Por Ana Pastor
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(CNN) – No busca protagonismo aunque asume con toda la naturalidad del mundo ser el centro de atención allá donde va. Detesta el papel de víctima a pesar de que una lesión le ha dejado fuera de la competición desde hace casi cuatro meses.
El tenis es su vida pero no va a dejar que este parón obligatorio le hunda anímicamente. Por eso, repite que no está enfermo y que compadecerse sería una falta de respeto hacia quienes realmente lo están pasando mal.
Rafa Nadal en estado puro. La primera vez que nos conocimos en persona fue justo antes de una entrevista. Me dijo que tenía que pedirme un favor. Pensé, equivocadamente, que quería una entrevista más amable, diferente a la que sometemos normalmente a los políticos. Pero no. Su petición era sorprendente por ser única. Quería la misma dureza. No quería recibir un trato especial.
La anécdota revela la esencia del personaje. La humildad es su sello inconfundible y no es fingida ni forzada. Es lo que ha visto en su casa desde muy pequeño, cuando no era una estrella, y lo reproduce ahora con su entorno, un grupo en el que tiene mucho peso su familia, especialmente su tío Toni, su entrenador.
Al encuentro con CNN acude con su jefe de prensa Benito Pérez-Barbadillo y su fisioterapeuta Rafa Maymo. Son su equipo y trabajan para él, pero sobre todo son amigos. Le acompañan, le aconsejan, están siempre a su lado. Rafa les escucha siempre aunque después de diez años en el primer nivel de la competición tiene criterio propio y lo demuestra en cada respuesta en público y en privado.
Le gusta estar informado y pregunta sobre los temas de actualidad que van saliendo durante la sesión de maquillaje. Después, no esquiva ninguna de las cuestiones de CNN.
Mira de frente y mientras contesta, sus manos suben y bajan con suavidad hasta la rodilla lesionada. La mima sin darse cuenta en esos pequeños gestos. El tiempo dirá si volveremos a ver al mismo Rafa en las pistas. Pero está claro que esta vez tampoco se va a rendir.
En 2005 los médicos le dijeron que otra lesión podía dejarle fuera de la competición para siempre. Y desde entonces lo ha ganado todo. Ese es Nadal, capaz de hacer posible lo imposible.