(CNN) — El ministro de Defensa de Egipto, Abdel-Fatah El-Sisi, anunció la deposición de Mohamed Morsi como presidente y dijo que el jefe del Tribunal Supremo asumirá un mandato interino antes de convocar nuevas elecciones.
Por su parte, Morsi dijo en Twitter que el “golpe es rechazado categóricamente por todos los hombres libres de nuestra nación”.
“El presidente urgió a los civiles y a los miembros del Ejército a hacer cumplir las leyes y la Constitución, y a no aceptar ese golpe que hace retroceder a Egipto”, se lee en el mensaje publicado en la cuenta de la Presidencia en Twitter.
En otro mensaje del mismo canal atribuido a Morsi, se urge a mantener la paz y evitar “el derramamiento de sangre de los queridos conciudadanos”.
Fuegos artificiales y gritos de celebración se escucharon en la Plaza Tahrir después del anuncio.
Por su parte, miles de seguidores de Morsi cantaron “abajo el mandato militar” e “inválido” tras escuchar el anuncio de la salida del expresidente.
En otra plaza, en el extremo oriente de El Cairo, permanecen reunidos seguidores de Mohamed Morsi. Algunos agitaban los brazos y ondeaban banderas de Egipto.
El-Sisi dijo que las fuerzas armadas actuaron bajo la “obligación patriótica” tras vencerse el plazo de 48 horas dado a Morsi para llegar a un acuerdo con sus opositores o dimitir.
“Tenemos la responsabilidad histórica las fuerzas armadas, las fuerzas policiales (…) de salvaguardar la seguridad del pueblo egipcio”, dijo.
“Y les prometemos que vamos a responder (…) con una fuerte determinación contra aquellos que quieran protestar de manera que no sea pacífica”.
Horas antes del anuncio del Ejército y tras vencer el ultimátum impuesto por el Ejército, Morsi convocó a entablar el “diálogo” y una “reconciliación nacional integral”.
“Esta llamada debería cumplir con las demandas del público y absorberá a todas las fuerzas nacionales y políticas, y eliminará la crisis políticas que Egipto atestigua hoy”, señaló Morsi en un comunicado publicado en su sitio de Facebook.
Morsi propuso una nueva hoja de ruta que incluya la formación de un gobierno de coalición “basado en el compañerismo para lograr la próxima cita hasta que las elecciones parlamentarias tengan lugar en los próximos meses”.
Antes del anuncio del Ejército, un consejero del presidente en asuntos exteriores, Essam al Haddad, escribió que se estaba llevando a cabo un golpe de Estado.
“A medida que escribo estas líneas, estoy completamente consciente de que pueden ser las últimas que publico en esta página. Por el bien de Egipto y por precisión histórica, llamemos a esto por su nombre real: un golpe militar”, publicó el funcionario en una cuenta de Facebook del gobierno.
Gehad El-Haddad, un funcionario de la Hermandad Musulmana, tuiteó que se llevaba a cabo un “golpe militar completo” y que tanques se movían por las calles.
Los seguidores de Morsi reunidos en el este de El Cairo “morirán para evitar que ocurra” un golpe de Estado, dijo el líder de la Hermandad Musulmana, Mohamed Beltagi, a CNN.
Los manifestantes se encuentran reunidos en el suburbio de Nasr City, donde ya se ha desplegado el Ejército egipcio.
En una rueda de prensa, la vocera Departamento de Estado, Jen Psaki, dijo que EU “no está del lado de nadie” en la crisis en Egipto.
“Es un caso donde todos los lados necesitan trabajar juntos a través de los retos y los asuntos (…) no es el rol de Estados Unidos determinar los siguientes pasos y no lo vamos a hacer”.
La vocera rechazó hacer comparaciones entre la situación actual en Egipto y la registrada hace dos años, durante la revolución que expulsó del poder al dictador Hosni Mubarak, o con otras revueltas de la Primavera Árabe.
“La democracia toma tiempo y los procesos toman tiempo. Tenemos confianza en el pueblo egipcio”.
“Estamos tomando esto día a día, vigilándolo de cerca… y responderemos como se necesite”.
Tras dos años dramáticos, que siguieron a la revolución en la que se derrocó al expresidente, Hosni Mubarak, las manifestaciones contra Morsi, un islamista educado en Estados Unidos, marcaron las últimas semanas en Egipto.
Los críticos afirman que su gobierno se volvió cada vez más autoritario y que la economía del país sigue desfalleciendo, cayendo en una crisis que provocó el descontento de muchos de los egipcios pobres y de clase media que lo apoyaban, de acuerdo con los analistas.