(CNN) — El asiento junto a la ventana en los aviones es un lugar codiciado.
Los niños lo piden, los entusiastas de las fotografías se sienten atraídos por él. Y algunos simplemente no podemos dejar de mirar por la ventana.
Las estadísticas muestran que los pasajeros que prefieren este asiento en un avión disfrutan mucho más de su viaje. Algunos de los codiciados asientos junto a la ventana ahora son un premio, y eso podría cambiar la forma en la que nos sentimos respecto a ellos. Además, admitámoslo, todas las fotos que tomamos a través de la ventana de un avión indican que amamos estos asientos.
¿A qué se debe todo ese amor? Claro, las impactantes vistas a 9,144 metros de altura son geniales. Pero para algunos viajeros hay algo mucho más profundo que eso.
¿Puedes analizar la personalidad de un viajero dependiendo del asiento que prefiera en un avión? Claro que no, no sea ridículo. Pero hagámoslo de todas maneras.
El viajero de pasillo
Primero analicemos a los que prefieren sentarse del lado del pasillo: olvídense de la vista, estos sujetos sólo piensan en negocios.
“Las personas que prefieren el asiento del pasillo buscan terminar su trabajo”, dijo Courtney Scott, bloguera de viajes de Travelocity.
Desean un acceso rápido a la puerta de la cabina o al baño. Y para tener ese acceso están dispuestos a enfrentar las colisiones con los sobrecargos con el ir y venir de los carritos de comida.
Quienes prefieren el asiento del pasillo frecuentemente se sacrifican al estarse levantando constantemente y poner sus mesitas plegables en su posición vertical para darles el paso a los pasajeros que viajan en la ventanilla o en medio.
Los románticos de las ventanillas
Sentarse junto a la ventana no solo se trata de la vista (o de tener un soporte en el cual apoyarse). ¡Se trata de la experiencia! Estos viajeros frecuentemente son verdaderos románticos.
¿Necesitan pruebas? Busca el hashtag en Twitter #windowseat (asiento en la ventana).
“Espero poder conseguir un asiento junto a la ventana en el avión y que nadie me vea llorando…” tuiteó Bouss’n.Like.A.Bouss. Incontables tuiteros que viajan, cantan (virtualmente) el éxito de 2010 de Erykah Badu: Window Seat todos los días.
“¿Podría darme un asiento en la ventana? No quiero a nadie… junto a mí”, dice la letra. “Sólo quiero un boleto fuera de la ciudad… echar un vistazo… y un aterrizaje seguro. Solo quiero la oportunidad de volar… una oportunidad de llorar… y un largo adiós”.
Cuando de separaciones que rompen corazones se trata, el asiento del pasillo no tiene el mismo impacto cinematográfico.
Ha pasado un siglo desde que la primera aerolínea estadounidense se elevó al cielo. En ese entonces, el asiento de la ventana se convirtió para muchos en la mejor parte del viaje dentro de una industria en donde las quejas son muy frecuentes y la novedad del vuelo aéreo se ha desvanecido.
“Es un asiento que produce calma”, dice Scott.
Obtener estadísticas sobre los asientos de los aviones es difícil pero, de forma anecdótica, los primeros asientos del pasillo son “generalmente considerados los más deseados”, entre los consumidores de Travelocity, dice Scott.
El año pasado en Expedia el 21% de los clientes eligieron los asientos de la ventana, 20% escogió el pasillo, y el resto no mostró alguna preferencia particular. Una encuesta de satisfacción de United Airlines aplicada a los pasajeros del Airbus A320 mostró una ligera preferencia sobre los asientos junto a la ventana en comparación con los asientos del pasillo.
El sitio de recolección de información de los consumidores Hunch.com informa que 7 de cada 10 encuestados prefieren el asiento en la ventana.
“Los que eligen la ventana tienden a ser más jóvenes, mujeres, de estatura más pequeña y más casuales que su contraparte que prefiere el pasillo”, escribió Hunch. “También tienden a ser más afectos a la naturaleza”.
Sin embargo hay algo que está por cambiar: las aerolíneas están cargando precios especiales sobre los asientos en ventanas y pasillos. Y eso obliga a los pasajeros a elegir el temido asiento de en medio. También hace más difícil para las familias el poder sentarse en la misma fila si es que no están dispuestos a pagar el costo extra.
Las aerolíneas que tienen una cuota sobre asientos incluyen a American, Spirit, Frontier, US Airways, Allegiant, Ryan Air y Delta. Cobrar más por asientos preferentes le da la oportunidad a los viajeros de tener mayores opciones y flexibilidades, dijo Delta en junio.
Esto está cambiando “la forma en la que la gente ve al asiento junto a la ventana”, dijo Scott. “Se ha convertido en algo como un lugar premium”.
No todo es cielos azules cuando se habla de asientos junto a la ventana. El Colegio Americano de Médicos Torácicos en Estados Unidos publicó este año una nueva lista que advierte que el sentarse en el asiento de la ventana durante vuelos largos puede incrementar el riesgo de algunas personas a desarrollar coágulos potencialmente mortales llamados trombosis venosa profunda.
Las mejores vistas del cielo
Los pilotos de aerolíneas comerciales dicen que quienes prefieren los asientos junto a la ventana aman volar desde y hacia el aeropuerto de La Guardia en Nueva York; Vancouver, Columbia Británica; Sydney, Hong Kong y San Francisco.
El aeropuerto Reagan en Washington tiene una vista interesante que los pilotos conocen como río visual, dice el piloto Justin Schlechter. El avión vuela bajo sobre el río Potomac, lo que le da a los pasajeros sentados en el lado izquierdo del avión maravillosas vistas del Centro Kennedy, el Lincoln Memorial y el Centro Nacional.
Sobre el descenso a Anchorage, Alaska, Schlechter dice: “Es espectacular, con increíbles cumbres montañosas que pasan justo debajo del avión”. ¿Los mejores asientos? Los del lado derecho.
La psicología en relación con la ventana fue un factor en la creación del nuevo Boing 787 Dreamliner, dice John Barratt, director ejecutivo de la firma de diseño Teague. Barratt dijo a la revista Fortune que los diseñadores querían “traer algo de romance de vuelta” a los viajes aéreos al reconectar a los pasajeros con la experiencia. El resultado: ventanas más grandes.
Las ventanas de Dreamliner miden 48.26 centímetros de alto, 65% más grandes que el tamaño industrial estándar, según Boeing. Cuentan con un gel dentro del cristal que permite a los pasajeros el iluminar u oscurecer la luz solar con el toque de un botón.
Finalmente, un consejo de parte de la premiada bloguera de viajes Geraldine DeRuiter de Everywhereist.com: no sea el desconsiderado sujeto del asiento de la ventana. Si los rayos del sol están a toda potencia pasando a través de ella mientras los demás pasajeros están intentando dormir, por favor cierre la cortina.