(CNN) – Más de 20.000 personas han sido desplazadas por los enfrentamientos entre budistas y los musulmanes rohingya en el oeste de Birmania (conocido también como Myanmar), en donde organizaciones islámicas cancelaron la festividad religiosa Eid al Adha, dijo un funcionario de la ONU el domingo.
Ese estimado lo dio Ashok Nigam, coordinador humanitario de la ONU para Birmania. Es el resultado de los combates entre los dos grupos sectarios que han dejado al menos 64 muertos y miles de casas incendiadas en el estado occidental de Rakhine.
Los enfrentamientos se produjeron en tanto que la Asociación Islámica Todo Birmania, una colaboración de cinco grandes organizaciones islámicas, cancelara las celebraciones del Eid al Adha, una festividad de cuatro días observadas por muchos musulmanes. El grupo no dio explicación para la medida, pero los residentes lo vieron como una medida de precaución tras la violencia en días recientes.
Ha habido tensión entre los budistas y los musulmanes rohingya desde mayo, cuando la violencia empezó después de que tres hombres musulmanes fueran arrestados por ser sospechosos de la violación y el asesinato de una mujer budista.
Nuevas imágenes satelitales obtenidas por Human Rights Watch muestran lo que según esa organización es destrucción masiva de edificios en un área de presencia predominante rohingya del pueblo costero Kyauk Pyu. El incendio, dijo el grupo, se extendió sobre 14 hectáreas e incluyó casas y barcazas flotantes.
El gobierno en Birmania “necesita urgentemente proporcionar seguridad para los rohingya… que están bajo un ataque vicioso”, dijo Phil Robertson, subdirector de Asia para Human Rights Watch. “A menos que las autoridades también empiecen a enfrentar las causas raíces de la violencia, probablemente sólo empeorará”.
Los rohingya son una minoría musulmana sin Estado que dicen haber sido perseguidos por el ejército de Birmania durante décadas de gobierno autoritario. Birmania no los reconoce como ciudadanos.
Los enfrentamientos entre los rohingya y los budistas –que son mayoría- han representado una prueba para la administración del presidente Thein Sein, que trata de buscar la reconciliación con los diferentes grupos étnicos de Birmania y llevar al país hacia un gobierno más democrático.
El gobierno ha enviado seguridad adicional a la región de los combates y declaró el estado de emergencia. La Presidencia advirtió el jueves que “manipuladores” detrás de la violencia serán buscados y procesados judicialmente.
La líder de la oposición Aung San Suu Kyi, hablando ante el Parlamento el viernes, pidió más presencia de seguridad y les solicitó a las autoridades que investiguen las presuntas violaciones a los derechos humanos.