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Por Jacque Wilson

(CNN) — Podrías beneficiarte de bajar la temperatura del termostato en tu oficina un par de grados hoy, a pesar de las temperaturas más que frías allá afuera. Eso podría ayudarte a perder peso, según un artículo publicado esta semana en la revista científica Trends in Endocrinology & Metabolism.

La exposición regular a temperaturas ligeramente frías ayuda a las personas a quemar más calorías, de acuerdo con los autores del artículo, quienes estudiaron este fenómeno durante más de una década.

“La mayoría de nosotros se expone a condiciones en interiores el 90% del tiempo; vale la pena explorar aspectos de salud de temperaturas ambiente”, dijo el autor principal, Wouter van Marken Lichtenbelt. “¿Qué significaría si dejáramos a nuestros cuerpos trabajar de nuevo para controlar la temperatura corporal?”.

En los últimos 10 años, Lichtenbelt y su equipo descubrieron varios factores clave de la relación entre la grasa y la temperatura.

En 2009 se descubrió algo llamado tejido adiposo marrón (o grasa marrón) en los adultos humanos. Anteriormente, los científicos creían que la grasa funcional marrón solo se encontraba en los niños. La grasa marrón es diferente de la grasa blanca que asociamos con la obesidad.

Se cree que la grasa marrón juega un papel en la termogénesis sin temblor, una forma de producción de calor que ocurre en tu cuerpo cuando no tiemblas, es decir, cuando la temperatura es fresca, pero no fría. En los estudios en animales se muestra que la termogénesis sin temblor activa las células de grasa marrón, que queman calorías para crear calor.

Lichtenbelt y su equipo encontraron que la termogénesis sin temblor es débil en las personas con obesidad y en las personas mayores. Y esas personas con obesidad tienen menos tejido adiposo marrón que las personas en un rango de peso normal.

También encontraron que perder peso puede ayudar a las personas con obesidad a aumentar su actividad de grasa marrón.

Más recientemente, Lichtenbelt y su equipo mostraron que un “periodo de aclimatación al frío” de 10 días aumentó el tejido adiposo marrón y la termogénesis sin temblor de los sujetos del estudio.

Después de pasar seis horas diarias en temperaturas de 15 grados centígrados, los participantes temblaban menos y estaban más cómodos en el frío. En los resultados se sugiere que “un ambiente interior variable, con exposiciones frecuentes al frío, podría ser una forma aceptable y económica de aumentar el gasto de energía”.

Así, que, ¿qué significa esto para ti?

Lichtenbelt sugiere variar la temperatura en tu casa y oficina algunos grados a lo largo del día. Dejar que la temperatura interior aumente y descienda alentará a tu cuerpo a ajustar su temperatura interna, dice, y aumentará tu gasto de energía.

“Un exposición más frecuente al frío no va a salvar el mundo (de la obesidad), pero es un factor serio a considerar para crear un ambiente sustentable junto con un estilo de vida saludable”, dijo.