(CNNEspañol) – Militares auxiliados por vehículos blindados y policías se abrieron paso este domingo entre las calles de dos barrios bajos ubicado al norte de Río de Janeiro, en un intento de retomar el control en algunas de las zonas más delictivas de la ciudad.
En la operación llevada a cabo antes del amanecer, las autoridades estatales se dirigieron a las favelas de Jacarezinho y Manguinhos, con más de 2.000 militares y policías.
La incursión tenía un objetivo a largo plazo: asegurar 40 favelas antes de que inicie la Copa del Mundo del 2014, y mantenerlas a salvo para los Juegos Olímpicos que se llevarán a cabo dos años después.
La policía informó que se incautaron drogas, armas automáticas, armas de fuego y granadas, y que fueron detenidas decenas de personas en las redadas en las favelas durante el fin de semana.
Este domingo no hubo reportes de muertos o heridos. El sábado, la policía indicó que cinco presuntos narcotraficantes murieron durante una redada en las favelas.
La policía ya ha recuperado el control de 30 favelas desde que comenzaron los operativos, en 2008, pero todavía queda mucho por delante. Cerca de una quinta parte de los habitantes de Río de Janeiro vive en las 1.000 favelas de la ciudad, muchas de ellas asentadas en las colinas escarpadas con vistas a los condominios junto a la playa.
Jacarezinho y Manguinhos son de las favelas de menor tamaño, lejos de centros de turismo. Sin embargo, se convirtieron en los centros para la delincuencia organizada y el narcotráfico después de que otras favelas fueron controladas por la policía.
La operación del domingo marca un fuerte contraste con la invasión a la favela Alemao, en 2010, cuando más de 30 personas murieron en los tiroteos.
La policía ahora anuncia con días de anticipación que va a entrar en una comunidad, para evitar mayor violencia.
Pero los críticos dicen que esto permite a los delincuentes la oportunidad de escapar a otra favela o a los suburbios.
Las autoridades dijeron que tenían previsto crear una “unidad de pacificación policial” en Manguinhos en diciembre, y en Jacarezinho en enero.
Hace tres años se adoptó un enfoque parecido en la famosa favela de Cidade de Deus, o Ciudad de Dios, donde la policía militar respaldada por el ejército tomó el control de los narcotraficantes.
“Estuvieron abandonadas por 40 o 50 años”, dijo el teniente Bruno Xavier, de la unidad de pacificación policial del sitio. “No se pueden recuperar en tres años”.
Xavier dijo a CNN el mes pasado que ahora ellos planean mostrarles a los 40,000 habitantes de las favelas que llegaron para quedarse.