El castigo de Bo será en parte la consecuencia de su audacia de desafiar a Hu Jintao.

Por Jaime A. FlorCruz

Nota del editor: Jaime’s China es una columna semanal que trata sobre la sociedad y la política de China. Jaime FlorCruz ha vivido y trabajado en China desde 1971. Estudió Historia de China en la Universidad Peking (1977-1981) y fue corresponsal y jefe de la delegación de la revista Time en Beijing (1982-2000).

Beijing (CNN) — Las autoridades chinas acabaron con la espera para que se sometiera a juicio al politico caído en desgracia Bo Xilai por los cargos de corrupción que se le imputan.

Persiste la duda sobre el mensaje que se enviará a la nación china con su juicio y su castigo en una época en la que el Partido Comunista impulsa su postura contra la corrupción y los excesos.

El escándalo de Bo inició en marzo del año pasado, unos meses antes de que Xi Jinping reemplazara a Hu Jintao como presidente en el cambio de dirigencia que ocurre una vez cada década.

En ese entonces, se consideraba al gobernador de Chongquing como un personaje prominente en la compleja jerarquía de la política china. Eso terminó cuando su jefe de policía huyó, pidió asilo y contó una historia descabellada que resultó ser cierta: que la esposa de Bo, Gu Kailai, había asesinado al empresario británico Neil Heywood con la ayuda de un asistente de la familia.

Xilai se somete a juicio desde este jueves, pero Joseph Cheng, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad City de Hong Kong, dice que el proceso no necesariamente girará alrededor de la impartición de justicia.

El castigo de Bo será en parte la consecuencia de su audacia de desafiar a Hu Jintao, a Xin Jinping y a otros líderes del partido al impulsar su propio “modelo Chongquing” y llamar la atención de la gente, dijo Cheng.

“Es parte de un juego político”, dijo Cheng. “Han corrido los rumores de que muchos otros líderes prominentes apoyaban a Bo, que éste tenía la ambición de reemplazar a Xi Jinping. Incluso después de que se nombrara oficialmente a Xi como jefe del partido en noviembre de 2012, las negociaciones políticas continuaban y trataban la cuestión de cómo lidiar con Bo Xilai”.

El castigo que Bo reciba enviará un mensaje sobre la seriedad con la que el gobierno se está tomando el combate de la corrupción política, señalaron algunos expertos.

“Gobernador con puño de hierro”

Aunque en las acusaciones no se mencionan los montos específicos, las fuentes dicen a CNN que se acusa a Bo de aceptar sobornos de 20 millones de yuanes (41 millones de pesos) y de desviar seis millones de yuanes (12.5 millones de pesos).

Como jefe de Chongquing, el carismático Bo gobernó con puño de hierro y combatió el crimen organizado mientras promovía la “cultura roja” que, de acuerdo con sus críticos, se remontaba a la era autoritaria del difunto presidente Mao.

Sus admiradores le atribuían haber defendido la igualdad y la justicia social al brindar viviendas asequibles y al encarcelar a los funcionarios abusivos y a los mafiosos.

Los críticos descalificaban a Bo y decían que era “un payaso en la política de China” por actuar como si fuera un dictador autoritario que recurría a medidas extrajudiciales para librarse de sus enemigos; decían que era un hipócrita que asumía posturas populistas mientras gozaba de una vida de lujos y privilegios.

“El caso de Bo Xilai es un caso aislado”, dijo el abogado chino Shang Baojun. “Esto tiene más relación con su personalidad. No significa nada. Tal vez no sea muy corrupto, pero su fuerte personalidad y sus muchas actividades ridículas propiciaron su caída”.

Mo Shaoping, abogado que ha defendido a disidentes políticos, dice con escepticismo. “Creo que la anticorrupción en China es un asunto sistémico, no se trata solo de un caso aislado”, dijo Mo.

“Muchos ciudadanos comunes piensan que todos los funcionarios son corruptos y que no debería permitirse que nadie se salga con la suya. Esta tal vez sea una postura extrema, pero refleja la postura de que la anticorrupción en China es un asunto sistémico”.

“Hijo de la revolución”

Bo, de 64 años, es un taizidang (príncipe), término que se refiere a los hijos de los veteranos de la revolución que presumen de sus contactos políticos y de sus influencias. Su difunto padre, Bo Yibo, fue un revolucionario contemporáneo de Mao y del exlíder Deng Xiaoping.

A lo largo de los últimos 30 años, Bo ascendió al poder como alcalde, gobernador provincial, ministro de Comercio y miembro del Politburó, el poderoso órgano de toma de decisiones del Partido Comunista.

Bo atrajo la atención en 1993, cuando se convirtió en subsecretario del partido y alcalde de Dalian. Se le atribuye el éxito rotundo de haber transformado a Dalian, que era un puerto insignificante, en una ciudad moderna.

Más tarde, en 2001, lo nombraron gobernador de la provincia de Liaoning. En 2004, Bo finalmente tuvo la oportunidad de incorporarse a la élite del comité central y se mudó a Beijing para asumir el cargo de ministro de Industria y Comercio.

En 2007, se le otorgó un escaño en el Politburó y lo nombraron jefe del partido en Chongquing, en donde era famoso por haber encabezado dos importantes campañas conocidas como chang hong da hei: “cantar en rojo” (entonar canciones revolucionarias) y “luchar contra lo negro” (combatir el crimen organizado).

Una de las campañas tuvo como objetivo promover el pasado comunista de China y se cantaron canciones revolucionarias en público que se remontaban a los viejos valores comunistas que inspiraron la nostalgia por los días del presidente Mao. Otra fue una complicada lucha contra el crimen y las mafias.

Los medios chinos presentan el inminente juicio como una muestra de determinación de la dirigencia China en el combate a la corrupción. Algunos internautas chinos coinciden.

“El que se haya acusado a Bo ya es una mejora en el sistema judicial de China”, escribió Zangrenxiongqi en Weibo, el sitio de microblogging estilo Twitter de China. “Demuestra la determinación del gobierno central en la lucha contra la corrupción”.

“Esto sirve para demostrar que sin importar lo poderosa que sea una persona, si infringe la ley habrá un castigo”, agregó otro internauta.

Sin embargo, otros se mostraron escépticos.

“Esta es una lucha entre los grupos de intereses, no es la primera vez que esto ocurre”, escribió Riyuezhiguangjushi en Weibo. “Cuando Jiang Zemin estaba en el poder, destituyó a Chen Xitong (exalcalde de Beijing). Se entiende que Xi quiera eliminar a Bo Xilai y Deng Xiaoping incluso destituyó a Hua Guofeng (jefe del Partido Comunista y rival). Esto es política, no existe lo correcto ni lo incorrecto. Solo que ‘quienes ganan se vuelven emperadores y quienes pierden se vuelven bandidos’”.

El juicio de Bo se celebra en Jinan, la capital de la provincia de Shandong en el este de China, lejos de su base de poder en Chongquing, en donde Bo todavía tiene cierta influencia.