Por Manuel Torino, especial para CNN
Buenos Aires (CNN Español) – Pasaron casi cien días de la elección del Papa Francisco, pero el argentino Jorge Mario Bergoglio no deja de sorprender al mundo con sus gestos de sencillez y sus contundentes mensajes en favor de los más necesitados.
Ahora, para entender la historia, las costumbres y las pasiones del nuevo líder de la Iglesia Católica, un circuito turístico ofrece la posibilidad de descubrir su vida y obra en Buenos Aires, su ciudad natal.
El solar donde nació, el parque en el que aprendió a patear una pelota, el seminario donde se formó como sacerdote, el kiosco en el que compraba el periódico y hasta su peluquería habitual son algunos de los puntos de interés del recorrido, que atrae ya tanto a fieles argentinos como a los turistas extranjeros.
Cada fin de semana, unas 200 personas se suben a un autobús temático para seguir los pasos de Francisco en el circuito papal, como lo bautizó la oficina de turismo de Buenos Aires.
Para los visitantes del exterior, el tour es una excusa perfecta para conocer la otra cara de la Reina del Plata. Lejos de las tiendas de Recoleta, las parrillas de La Boca y de las luces de la calle Corrientes, el recorrido esquiva los destinos turísticos tradicionales y permite descubrir nueve de los más autóctonos barrios porteños.
El circuito papal
La basílica de San José de Flores es la parada inicial. Fue en esta iglesia, ubicada en pleno corazón geográfico de la ciudad, donde una primavera de 1953 un joven Bergoglio sintió por primera vez que consagraría su vida la Iglesia Católica.
“Con sus amigos se tenían que encontrar en la estación de tren para partir hacia una fiesta del día del estudiante. Pero Bergolgio entró a la basílica a rezar y cuenta que en ese momento sintió el llamado de Dios”, explica Daniel Vega, el guía turístico del bus.
A poca distancia se encuentra la casa de su infancia, también en Flores, un típico barrio de clase media porteña. Una austera placa en la calle Membrillar número 531 conmemora que allí pasó sus primeros días, hace 76 años.
Otro de los puntos de interés es el santuario de la Virgen Desatanudos, una de las devociones más populares de la Argentina, cuya imagen fue traída desde Alemania por el propio Bergoglio en la década del ochenta.
“Llegaba caminando cualquier día y se ponía a rezar en el fondo de la Iglesia”, cuenta Ricardo Aloe, uno de los sacerdotes de la parroquia San José del Talar que solía recibir al entonces cardenal. “La última vez que lo vimos fue en diciembre pasado, cuando vino como todos los años a celebrar la misa por el día de la Virgen ante una multitud”.
Un Papa futbolero
El periplo continúa el barrio de Almagro, donde queda al descubierto la otra pasión de Francisco: el fútbol. Reconocido simpatizante del club San Lorenzo –uno de los “cinco grandes” de la Argentina- solía aparecer por el estadio regularmente los fines de semana. Por estos días su figura ya se ganó un lugar en el altar de los ídolos del equipo, curiosamente apodado “El Santo”.
Al seguir los pasos del primer Papa de América latina, se revelan señales de su humildad y de su vitalidad. El bus avanza hacia los límites de Buenos Aires para detenerse en la cárcel de Villa Devoto, la única que funciona actualmente en la ciudad.
Los guardias recuerdan verlo llegar caminando cada Semana Santa para realizar la tradicional ceremonia de lavado de pies a los reclusos en la capilla interna de la penitenciaría. Durante su primera Pascua como pontífice en el Vaticano, sorprendió al repetir el gesto con convictos europeos.
“Estamos orgullosas y muy emocionadas por tener un Papa argentino. Hemos descubierto mucha de su obra recién ahora. Creo que es una obligación conocer lo que hizo Bergoglio en nuestra ciudad”, dice a bordo del bus papal Julia Elena Olivera, quien llegó junto a tres amigas desde los suburbios.
El turismo religioso, en alza
El circuito se suma al abanico de opciones turísticas de Buenos Aires en un segmento en crecimiento: el turismo religioso. Así lo entiende el ministro de Cultura y titular del Ente de Turismo porteño, Hernán Lombardi: “En momentos de retracción de visitantes internacionales al país, la oferta de la ciudad como destino de turismo religioso resulta estratégica. Hoy es una actividad que moviliza a millones de personas en todo el mundo”.
Según datos de la Organización Mundial de Turismo citados por las autoridades de Buenos Aires, los viajes religiosos parecen ser una bendición para una industria en crisis: se estima que cada año unos 300 millones de personas visitan distintos lugares de peregrinación en todo el mundo y gastan alrededor de 18.000 millones de dólares.
Entre tangos y milongas Carlos Gardel y Astor Piazzola, el autobús llega por fin a la Plaza de Mayo, en el centro histórico de la ciudad. A escasos metros de la Casa Rosada, sede de la presidencia, emergen la Catedral Metropolitana y la sede de la Arquidiócesis de Buenos Aires, donde se encuentran las dependencias en las que Bergoglio vivió y trabajó en sus años como cardenal.
Souvenirs del papa Francisco
Entre puestos de souvenirs y banderitas amarillas, los turistas pueden imaginarse al padre Jorge – como todavía lo llaman quienes lo conocieron- en su actividad cotidiana.
En la puerta de una antigua peluquería, el cartel reza: “Un orgullo haber tenido como cliente cada mes durante 20 años a Monseñor Bergoglio, hoy Papa Francisco”.
“Si cobráramos un dólar por cada foto podríamos tendríamos tanta plata que podríamos ayudar a Bergoglio en la Iglesia”, dice entre risas el peluquero Mario Saliche.
El kiosko del Papa
Cruzando la calle, en el kiosco de la familia Del Regno que le acercaba el periódico todas las mañanas, cuentan una anécdota que lo pinta de cuerpo entero. “A los pocos días de ser elegido Papa, suena este teléfono que está acá. Era el padre Jorge, que llamaba para cancelar la suscripción y para agradecernos por tantos años que le acercamos el diario”, recuerda emocionado uno de los empleados.
“Le solíamos dejar los diarios sujetados con banditas elásticas. Y él a fin de mes venía y nos las devolvía todas”, agrega.
El tour es gratuito y funciona los sábados, domingos y feriados, lo que evita el habitual tránsito porteño de entre semana, ya que se necesitaría de un verdadero milagro para en apenas tres horas recorrer los nueve lugares que visita el bus.
“Todas las semanas sumamos nuevas anécdotas de personas que lo conocieron. Es un hombre de una bonhomía y una humildad únicas”, concluyen los guías sobre el recorrido que explica la vida y obra del Papa Francisco en Buenos Aires.
Cae la tarde en Buenos Aires y los turistas se dispersan por Plaza de Mayo con la satisfacción de saber algo más de la vida y obra del papa Francisco.