Los Grandes Establos, en Chantilly, Francia, fungen como museo y criadero de caballos.

Por Francesca Cumani y Sheena McKenzie

(CNN) — Si pensabas que ibas a reencarnar en un caballo, probablemente querrías haber nacido aquí.

Esa era la alocada idea que provocó que un príncipe francés del siglo XVIII, Louis-Henri de Bourbon, construyera los establos equinos más espectaculares del mundo.

La leyenda dice que el acaudalado integrante de la realeza encargó los lujosos Grandes Establos, en el norte de Francia, porque creía que iba a volver a nacer como caballo, por lo que no serviría cualquier viejo palco.

Con más de 180 metros de largo, aproximadamente del mismo tamaño que dos canchas de futbol, los establos en Chantilly no solo son una espectacular proeza de la arquitectura, sino también casa de una famosa colección de obras de arte equinas y de los ponis más raros del planeta .

Los Grandes Establos —y su adyacente Museo del Caballo— de nuevohan sido revelados al mundo como parte de un cambio de imagen que costó 3.3 millones de dólares y el cual fue dirigido por Aga Khan IV, quien a la vez es un magnate de los negocios y líder espiritual de 20 millones de musulmanes ismaelitas nizaríes.

“Será uno de los pocos museos del mundo dedicado completamente a los caballos, en todos los aspectos de la vida”, dijo a CNN sobre su gran proyecto Su Alteza el Príncipe Karim.

Reliquia rescatada

Construido hace casi 300 años, en 1719, los Grandes Establos fue uno de los edificios más impresionantes del mundo, albergando la enorme cantidad de 250 caballos y 300 perros de caza en los muy cuidados jardines y lagos del opulento Palacio de Chantilly.

Por las noches, el príncipe Louis-Henri celebraba suntuosas cenas bajo la cúpula monumental del edificio, ubicada a 28 metros de altura.

Pero con la llegada del siglo XXI, los establos y los museos se convirtieron en una polvorienta sombra de su vieja gloria.

“Fue el edificio más impresionante para caballos construido en el mundo”, dijo a CNN Benoit Junod, director de museos y exposiciones de la Red de Desarrollo Aga Khan. “El príncipe era primo del rey y creo que quería crear algo que puediera competir con los Palacios de Versalles. Sin embargo, en años recientes padeció deterioro, había problemas con las filtraciones de agua del lago y el techo necesitaba arreglos”.

Eso fue hasta que el Príncipe Karim —reconocido propietario y criador de caballos, entre los cuales quizá el más destacado fue Shergar— invirtió su fortuna en un ambicioso proyecto para transformar la vieja reliquia en un lugar de exposiciones equinas líder en el mundo.

“El alcalde se me acercó y dijo: ‘¿Te unirías a nosotros para financiar el rescate del hipódromo de Chantilly?’, dijo el Aga Khan, quien ha tenido una oficina en esa zona durante “muchos, muchos años”.

“Y le dije, ‘Pero no estoy interesado en sólo rescatar la pista de carreras. Me gustaría ampliar el espectro a todo Chantilly’”.

Hallazgo de un tesoro

Ingrese al interior del elegante museo y descubrirá una notable colección de cientos de pinturas, esculturas y objetos curiosos que representan todo, desde los caballos míticos hasta los purasangre de carreras.

Las 17 cocheras del edificio, en donde en el siglo XVIII solían almacenarse elegantes carruajes, han sido convertidas en salas de la galería y en una cafetería.

“Tenemos una extraña mezcolanza de todo, desde caricaturas del artista británico Norman Thelwell hasta destacadas obras de arte de pintores renacentistas del siglo XV”, dijo Junod.

“Existen muchos museos de caballos alrededor del mundo que se ocupan de ciertos aspectos, como las carreras o el equipo. Pero ninguno que tenga ambición de abordar la extraordinaria historia y belleza de los caballos en su totalidad”.

Pero no solo son las poco comunes obras de arte las que atraen a 160,000 visitantes al año. También conocido como el “Museo del Caballo Vivo”, la finca de exuberante vegetación es hogar de más de 30 razas de caballos, entre ellas una única en su tipo en Europa.

Entre los purasangre de medio galope y los ponis Shetland se encuentra Dilraj, de 10 años, el primer y único caballo marwari en poner un pie en el continente.

Los marwari son descendientes de los caballos, utilizados por los antiguos guerreros indios, conocidos por su valor en los combates y sus características orejas curvadas hacia adentro

Competencia hacia la cima

Colándose a las salas de la galería, también destaca la segunda carrera de caballos más grande de Francia, el Prix de Diane, la cual es para potrancas de tres años.

La prestigiosa carrera se lleva a cabo en el bello hipódromo de Chantilly, situado frente a los imponentes Grandes Establos.

Es un día especial para el Aga Khan, quien ha tenido siete purasangre que se han llevado el triunfo en la competición, más que cualquier propietario de caballos de carreras.

“Este año no tenemos competidores, tenía la esperanza de tener uno, pero la última carrera de la potranca no fue como queríamos”, dijo.

“En todas las ocasiones en que he ganado ha sido con una potranca criada en casa. El objetivo de mi granja es criar triunfadores. No compro animales de carrera, los resultados dependen de mi crianza”.

Como dice Junod, parte del atractivo del museo no solo reside en su escenario de de millones de dólares, sino también en la perdurable fascinación del hombre con estas bestias de cuatro patas.

“El caballo siempre ha sido un animal fuerte e independiente, un amigo del hombre, no un esclavo del hombre. Y creo que eso es parte del motivo por el cual actualmente todavía llaman la atención de nuestra imaginación”.