Por Bill Mears, CNN
Washington (CNN) – La foto de la boda muestra a la feliz pareja lista para besarse, para iniciar una aventura que ahora las ha llevado ante la Suprema Corte de Estados Unidos.
Para Karane y Jamelle Thomas-Williams, esta es una lucha para que el gobierno federal reconozca su unión. Su petición forma parte de una apelación constitucional sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo y la “protección equitativa”. Al igual que su amor las ha unido, el gran problema social ha dividido al país durante más de cuatro décadas. La pareja de Washington D.C. se casó oficialmente en octubre pasado, aunque no están casadas a los ojos de sus jefes o de sus líderes electos.
Karane sirve en su comunidad como oficial de la Policía Metropolitana. Jamelle forma parte de la Reserva de la Fuerza Aérea de Estados Unidos; como es empleada federal, no puede compartir con su pareja las más de 1.000 prestaciones federales de las que gozan los matrimonios heterosexuales: las declaraciones de impuestos conjuntas, programas de préstamos para veteranos, pensión por supervivencia, por bancarrota, permiso médico familiar y prestaciones de salud.
Según la Ley para la Defensa del Matrimonio de 1996 (DOMA, por sus siglas en inglés), para fines federales, el matrimonio se define como la unión entre un hombre y una mujer. Eso significa que las cerca de 120.000 parejas gay y lesbianas que se casaron legalmente en nueve estados y en el Distrito de Columbia son, para los defensores de la DOMA, el equivalente a novios.
“Como empleada federal y miembro de la fuerza aérea, constantemente te recuerdan que eres de segunda clase”, dijo Jamelle a CNN. “Tuve que agregar a Karane como si fuera mi hermana para que alguien la llame si muero o me pierdo en batalla, o si me lastimo mientras trabajo. Ella no puede ser mi contacto de emergencia, no puede reclamar mis restos. Para las prestaciones por mi muerte, en la sección de parentesco tuve que anotarla como ‘otro’”.
Para hacer más grande la confusión, Karane es empleada del gobierno de la ciudad de Washington. Disfruta de los beneficios de su relación con Jamelle porque el gobierno local reconoce los matrimonios entre personas del mismo sexo.
“Sin embargo, una vez que salimos de D.C., es totalmente diferente”, dijo Karane. En Virgina, en donde no se reconocen los matrimonios entre personas del mismo sexo, están consideradas como “desconocidas ante la ley”.
El debate por la finalidad y el impacto de la DOMA tras 17 años de su aprobación ha abierto una brecha entre las ramas ejecutiva y legislativa del gobierno de EE.UU. A partir de este martes, el debate se lleva a cabo en la Suprema Corte del país para escuchar los argumentos. Se espera que se emita un veredicto a finales de junio.
El tema a discusión es cómo debe intervenir el gobierno cuando se trata de un matrimonio, un asunto que tradicionalmente ha estado bajo el control de los estados. “Lo que se pide a la Corte es que decida si el Congreso está facultado para aprobar una ley federal en la que se considere que las parejas del mismo sexo que ya están casadas bajo las leyes de sus estados son diferentes a los matrimonios heterosexuales”, dijo Amy Howe, prominente abogada de apelaciones y editora del blog SCOTUSblog.com.
La disposición en la que se aplican restricciones a la ley ya se desechó en cuatro cortes federales de distrito y en dos cortes de apelaciones. En una maniobra extraña, el gobierno de Obama también abandonó su defensa de la autoridad del Congreso y dijo que la DOMA era anticonstitucional.
Jamelle y Karane aseguran que hubo química entre ellas justo después de conocerse en un club del centro de la ciudad y que sintieron que se conocían desde siempre. Estuvieron juntas por cuatro años y se casaron en octubre.
Karane dijo que fue a pedir a la madre de Jamelle la mano de su hija. En la comodidad de su hogar en Washington, parecen estar felices de estar juntas, pero la DOMA ha provocado problemas inesperados para el matrimonio a causa de las “pequeñas frustraciones”. Por ejemplo, les preocupa lo que podría pasar si Jamelle es enviada a una zona de guerra en el extranjero.
“Técnicamente, soy una persona soltera”, dijo. “No tengo protección para mi familia. Podría ser desplegada mañana y no habría nada que ayudara a mi familia. Sería sólo yo. Eso claramente es aterrador. Económicamente, hay que asegurarse de que quede cubierta la responsabilidad que tenemos la una con la otra y con nuestra familia, de lo contrario, la dejaría en una posición difícil”.
Karane agregó: “Es como si tuviéramos que hacer un esfuerzo extraordinario para llegar a donde están las parejas heterosexuales”. Ellas creen que cargan con un triple estigma social: son mujeres, negras y lesbianas.
La pareja espera tener hijos algún día, pero eso acumularía capas a las que ellas consideran reglas discriminatorias. Por ahora, esta dice que ansía el día en que sus hijos nazcan y crezcan en un mundo en el que no exista la DOMA. Sin importar el fallo de la Suprema Corte, dicen que perseverarán.
“Debería poder caminar con mi esposa y vivir nuestra vida de la mano. No deberíamos tener que estar en la incertidumbre, a la espera de la decisión”, dijo Karane. “¿Por fin nos reconocerán sin condiciones? Somos seres humanos, vivimos en una sociedad extraña, tenemos que trabajar con lo que tenemos”.
Joe Johns y Stacey Samuel, de CNN, colaboraron con este reportaje.
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