Por Barbie Latza Nadeau, para CNN
(CNN) – La bocina de un barco sonó 32 veces frente a la costa de Italia el domingo, honrando a cada una de las víctimas que murieron hace un año cuando un crucero de lujo encalló.
Los familiares de los fallecidos arrojaron coronas de flores, lirios y notas a las frías aguas en una ceremonia que marca el aniversario del accidente del Costa Concordia. Una gran roca con una placa con los nombres de las víctimas fue descendida al mismo mar en donde perdieron sus vidas.
La ceremonia marcó un fuerte contraste con el caos de hace un año, cuando la embarcación encalló con 3.200 pasajeros y 1.000 miembros de la tripulación a bordo.
Según las versiones de los pasajeros, el caos surgió cuando los pasajeros corrieron para abordar los botes salvavidas y escapar del barco. Algunos miembros de la tripulación ayudaron a los pasajeros y luego saltaron por la borda; el resto del personal pareció quedar impotente para controlar al tumulto de gente.
En la noche del accidente, muchos sobrevivientes buscaron refugio en las iglesias y otros edificios en la pequeña isla toscana de Giglio.
El domingo, en una de las iglesias, muchos sobrevivientes y familiares de las víctimas se reunieron en una misa de dos horas para recordar a los fallecidos y honrar a los buzos y socorristas.
“Vine para orar por mis colegas y los pasajeros que perdieron sus vidas”, dijo Santosh Velhal, un miembro de la tripulación del Costa Concordia nacido en Bombay y que trabajaba en el departamento de seguridad del barco.
Los hijos de Gerald y Barbara Heil –una pareja estadounidense de Minnesota que murió en el accidente- estaban entre los que viajaron a Italia para la ceremonia del domingo.
Los eventos del día también incluyeron la presentación de una placa con los nombre de las víctimas en un muro en el puerto de Giglio y un concierto de violín realizado en una iglesia local. A las 9:45 p.m., el aniversario del momento exacto del impacto, los sobrevivientes encendieron 32 luces, una por cada una de las víctimas.
Entretanto, el Costa Concordia, ahora un armazón a medio hundir, todavía está en el puerto en donde encalló. Cientos de personas trabajan día y noche para asegurarlo, pero los esfuerzos de rescate están tomando más de lo esperado. Las autoridades ahora esperan tener el barco a flote para final de junio o principio de julio y remolcarlo a algún puerto para septiembre.
Durante la ceremonia del domingo, el cielo estaba nublado y soplaba un fuerte viento.
La marea estuvo fuerte, y las olas chocaron contra el barco encallado y los botes de rescate con tanta fuerza que el personal tuvo que reforzar el equipo.
“Gracias a Dios el tiempo no era así el año pasado”, les dijo a los reporteros Karin Fogazzi, mientras veía el Concordia.
El clima fue más moderado el año pasado, cuando ella y su esposo Roberto escaparon del barco cargando a su hijo Daniel, de 10 meses, por una cuerda.
La familia fue el domingo para conmemorar el hecho, dijo, e intentar lidiar con el desorden de estrés postraumático que han estado padeciendo desde el año pasado.
El capitán del Concordia, Francesco Schettino, podría enfrentar cargos como homicidio involuntario y abandono de la nave. Otros miembros de la tripulación y ejecutivos del Concordia también podrían ser juzgados.
Schettino dijo que los administradores del crucero le dijeron que navegara cerca de la isla y ha negado las acusaciones de que navegaba a alta velocidad. Dijo que la roca contra la que el barco chocó no estaba señalada en las cartas del área.
En una entrevista con el programa televisivo italiano “Domenica In” el domingo, Schettino culpó al timonel de la nave por no entender la orden de evitar las rocas. El capitán dijo que sintió dolor por la muerte de las víctimas cada día del último año.
El día fue un sombrío recordatorio de las vidas perdidas en el accidente, pero también fue importante para que los residentes de Giglio conmemoraran un evento que cambió la vida de su isla para siempre.
“Esto no es una celebración”, dijo el alcalde Sergio Ortelli. “Este año ha sido dramático para las personas en esta isla cuyas vidas cambiaron por completo por esto. Esperamos que nuestra isla regrese a la tranquilidad una vez que el monstruo de acero sea remolcado”.
Catherine E. Shoichet contribuyó a este informe.