Por Adriana Hauser, CNN

(CNN Español) – Muchas familias de inmigrantes en Estados Unidos viven con el temor de que uno de los suyos sea deportado. Y esa realidad tocó a la puerta de la familia Soza. Ronald y Marisela Soza vivían con sus dos hijos desde hace 17 años en una ciudad ubicada al Sur de la Florida.

Pero de la vida que tenían queda muy poco: llamadas de larga distancia y su perrito. “No pensamos que se iban a llevar a nuestro padre. Ya se habían llevado a mi mama”, dice Cesia Soza, una joven estudiante de 17 años que quedó, junto a su hermano Ronald de 14, bajo la tutela de una representante legal después de la deportación de sus padres.

Su madre fue deportada hace casi cinco años. “Ella me fue a dejar a la escuela y cuando volvió a casa los agentes de inmigración la estaban esperando”. Su padre fue deportado a principios de septiembre. “Afligido. Es muy difícil estar sin mi papá y mi mamá aquí”, dice Ronald.

Los niños están bajo la tutela de Nora Sándigo, una activista nicaragüense que se dedica a ayudar a familias afectadas por las leyes inmigratorias. Sándigo considera “una tragedia” la situación de los hermanos Soza. “Han perdido todo. Han perdido a sus padres, han perdido su casa, han perdido su negocio y todo lo que tenían en su vida”.

Cesia Soza nació en Nicaragua pero reside legalmente en Estados Unidos bajo un programa conocido como Acción Diferida que otorga la residencia legal temporal a hijos de inmigrantes indocumentados que cumplan ciertos requisitos. “Vine cuando tenía 18 meses y nunca conocí el país en el que nací”.

Su hermano Ronald es ciudadano estadounidense. Dice que no habla bien español y considera que puede lograr más en Estados Unidos que en Nicaragua.

En Junio de 2011, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, o ICE por sus siglas en inglés, autorizó a su personal a usar discreción a la hora de procesar casos individuales. Entre las directivas está contemplado centrarse en criminales peligrosos en vez de personas con buena conducta y lazos familiares en Estados Unidos. Cesia y Ronald Soza tenían la esperanza de que esa discreción se aplicara a su familia. “Nunca creí que iba a pasar con nosotros”, dice Cesia.

Mediante un comunicado ICE aseguró que usó discreción con el señor Soza. Un portavoz de la agencia federal explicó que después de una detención inicial en 2012 se le pemitió a Soza regresar a casa bajo ciertas condiciones. El acuerdo incluía citas frecuentes con las autoridades y permanecer dentro de un perímetro determinado. ICE afirma que Soza cometió 39 violaciones de ese acuerdo.

Cesia Soza dice que su padre simplemente llegó unos minutos tarde a las citas y que salió del perímetro permitido por razones de trabajo. “No es que no llegó. Tal vez llegó unos minutos tarde y eso lo contaron como no llegar. Él también tuvo que hacer todo lo que hacia mi mamá. Nos tuvo que llevar a la escuela, nos tuvo que recojer, nos tuvo que llevar a citas con el doctor, todo eso él tenía que cumplir. Además tenía que trabajar”.

Cesia y Ronald Soza no saben en que acabará esta situación. Por lo pronto se dedican a sus estudios y a mantenerse en contacto cercano con sus padres, así sea a distancia. “En realidad estamos separados pero todavía estamos unidos”, dice Cesia y agrega que “no pensamos dejar de ser así”.