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(CNN) — Ataques con misiles en Líbano. Coches bomba en Turquía. Ataques aéreos israelíes en Siria.

Han pasado más de dos años desde la represión del gobierno de Bachar al Asad en contra de las protestas de la Primavera Árabe y, según analistas, la guerra civil que derivó de ese movimiento se ha convertido en un conflicto que amenaza a una gran parte del Medio Oriente.

El conflicto sirio ya no es una lucha interna entre al Asad y la oposición interna”, dijo Fawaz Gerges, director del Centro de Medio Oriente en la Escuela de Economía de Londres. “Es una guerra abierta de poderes: Irán, Hezbollah y Siria, Turquía, Qatar y Arabia Saudita, además de Rusia y Estados Unidos”.

Mientras tanto, dijo, la sociedad siria se está desintegrando. Y después de más de 70.000 muertes en el país, el conflicto traspasa cada vez más fronteras.

En las últimas semanas, un par de coches bomba mataron a decenas de personas en una ciudad de Turquía que ha acogido a algunos de los más de 300.000 refugiados sirios.

Funcionarios turcos acusaron por el atentado a miembros de un antiguo grupo terrorista marxista vinculado con los servicios de inteligencia de Siria.

El gobierno sirio negó su responsabilidad y dijo que Turquía, un aliado de la OTAN, había estado ayudando a los “terroristas” a recibir armas y dinero.

Mientras tanto, las monarquías del Golfo Pérsico de Arabia Saudita y Qatar han respaldado a las facciones sunitas rebeldes contra al Asad, según explicó un miembro de la rama chiita de la secta alauita. La Unión Europea suspendió un embargo de armas a Siria después de que Gran Bretaña y Francia se negaron a aceptar una prórroga.

Pero en el campo de batalla, el impulso que parecía estar en el bando rebelde a principios de este año parece haber pasado al lado de al Asad, dijo Robin Wright, analista para Oriente Medio en el Woodrow Wilson Center en Washington.

“Eso va y viene”, explicó Wright a CNN. “La tragedia de esto es que la entrada de armas solo significa que más personas van a morir y no parece que vaya a haber una salida militar probable en ambos lados en el corto plazo”.

Francia dice que Hezbollah, la poderosa milicia chiita libanesa apoyada por Irán y Siria, ha enviado a 4.000 combatientes a Siria para reforzar a las fuerzas del gobierno. Gerges dijo que los combatientes han “producido ya resultados importantes”, especialmente en la batalla en curso en Qusayr, una estratégica ciudad fronteriza.

Los ataques con misiles han golpeado ciudades chiitas en Líbano, donde el equilibrio sectario y político ha sido frágil desde el fin de una guerra civil que destruyó el país entre 1975 y 1990.

Tres soldados libaneses fueron asesinados por hombres armados no identificados que abrieron fuego contra un puesto de control esta semana, informó la agencia nacional de noticias de Líbano

Walid Jumblatt, un veterano líder político libanés y exiliado de Siria, sostiene que el conflicto amenaza con reabrir viejas heridas en Líbano. Pero dijo que confrontar a Hezbollah sobre su participación “solo nos conducirá a la guerra sectaria que está empezando en Iraq, en Siria y se extienda a Líbano”.

“Estoy más preocupado por la estabilidad de mi país”, dijo Jumblatt, el líder de la minoría drusa del Líbano, en el programa Amampour de CNN.

La lucha también se ha extendido a Iraq, donde los grupos yihadistas de ambos lados de la frontera han creciendo en fuerza, dijeron funcionarios antiterroristas occidentales en marzo.

Combatientes del Estado Islámico de Iraq, la organización afiliada de al Qaeda que ha acosado a Bagdad desde hace años, dijo que había matado al menos a 40 sirios en una emboscada contra un convoy sirio en Iraq.

Las tropas estaban siendo escoltadas por las fuerzas iraquíes para el único puesto fronterizo del gobierno sirio que aún controlaba.

“El creciente número de combatientes extranjeros que cruzan las fronteras de Siria para apoyar a uno u otro lado está alimentando aún más la violencia sectaria y la situación está empezando a mostrar signos preocupantes de desestabilización de la región en su conjunto”, expuso Navi Pillay, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos.

Luego está Israel, que supuestamente ha llevado a cabo al menos dos ataques aéreos en el interior de Siria para impedir que las fuerzas del gobierno transfieran misiles avanzados a Hezbollah.

Israel libró una guerra de un mes con esa organización en 2006 y nunca se firmó un acuerdo de paz con Siria después de las guerras de 1948, 1967 y 1973 en Medio Oriente.

Siria indicó este jueves que Rusia, su aliado más poderoso, llevará a cabo una venta de 2.010 misiles antiaéreos avanzados. Moscú ha defendido el acuerdo, diciendo que se inscribe en el derecho internacional y que los misiles no están diseñados para su uso contra civiles.

Gerges dijo que el acuerdo es una señal fuerte de Rusia a occidente: “Aléjense de Siria”.

“Rusia es la columna vertebral del régimen de Asad. Les ha proporcionado armas. Les ha proporcionado apoyo político. Ha utilizado su veto en dos ocasiones en el Consejo de Seguridad (de la ONU). Ha hecho todo lo posible para evitar cualquier tipo de intervención militar en Siria”, dijo.

Estados Unidos ha proporcionado ayuda no letal y apoyo político a la oposición siria, pero la administración de Barack Obama ha resistido los llamados para proporcionar ayuda militar a los rebeldes.

Al mismo tiempo, Washington intenta trabajar con Rusia para persuadir a la oposición y al gobierno a que negocien un acuerdo de paz que lidie con “una región amplia en conflicto”, dijo Gerges.

“Es por eso que han intensificado su diplomacia para rescatar a Siria de la destrucción sin cuartel y rescatar a toda la región a partir de un conflicto multilateral, donde la paz y la seguridad internacional y de Estados Unidos están realmente en juego”, dijo.

Pero la opositora Coalición Nacional de Siria señaló este jueves que no participaría “mientras los sirios están siendo constantemente golpeados por el régimen de al Asad con la ayuda de fuerzas externas”, dijo George Sabra, el presidente en funciones del grupo.

La oposición sigue dividida en líneas seculares y sectarias, militares y políticas. Esas divisiones han sido “un verdadero obstáculo” para las negociaciones, dijo Wright.

“Tanto Estados Unidos y Rusia han acordado que la diplomacia es necesaria, y no han sido capaces de ponerse de acuerdo al respecto, incluso, desde hace mucho tiempo”, dijo.