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(CNN) — Un brutal tifón dejó una estela de destrucción en el sur de Filipinas, donde dañó edificios, causó deslizamientos de tierra y mató más de 320 personas, informaron este miércoles las autoridades locales.

Decenas de miles de personas se quedaron sin hogar por la tormenta, mientras agencias del gobierno y socorristas luchan por darles refugio y rescatar a los sobrevivientes.

El tifón Bopha golpeó primero la isla de Mindanao, que raras veces registra el impacto directo de los ciclones tropicales, lo que causó temores de que fuera tan devastador como una tormenta que mató a más de 1.200 personas hace casi un año.

Bopha, el más poderoso tifón que ha golpeado Mindanao en décadas, tenía vientos de 175 kilómetros por hora cuando tocó tierra sobre la ciudad de Baganga este martes por la mañana.

El mayor número de muertos se registraron en la región de Davao. Un total de 133 cuerpos fueron encontrados en ese lugar, según Camilo Gudmalin, subsecretario del Departamento de Bienestar Social y Desarrollo.

Las intensas lluvias de Bopha causaron inundaciones violentas en varias partes de la montañosa y remota región, llevándose consigo casas y decenas de personas. La tormenta inclusive afectó los esfuerzos de las autoridades para reubicar a personas en zonas vulnerables a zonas más seguras.

“En el caso de Davao Oriental, los centros de evacuación –edificios públicos y escuelas—también fueron arrastrados por las corrientes”, dijo Gudmalin. “Como resultado, algunas personas que estaban en un centro de evacuación murieron”.

Combinado con las 13 personas que murieron en otras regiones, según el Consejo Nacional de Reducción y Gestión de Riesgos de Desastres, se han reportado hasta el momento 146 muertes.

Pero muchas personas están desaparecidas, por lo que se teme que el número de muertos aumente.

“Tenemos dificultades de comunicación con nuestros equipos porque las líneas eléctricas y las señales de comunicación están caídas”, dijo Gudmalin.

Lo único que estaba claro era la fuerza destructiva con la que golpeóBopha.

“Se sintió como si fuera un terremoto porque los vientos y la lluvia eran muy fuertes”, dijo Herbert Yepis, integrante de la organización World Vision y quien trabajaba en Mindanao.

El tifón afectó a más de 213.000 personas, demolió casas y dejó atrapadas a personas en dos regiones de Mindanao y partes de la región de Visayas, de acuerdo con la agencia para desastres. Unas 170.000 personas fueron evacuadas.

La pequeña pero intensa tormenta pasó sobre varias islas del archipiélago y para este miércoles, comenzaba a dejar la isla de Palawan. Pero sus bandas exteriores continuaban empapando con fuertes lluvias otras islas, lo que aumentó el temor de más deslizamientos de tierra e inundaciones.

La tormenta, conocida en Filipinas como Pablo, era un super tifón el pasado lunes cuando todavía se encontraba a horas de tocar tierra, con vientos sostenidos de más de 260 kilómetros por hora, el equivalente a un huracán categoría 5 en el Atlántico o en el Pacífico Nororiental.

Dichos vientos son dos veces superiores a los que tenía la tormentaWashi, conocida en Filipinas como Sendong, cuyas intensas lluvias inundaron comunidades enteras en la región en diciembre de 2011, lo que causó la muerte de 1.200 personas.

Bopha también afectó a Palau, a unos 1.000 kilómetros al este de Mindanao, donde sus bandas exteriores causaron la caída de árboles, así como apagones. El tifón se dirigía a la isla nación, pero giró hacia el oeste y al final pasó al sur de dicho lugar.

Sarita Harilela y Michael Pearson contribuyeron con este reporte.