Por Ben Wyatt
(CNN) — La reunión del comité ejecutivo de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), programada para este jueves, será determinante para decidir el futuro del controversial Mundial de fútbol Qatar 2022.
Eso es porque el punto 25.2 de la agenda verá una discusión sobre el futuro del máximo organismo del balompié mundial, el cual no ha estado exento de casos de corrupción. Por eso CNN te presenta algunas razones por las que la reunión del jueves será trascendental para el organismo rector del deporte más popular del planeta.
1) La credibilidad de la FIFA está en juego
El esfuerzo reciente de la FIFA para terminar con el racismo en el juego fue admirable y con un marcado contraste a la situación absurda de años recientes en la que el miembro del comité ejecutivo de la FIFA, Mohamed bin Hammam, fue suspendido de por vida, mientras que sus compañeros Amos Adamu y Reynald Temarii fueron multados y suspendidos por razones de corrupción y sobornos.
Su involucramiento en los sistemas de votación que dieron lugar a la cuarta presidencia de Joseph Blatter y a que Qatar organizara el Mundial 2022 mancharon los resultados a los ojos de muchas personas.
La decisión de conceder el torneo de 2022 a Qatar, una nación desierta cuyas temperaturas en julio a menudo alcanzan los 50 grados centígrados y una ubicación que incluso el director del comité médico de la FIFA, Michael D’Hooghe, aconsejó que podría no ser el clima más hospitalario para los miles de aficionados al fútbol que se van a congregar, generó muchas críticas.
Muchas de esas críticas vienen de las grandes ligas europeas, infelices por el impulso para organizar el Mundial 2022 en invierno en lugar de verano. Ahora es tarea de la FIFA mostrar liderazgo y encontrar una solución que ayude a contener el reclamo de los disidentes.
Si las discusiones en Suiza llevan a que el Mundial 2022 se cambie a invierno (o a otro lugar) debido a los miles de millones de dólares (The New York Times valuó la candidatura de Qatar en 50,000 millones de dólares) que se han gastado en el proceso de candidatura, ¿dónde queda la credibilidad de por sí inestable de la FIFA?
2) El legado de Joseph Blatter
La disposición presente en la agenda para limitar la duración y edad de un presidente de la FIFA del comité ejecutivo que se llevó a cabo en mayo, podría sugerir que Joseph Blatter siente que tiene mucho trabajo que hacer como director del juego global.
Blatter tiene sus críticos, por sus improvisados y polémicos comentarios a la prensa. Su sugerencia previa de que las mujeres podrían vestir “shorts más ajustados” para mejorar el atractivo de su juego, que los homosexuales deben “abstenerse de actividades sexuales” si viajan a Qatar para el Mundial y que el adulterio del excapitán de Inglaterra, John Terry debe “aplaudirse” en los países latinos, no han contribuido a mejorar su reputación.
La sanción y suspensión o prohibición de funcionarios corruptos de la FIFA (muchos de los cuales trabajaron de cerca de Blatter) y su lengua suelta, sin duda han definido la administración del suizo al frente del órgano rector del balompié global.
“La percepción pública de la FIFA y el punto de vista de la FIFA no parecen conectarse de ninguna forma”, dijo recientemente a The New York Times, Alexandra Wrage, quien este año renunció al Comité de Gobernanza Independiente de la FIFA. “La desconexión es bastante alarmante”, agregó.
Sin embargo, fue por medio del impulso de Blatter que la FIFA se convirtió una de las organizaciones internacionales grandes en reconocer a Palestina como nación y como muestra su trabajo reciente para aliviar las restricciones para que los jugadores palestinos pudieran viajar a través de Israel.
También fue bajo su mandato que Asia y África organizaron un Mundial por primera vez. Con Rusia organizando el torneo de 2018 también hará su debut como sede mundialista un país con historial socialista. Blatter siente que un Mundial en Medio Oriente sería su mayor gloria, a pesar de votar para que Estados Unidos lo organizara en 2022, pues sería una gran derrota personal para el suizo no poder llevar una Copa del Mundo en un país de corta árabe.
3) El dinero sí importa
El plan que muchos consideran como el mejor para acabar con la crisis por Qatar, sería reprogramar el Mundial a un momento del año con mejores temperaturas para jugar fútbol, por ejemplo, alrededor del mes de noviembre o enero, cuando las temperaturas están alrededor de los 20 grados centígrados en promedio.
Para llevarse a cabo esta idea se tendría que alterar hasta por seis semanas el calendario de las ligas y una tradición de 100 años de algunas de las franquicias más lucrativas del mundo, incluida la Liga de Campeones de Europa, la Liga Premier Inglesa, La Liga de España y la Serie A.
Mover los partidos significa cambiar muchos de los eventos por los que los medios han pagado miles de millones de dólares, además de un problema para amarrar contratos para el futuro. Los administradores del fútbol europeo recientemente se habían ajustado a la idea de un movimiento a invierno pero esto podría ser solo su primera posición para negociaciones más complejas que a final de cuentas pueden necesitar pagos de compensación.
Además de esto, Fox Sports y Telemundo pagaron 1,000 millones de dólares por los derechos de transmisión del Mundial 2018 y 2022 en América con base en que el evento se llevaría a cabo en junio. Las intrincaciones jurídicas de cualquier cambio podrían ser complejas y tardadas, por lo que es posible que el comité ejecutivo estudiará las soluciones potenciales al conflicto antes de apresurar una decisión definitiva.
4) Catalizador cultural para Qatar
Si la FIFA fuera a tomar la opción de cambiar el Mundial 2022 de Qatar, ¿qué impacto tiene eso en el estado del golfo?
Las acusaciones de que Qatar apoya una forma de esclavitud para los trabajadores extranjeros y que tiene leyes prohibitivas que sancionan la actividad homosexual son solo dos áreas que han estado bajo escrutinio de los medios occidentales recientemente.
Si la organización de eventos deportivos internacionales realmente actúa como catalizador para mejorar los derechos humanos es algo cuestionable pero sin duda, la exposición de la cultura de Qatar al mundo, y viceversa, es un resultado inevitable de organizar uno de los eventos más televisados en la historia de la humanidad. Los defensores como Blatter afirmarán que el potencial para un mayor entendimiento entre culturas diferentes se perdería.
Para añadirse a la intriga de la reunión, el exabogado de Nueva York, Michael García, director de la parte investigadora del comité de ética de la FIFA (tres comités y contando), anunció a principios de esta semana que visitaría todas las naciones que presentaron su candidatura para los Mundiales 2018 y 2022 para evaluar su proceso de candidatura.
Una señal de preocupación que añadió Mark Pieth, director del Comité de Gobernación Independiente de la FIFA, cuando le dijo a CNN que tenía “dudas muy serias” sobre el procedimiento que otorgó el torneo a Qatar.