar, la esté apoyando con su distribución comercial.

El sueño por el preciado galardón no se limita a las producciones estadounidenses o británicas. El actor Viggo Mortensen fue a Toronto porque al igual que Kristen Stewart participó en On The Road, pero también porque su corazón lo tiene puesto en Todos Tenemos Un Plan.

Esta última es la ópera prima de la directora argentina Ana Piterbarg y en la que Mortensen no solo interpreta a un par de gemelos, sino que también actúa en español e hizo las veces de productor ejecutivo. En entrevista con CNNMéxico, actor y directora no ocultaron su deseo porque Argentina eligiera a su película como la representante a la carrera por el Oscar.

Otra cinta latinoamericana que en la primera mitad de la jornada en Toronto generó comentarios fue la paraguaya 7 Cajas. El diario especializado Variety la destacó por su energía y desenfado. El que 7 Cajas sea hoy un éxito taquillero en su país y ahora se le pronostique un buen futuro en el mercado internacional, hacen que su sueño por un Oscar, o por lo menos de representar en la preselección a Paraguay, sea alcanzable.

Del Oscar 2014 también se puede estar hablando desde ya en Toronto. Muchos llegan a promocionar proyectos actuales mientras se encuentran en pleno rodaje de películas que se estrenarán el próximo año. Es el caso del méxico-estadounidense Michael Peña, quien bajo las órdenes de Diego Luna está rodando en México la película sobre la vida del líder campesino y defensor de los derechos civiles César Chávez. Un papel que según dijo Peña a CNNMéxico, lo llena a él y a sus padres de mucho orgullo.

Son más de 280 largometrajes los que se están exhibiendo en este festival y que ya concluye el domingo. Verlas todas es algo humanamente imposible pero para quienes asisten, queda la satisfacción de haber tenido temprano acceso a producciones que seguramente dominarán las conversaciones -y especulaciones- sobre los premios de la Academia. Les queda el comentario de “esa la pude ver hace meses en Toronto”.

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